[ESTA HISTORIA ES UN BORRADOR]
Trabajar en una morgue nunca fue algo tan terrorífico como lo que Emily está a punto de vivir.
¿Estás lista para entrar a un mundo lleno de tentaciones?
¿Crees que conoces a la gente que te rodea?
¿Crees que te conoces...
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— Tenemos que hablar sobre lo que ha pasado hoy — Jayden está sentado en la cama.
— No tengo nada que hablar — busco mi pijama en el armario y me cambio rápido, tratando de evitar una conversación incómoda.
— Princesa, te amo — Jayden se levanta y me abraza por la cintura — no quiero estar mal contigo — susurra apoyando su cabeza en mi hombro.
Siento como mis ojos se inundan, haciendo que mi vista se torne borrosa, ¿me ama?, pensé que lo hacía, y me engañó, aun regalándole toda mi confianza.
Me aparto de su abrazo, y me meto en la cama.
— Tengo que dormir — digo con un hilo de voz, tratando de contener el sollozo que amenaza por salir.
Apago la luz, y me hago un ovillo en la cama, no tardo en sentir el colchón hundirse a mis espaldas, Jayden se tumba a mi lado, y siento su brazo alrededor de mi cuerpo.
— ¿Por qué lo hiciste? — termino por musitar.
— Emily...
— ¿Dejé de atraerte? — siento la humedad de una lágrima cayendo por mi mejilla.
— Princesa, mírame — me giro para mirarlo — eres preciosa, la mujer más hermosa que he conocido, y lo increíble es que tu parte más hermosa está aquí — señala mi corazón.
Debería sentirme mejor, pero que mi pareja diga que lo más hermoso que tienes es tu interior... hace que simplemente confirme mis sospechas.
Buscó a una chica perfecta, parecía salida de una revista, no la culpo a ella, si alguien como Jayden aparece cualquier mujer aprovecharía, ella no es la culpable, no tiene que ser fiel a nadie.
El trabajo me consumió hace tiempo, dejé de arreglarme, de maquillarme, de quererme.
En cambio, él... siempre ha seguido igual, siendo el tipo de chico que te quedas mirando por la calle, al que ves en una fiesta y buscas al día siguiente en las redes sociales.
— ¿Qué ocurre? — pregunta dejando un beso rápido en mis labios.
— Nada — miento.
Jayden atrapa mis labios, de forma dulce, y baja su mano contorneando mi cuerpo, hasta llegar a mi trasero, y aprieta mi nalga con fuerza, convirtiendo el beso en algo más hambriento.
— Jayden, no es necesario — jadeo.
— Calla Emily... — se pone sobre mí.
Reparte besos por mi cuello, y por mi pecho, muerde, lame, jadea, hacía tiempo que no lo veía así, pero yo, en cambio, no siento absolutamente nada.
Abre mis piernas con la rodilla para ponerse justo en medio, siento su dureza, y automática a mi cabeza viene la imagen de Patrick, cierro los ojos con fuerza, sintiendo como una lágrima cae por mi mejilla.
