Capitulo 26

18K 2.2K 1.1K
                                    


Viktor golpea nuevamente el rostro del hombre atado al suelo, después de algunos intentos de obtener información a la mala, solo consiguió lastimarlo demasiado al cortar cada uno de sus dedos y ninguna respuesta.

El beta llorá de nuevo y espupe sangre al ser pateado en el estómago dificultandole la respiración. Siendo un proovedor ilegal de armas conocido, no tuvo idea de en que momento logró tal resultado al ser capturado hace veinticuatro horas.

—No sé nada, por favor, por favor sueltenme. Mi nombre es Dima Ivanov ¡¿No sabe con quién esta hablan..?! —su grito queda incompleto al ver la irritación en los ojos dorados del dominante, se calla antes de terminar peor de lo que ya se encontraba al saber que no se encontraba en presencia de cualquier alfa.

—¿A quién se las vendiste? —Viktor pregunta de nuevo dandole otro golpe certero en la cabeza, la frente del hombre se abre por la fuerza y empieza a sangrar a montones. Sus ojos cobran el mismo color sangriento por la hemorragia interna.

—Yo no lo recuerdo señor, atiendo a mucha gente por favor, esta cometiendo una equivocación —contesta con balbuceos ambiguos, junta sus manos suplicando por su vida pero Viktor solo se abstiene a mirarlo con indiferencia.

—De acuerdo, veremos si con esto tu memoria mejora.

Viktor chasquea los dedos logrando que el sonido rebote en las paredes, dos de sus hombres se mueven indicando el ingreso de otros dos con las manos oscupadas. Los alfas traían arrastrando a una beta adulta y a una niña de temprana con las manos amarradas y amordasadas.

—¡No, por favor a mi familia no señor! ¡mi hijas no! —se desespera gritando al verlas siendo aventadas a la altura de los pies del ruso.

Viktor las examina sollozando el nombre de su padre entre las vendas, una de aproximadamente veinte y la otra de cuatro. Scott y Garald mueven sus armas situandolas en sus cabezas haciendo que tiemblen.

—Habla

—He escuchado como trabajas Vyazenky, tus amenazas no funcionarán conmigo —advierte logrando silencio por parte de los alfas acompañando. Viktor saca el arma que guardaba entre sus ropas con lentitud.

—Y porque soy Viktor Vyazenksy no amenazo, yo digo y cumplo —se adelanta a disparar a la mujer en la cabeza, la sangre envuelve su cuerpo cuando cae al suelo muerta al instante —.Perdiste un intento, tienes dos más.

—¡No, por favor no! ¡Lucya! —el grito desgarrador se situa en los oídos de todos, el llanto sumiso de ver a su mujer morir ante sus ojos le quita cualquier expresión valiente que desee construir. —Lucya...

—¿Quién te solicutó las P90? —cuestiona el ruso ordenando que se lleven su cuerpo del lugar.

—Sabe bien que me matarán en cuanto lo haga señor, tenga piedad. —los ojos llorosos del beta la siguen hasta que la pierde en las puertas en mal estado.

—Y si no abres la boca, la proxima en morir será ella —le da un vitaso a su pequeña a metros, la niña llora llamando el nombre de su padre, su falta de aire llama la atención de todos al toser, tenía asma.

El proovedor no puede aguantar más al verla en ese estado, se llena el rostro de lágrimas de nuevo al saber que debía hablar.

—Tres clientes me lo solicutarón hace dos meses, un político corrupto del gobierno Italiano, un traficante de estupefacietes de Ucrania y un encargado...por parte de los Petrova. —confiesa soltando alaridos ruidosos al intentar limpiarse la sangre, pero sus manos ya no servían al no conservar sus dedos.

—¿Cuál Petrova? —gruñe Viktor necesitando la respuesta, su olor hace punzar la cabeza de sus propios hombres conservando la calma. El poco oxígeno generado por su ira hace estragos en sus sentidos.

Dominancia ExtremaWhere stories live. Discover now