"Capítulo 34"

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Un rugido llamo la atención de todos. La luna llena ya había salido por completo y el eclipse estaba comenzando.

Thea quien también comenzaba a ser afectada por el acontecimiento, pido a su novia que la llevará a la otra jaula y que la encadenara, pues el estar cerca de un alfa original y aún no sabiendose controlar del todo, temía perder el control y terminar lastimando a alguien.

Beth se llevó a si novia he hizo lo que le pidió.

Pronto aquel lugar se llenó de ruido tan desgarradores, que el solo escucharlos, podrías darte una idea de lo doloroso que era para los lobos el transformarse por primeras veces.

Estando tan cerca como los demás chicos estaban, podías escuchar el crujir de sus huesos, los cuales se rompían para darle paso a su crecimiento. La transformación era una de las partes más feas para los primeros Lobeznos, aunque después de ello, todo parecía mejorar.

Los gritos cada vez eran más fuertes. James se paseaba de un lado a otro chocando con las paredes, de rodillas en el piso comenzó a ver cómo sus uñas crecían y sus manos se volvían peludas, todo aquel procedimiento por mínimo que fuera eran realmente doloroso.

Llegado el eclipse al punto, la transformación fue más rápida, los huesos de los pies habían creció el doble o quizá el triple de lo que era un lobo alfa normal, sus brazos también eran mucho más largos que el de los otros, su trompa era mucha más tenebrosa también y ni decir de su cuerpo entero.

Aquella imagen dejó a los demás chicos boquiabiertos. Ninguno, ni en sus más remotos sueños, había pensado en que algo así sería posible.

Aquella cosa mendía como tres metros y medio de alto, sus garras parecían que podía cortar con solo verlas, sus dientes eran tan amenazantes que de solo verlos te retirases de todo.
Su pelaje parecía ser tan suave y brilloso, el gris de esto imponía más de lo que los ya vistos podían provocar, y ni que decir de sus ojos, aquellos ojos grises brillantes con salpicaduras rojas, hacían que hasta el más fuerte se rindiera en su presencia. Lo que decía su abuelo era realmente verdadero, o fue como Jaret lo sintió, pues no pudo sostener la mirada en ellos por más de tres segundos.

En un movimiento rápido, James arrancó las cadenas y se abalanzó  sobre ellos, siendo rebotada por las barras de la jaula.
Estando en su estado salvaje no entendía que debía quedarse ahí, por lo que lo intentó una y otra vez, rugiendo y aullando.

La jaula no resistiria más, por ello era que Vanessa los había acompañado. Tomó la bolsa que colgaba de su costado y sacó unos botesillos que contenían un polvo rojo en su interior.

–Tomen esto, esparsanlos por alrededor de la jaula.

–¿Qué es esto?

–Es polvo de lirio rojo, ayudará a mantenerla dentro de la jaula.

Sin esperar más, tanto Beth, como Derek y ella se pusieron a esparcir el polvo a los alrededores, una vez terminado, Vanessa levanto un hechizo que provocó un campo de fuerza sobre la jaula, para así mantener aún más el control.

Beth volvió con su novia para ver qué todo estuviera bien, la chica ya se había transformado, pero a
diferencia de ella, Thea lograba mantener un poco mejor el control, si, daba vueltas he intentaba salir también, pero era mucho menos fuerte que la otra, pues está sabia que no debía hacerlo.

–Tranquila mi lobita, todo está bien. –Susurro levantado la mano.

Thea pareció entrar en razón al escuchar su voz y ver su mano, pues ella se retiró y se agacho, tal cual fuera un cachorro arrepentido de sus acciones.

Mestizos (Unión De Mundos)Where stories live. Discover now