34. Mejor amigo

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— Mario, no. Te queda horrible, sácate esa tontería. — Opinó mi mejor amigo con una mueca de asco.

— ¡Pero, Armando! ¡Llevo probándome más de veinte trajes y ninguno te gusta! — Me quejé e ingresé al vestidor nuevamente.

— ¡El problema eres tú, Calderón!

Maldito Frentoza.

Me coloqué el último traje que me quedaba y salí del probador.

— ¿Y este? — Me miré al espejo detalladamente.

— No me convence...

Volteo hacia él y solté un gruñido.

— ¿Sabes qué, Armando? Lárgate. — Lo empujé lo más lejos posible.

— Mario, no me botes. — Hizo los típicos ojitos de perrito.

Cómo no... Viniendo de un animal.

Rodé los ojos.

— Hay uno que me gustó mucho y siento que te quedará muy bien para la boda. — Sonrió el tarado.

— ¡Y recién me lo dices! — Alcé la voz, estaba enojado.

— ¡A mí no me gritas, estúpido! — Una vena se marcó en su gran frente.

Fue una discusión un poco larga.

<3

Salimos de la tienda con la bolsa donde dentro de ella se encontraba mi traje. Era increíble y deseo que a mi prometida le guste.

— Quiero tomar un café. — Dijo el frentolín.

— A mí que me importa.

Me sacó el dedo medio y caminó hacia el café más cercano. Ingresamos al local y buscamos una mesa donde sentarnos.

Se nos acercó una mujer castaña que tenía puesto su uniforme de trabajo y en su pecho sostenía un dije con su nombre.

— Buenas tardes, mi nombre es Ángela, ¿En qué puedo servirles?

— Buenas tardes, dos café latte y dos tartas de fresa. — Dictó Mendoza mientras observaba la carta.

— Perfecto, ahora mismo se los traigo. — Sonrió y se retiró.

No nos dejó ni decirle un “gracias”.

— Se fue muy rápido. — Rió. — Mario, ahora que me acuerdo... Yo no compré mi traje.

Pasé mi mano por todo mi rostro.

— Idiota, ni pienses que vamos a volver.

— ¿“Vamos”? Son muchos, iré solo. Porque mi estúpido mejor amigo no me quiere acompañar. — Fingió estar ofendido.

— Que flojera, Armando. Estuvimos ahí cinco malditas horas por tu culpa. — Lo señalé.

— ¿Yo qué? Sólo opiné, el problema eras tú. Te toca aceptar mis críticas constructivas.

— Vete al diablo.

— Bueno, pásame tu dirección.

Que chistoso es.

<3

Me tuve que sacrificar y esperar tres horas más para que el idiota de Armando se pruebe sus diez trajes.

Felizmente encontró uno que le quedó muy bien y optó por comprarlo.

— Ya tenemos todo, hermano... O eso creo, ¿Falta algo más? — Interrogó.

— Eh... — Me reventé la cabeza intentando recordar. — ¡Los zapatos!

— Cierto, vamos a comprarlos.

Corrimos a una gran tienda de zapatos para buscar unos que nos queden bien. Especialmente para mí, no puedo estar horrible el día de mi boda con el amor de mi vida.

Los dos compramos unos zapatos negros, nada fuera de lo común. Sé que son aburridos, pero es lo único que quedaría bien con nuestros trajes.

Lo siento, es mi boda, no pueden opinar.

— ¡Que jartera es comprar ropa!

Armando ya empezó con su bochinche, cosa de todos los días.

— Cállate, Mendoza. Cierra esa boca tan fea que tienes, pobre de tu esposa que tiene que aguantarte. — Susurré para que no nos boten del centro comercial.

— Sandra me dijo que te va a dejar plantado por imbécil.

Fingí llorar.

— Betty me dijo que ya está preparando los papeles de divorcio.

Frentolín rodó los ojos.

— Me estresas.

— Yo también te quiero, Frentoza.

El azabache carcajeó.

— Ridículo.

Nos encanta discutir, de igual forma, lo quiero mucho. No sé que haría sin mi queridísimo Frentoza.

Maratón 2/3

𖦆

Me gusta mucho el armario por eso ya tenía que dedicarles su respectivo capítulo antes de terminar el fic jjj.

Me quedé re dormida, no pude subirles este mucho más pronto, perdón</3

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Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora