Capitulo 20

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Viktor siendo amargo y conservador en lo necesario mostró todo menos empatía con el resto del mundo que lo rodeaba. La amistocidad de su tío era uno de los factores principales que le permitieron mejorar su personalidad y comprender que no todas las personas se regían por reglas concientemente.

Para él no era el caso, orden que daba era una orden que se realizaba sin importar las causas o consecuencias que se bridaran, ese era el poder que le inculcaron desde muy joven, el poder de un alfa dominante. Pero esas creencias parecían ser vagas con respecto al famoso omega que se propuso a acompañar parcialmente.

El tema de un embarazo había mejorado la situación temporal entre ambas familias aunque el omega lo desconociera. Si Alexander llevaba en el vientre sangre de un Vyazensky no solo la brama entre ambos grupos hubiera parado, Viktor no se atrevía a lastimar ni al omega ni a su familia de ninguna manera.

El caso era diferente, el omega no estaba esperando ningún bebe por lo que los planes seguirían su fúnebre curso; sin embargo, sus pensamientos solían jugar en su contra mostrando mayor atención en el omega del que debería dedicarle e inconcientemente acercandose sin necesidad cada vez que lo retaba.

A veces su mente lo analizaba de más, inquietandole la idea de una especie de unificación pre destinada por la forma en la que su lobo se abalanzaba al joven omega cada vez que tenía oportunidad, como la primera vez que lo presenció en celo y como su intinto se ponía a tope por el olor de sus feromonas. Descartaba esas ideas al categorizarlas como "estúpidas". De índole ficticio e irreal. Un dominante como él no caería por algo así, se encargaría de encontrar mayores opciones.

Había sido accesible con los términos desde un comienzo, Alexander de la Cruz sabía a lo que se enfrentaría si rehusaba a obedecerlo.

Esperaba que no todo fuera exacto, por supuesto el omega le llevaría la contraría como si fuera sistemático. Cuando estuvo a punto de mandar más alfas a buscarlo y a traerlo por la información precisa de una breve reunión entre el omega y su padre, detalles de como Alexander regresaba por su cuenta lo detuvieron.

La presencia sombría del castaño al ingresar a la habitación en común fue lenta, el alfa trató de guardar la calma y la mente fría ante su desobediencia o eso fue lo planeado. Pero el olor desconocido impregnado en Alexander no era esperado.

Con la mirada perdida Alexander daba cortas palabras pero Viktor se dedicó a reconocerlas, sus sentidos detenidos percibiendo las diferentes feromonas en el omega acapararon su atención. Por su olfato, la proximidad de otros alfas no solo parecían ser adheridas por el ambiente, estaban tatuadas en su cuerpo por un contacto directo.

Siendo algo muy extraño en su persona, estaba fastidiado por ello.

Dejando de percibir el olor, decide fijar su mirada en el omega con expresiones decaídas y ojos rojos.

—Creí decirte desde un comienzo como se llevabarían los asuntos en los que te involucrarías.— Empieza con tono lo suficientemente rudo como para no ser notado. Alexander levanta la cabeza sin muchas ganas y asiente.

—Lo dejaste muy claro pero no tenía idea de que los planes se cambiarían de un momento a otro. ¿Será que el señor alfa puede comprender eso y puede dejar de mirarme como si hubiera cometido un delito?— Dice Alexander mientras empieza a caminar hasta llegar a la cocina, donde se detuvo a tomar un vaso de agua para hidratarse.

Cuando pudo alcanzar un vaso mediado de la encimera, el cuerpo del alfa se interpuso entre el omega y el refrigerador. Alexander detiene sus pies y se cruza de brazos imitando la mala cara del alfa.

—¿Debo tomar tus palabras como una broma e ir por tu padre justo ahora? Fuí claro, no me gustan las sorpresas.— Confirma Viktor posicionandose más cerca.

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