Capitulo 32

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Vyazensky Reing Energy, abreviada como VR Energy, conocida muldiamente como una corporación multinacional rusa y un conglomerado millonario enfocado en petróleo y energía, era una dinastía familiar muy adinerada nombrada como la oligaquía rusa en todas las letras.

Formar parte de algo tan grande despertaba su emoción y ahuyentaba cualquier insípido pensamiento en el castaño.

El alfa sentado a su lado no lo ignoraba como comúnmente ocurría a propósito, solo contestaba llamadas y por como lo escuchaba, al llegar se ejecutaría una junta directiva que informaría los cambios prematuros.

Alexander mira su reloj instintivamente, pero ni se percata de las manesillas solo en el diseño de lo que portaba en su muñeca. Se sentía raro llevar algo que el ruso había destinado para él, en especial cuando se notaba algo de dedicación al elegirlo, este era exclusivo.

Le ponía nervioso pensar de más por las razones de aquel presente, paso por su cabeza agradecerle en el desayuno pero su boca estaba incapacitada para articular algo tan inesperado, ahora tampoco podía.

Se percata del suspiro del dominante como de su robusto cuerpo, por el rabillo del ojo lo analiza empezando por sus zapatos, hasta ir subiendo. Su traje era igual de formal que el que llevaba a la medida, pero se veía diferente, tal vez por que era el ruso quien lo lucía mejor.

—¿Qué?—pregunta Viktor cuando encuentra los ojos Alexander, ya había finalizado su llamada. Alexander baja la vista a sus rodillas ignorando su pregunta.

—¿Qué de que? —responde el castaño cuando los ojos del dominante volvíeron a posarse en su cuerpo, debía mirar la ventana como medio de escape.

El auto se aparca en un estacionamieno diferente al de su anterior salida, más cercano a los edificios que Alexander no había visitado ya eran de ente laboral. Cuando bajan del vehículo, los alfas a su cuidado se posicionan a sus espadas.

El omega los cuenta y nota la suma exagerada de ellos en la entrada de la alta torre. Faddei y Gavrel se mueven a abrirles las puertas de cristal para ingresar y Alexander no ignora las miradas al borde del colapso de los empleados cuando Viktor se adelanta más que él.

Con la cabeza baja no se atrevían a mirarlo y mucho menos moverse de sus puestos, como si perdieran la oportunidad de empleo por la mínima estupidez. El interior era igual de esplendoroso que el exterior y el diseño futurista agradaba la vista.

El omega puede sentir ese picor en la nariz carácteristico de la aglomeración de feromonas alfa en el lugar. Podía asegurarse de que en solo el primer nivel del edificio el aroma de alfas privava al resto, pocos betas a los que pudo dirigirles la mirada y solamente uno que otro omega que podía enumerar con sus dedos como trabajadores.

Alfas. Le disgustaba esa enorme diferencia a con el resto en el ambiente laboral.

Cuando suben al elevador el espacio se siente estrecho por algunos minutos, Alexander agradece cuando las puertas se abrieron en el último piso de la torre.

Viktor sale de el elevador y Alexander lo sigue manteniendo la mirada en todos los espacios posibles como reconocimiento.

Pasan por un puesto de secretaría en cortos pasos, una mujer de cabello amarrado y ropa elegante en tonalidades grises saluda. Viktor no se inmuta en responder y pasa de largo, la mujer parece respirar en paz de nuevo.

Alexander detiene sus pies al ver la sensualidad de la beta a diferencia, apoya sus codos sobre el escritorio y la mujer salta de su puesto.

—Señor de la Cruz— dice casi tartamudeando. El castaño reprocha su nerviosa reacción y no comprende como una mujer tan bonita puede ser ignorada de tal manera.

Dominancia ExtremaWhere stories live. Discover now