♛ CAPÍTULO 11 ♛

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Lo miro en silencio, procesando lo que acaba de decir, no tengo claro si es cosa del alcohol o realmente lo he escuchado bien

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Lo miro en silencio, procesando lo que acaba de decir, no tengo claro si es cosa del alcohol o realmente lo he escuchado bien.

—¿Disculpa? — pregunto.

— Para quitarte una marca tienes que activarla con quien la hizo.

— ¿Activarla solo?

Me mira arqueando una ceja, pero yo no cambio mi expresión, sí solo es activarla... Ya se activó más de una vez, claro que, no pienso decirlo en voz alta.

— Aún no entiendes nada... — se pasa la mano por el pelo.

— Pues explícate.

— Olvídalo, seguirás con la marca, puedes emborracharte todos los días si quieres, pero nada de sexo en público.

— Me lo has dejado claro — me tumbo en la cama y escucho una especie de gruñido.

— Dúchate antes de dormir, te lo he dicho —mira mis piernas de nuevo — y cúrate las heridas, eres una inmadura.

— ¿Yo? — me levanto de la cama acercándome a él, por primera vez no me intimida en absoluto —, disculpa, rey, se me olvida lo maduro que es usted.

— Háblame con respeto mortal.

— Soy el rey innombrable — me burlo cambiando la voz —, te hago una marca, para que no puedas tener sexo con nadie, y mientras, te insulto y me río de ti.

— Vete a la ducha — su voz cambia completamente.

— Pero no pasa nada, porque te salvo de un juicio, haciéndote mi esclava y quitándote la poca libertad que tenías — continuo burlándome.

Con un movimiento rápido el rey me agarra el cuello, pegando mi espalda contra la pared, jadeo ante el impacto y abro los ojos sin esperarme esta reacción.

Su cuerpo comienza a marcarse con venas completamente oscuras que se hinchan en sus brazos.

— Vete a la ducha — su voz suena profunda, su mano, que ahora es más una garra, hace que el aire no entre en mi garganta —, no te olvides de que soy el rey, háblame con respeto.

Me suelta, haciendo que mis piernas fallen y me caiga al suelo, lo miro conteniendo las lágrimas, es un monstruo, por mucho que a veces trate de ignorarlo.

Haz lo que te dé la gana, pero la norma es clara, nada de sexo en público — abre la puerta dejándome completamente sola en la habitación.

Me ducho, me curo de forma rápida las heridas de las piernas, y me pongo un conjunto deportivo, el único que tengo de este estilo, para irme a ver a Raxi, que espero, esté en casa ya.

Salgo de la habitación, el pecho me arde, pero ya no siento cuando deja de hacerlo, es un dolor constante.

Al pasar por el salón escucho los jadeos del rey, que empuja la cabeza de la sumisa contra su miembro, abro la puerta y salgo del edificio sin decir nada.

PRESA DEL REY © COMPLETAWhere stories live. Discover now