PRESA DEL REY © COMPLETA

♛ CAPÍTULO 3 ♛

— ¿Emm? — escucho la voz temblorosa desde la puerta.

Abro los ojos despacio, la luz vuelve a estar encendida, escucho un zumbido en mi cabeza, todo me da vueltas.

— Mad... — musito asustada mirando a mi amiga que se encuentra frente a mí.

Me mira con cara de completa confusión y algo de temor en sus ojos.

— ¿Qué ocurre? — se acerca a mí, ayudándome a ponerme de pies —, escuché tu grito.

— Salía sangre... — me callo a mitad de frase, si hablo, quedaré como una completa loca.

— Da igual, vamos — abraza mis hombros saliendo del baño conmigo.

— Buenos días — Patrick se encuentra en el pasillo, intercambia su mirada entre Mad y yo — ¿qué ocurre?

— Hola director, disculpe, Emily ha tenido... un bajón de azúcar — Mad sonríe, y la estoy extremadamente agradecida por acabar de salvarme.

— Está bien — Patrick pone su mano en mi hombro — vaya a casa Emily, descanse, y usted Mad haga lo mismo, tomen su día libre.

Genial, mi día de descanso me ha costado una mamada.

Madison asiente y me sigue llevando por los pasillos, la gente no nos quita los ojos de encima, son todos unos chismosos.

— Puedo andar — digo poniéndome recta.

— Oye, Em — Mad se para frente a mí —, si todo esto ha sido por mi comentario...

— No ha sido eso, tranquila — sonrío — creo que simplemente necesito dormir.

Mad me da un beso en la mejilla dejándome en la puerta de la morgue, agradezco tener un día completamente libre.

No tardan en traer el coche, y me voy a casa lo más rápido que puedo, ha sido un día... ¿Complicado?

Me he acostado con mi jefe, y he tenido una alucinación mucho más fuerte que esos sueños, quizá necesite volver al psicólogo después de todo.

— Buenos días — Jayden vuelve a estar en casa.

— ¿No fuiste a buscar trabajo? 

— Sí — suspiro cansada, siempre me miente.

Paso por su lado y siento sus ojos clavados en mí, me está mirando de arriba a abajo, por favor, no quiero más sexo hoy.

— ¿Qué es eso? — señala mi muslo.

Bajo la mirada, la mano está completamente roja, cierro los ojos unos segundos, sabiendo que por mucho que quiera explicarlo, no va a creerme.

— ¿Te follas a tu jefe? — pregunta apretando los puños.

— ¿Qué acabas de decir?

— Emily, sale en todas las revistas de prensa rosa, no te hagas la loca conmigo, ¿te lo follas?