♛ CAPÍTULO 5 ♛

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Me despierto sin tener muy claro qué hora es, me tengo que acostumbrar a que siempre parezca de noche

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Me despierto sin tener muy claro qué hora es, me tengo que acostumbrar a que siempre parezca de noche.

Me duele todo el cuerpo, y la cabeza aún me da vueltas, me siento en la cama, escuchando a la gente del edificio, que no han parado de hacer ruido desde que llegué aquí, las habitaciones no son un lujo, tienen lo necesario.

Un pequeño baño, un armario y una cama, claro que, viniendo del pequeño apartamento de Nueva York, esto tampoco es muy diferente.

Me levanto dando con el pie a una bolsa y miro en el interior con cierta duda, lo primero que veo es una nota.

"Para mi mortal favorita, espero que al menos tú, vistas con clase, no como el resto, ven a verme al edificio de los llegados.

Raxi"

Miro dentro de la bolsa y hay, lo que parece ropa, o al menos trozos de tela que estoy segura de que tapan lo justo, es la clase de ropa que Raxi usaría.

Me doy una ducha y me pruebo el conjunto, es un top de una especie de cuero y una falda igual, lo combino con unas botas altas.

Las ojeras de mi cara aún siguen marcadas, esperaba que al menos estando muerta dejasen de verse tan evidentes.

Me dejo el pelo suelto y voy a la calle, tratando de memorizar donde estaba el edificio de los llegados.

Voy directa a la calle de la mansión, arrepintiéndome en el último momento, y dándome la vuelta para ir por la calle paralela.

— Ey, cuidado — me choco contra el pecho de alguien mientras andaba mirando al suelo.

— Disculpa... — musito levantando la cabeza.

Me encuentro de frente con Dominic, esta vez sin esclavas a su alrededor, todo este mundo parece un infierno de película, y, en cambio, él, parece un ángel.

Pelo rubio largo, alas blancas que dan la sensación de que, entre tanta oscuridad, brillan, ojos azules preciosos, y una mirada penetrante, que sientes como estudia tu alma.

— Eres la recién llegada — me sonríe, mostrando sus dientes perfectos.

— Sí, bueno, llegué ayer...

— Poca gente llega a Tenebris últimamente, ¿dónde vas? — se gira poniéndose a mi lado.

— Al edificio de los llegados.

— Pero no es por este camino — arquea una ceja.

— El rey no me permite pasar por la mansión — Dominic suelta una especie de bufido.

— Vamos, no vas a dar toda la vuelta.

— Pero...

— Vamos — sonríe caminando en dirección a la mansión.

PRESA DEL REY © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora