Capítulo I

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Cuatro años después...

Sofía Castel

Espalda recta, cabeza en alto, cabello perfecto, imagen impecable y destellos por todos lados para que la figura del gobernador Néstor Kirchner no quede por el suelo en el minuto que se acerque como le gusta evitarlo.

La máxima autoridad debe estar sujeta a la perfección absoluta y a eso me he abocado cuando atravieso la puerta sin mirar a ningún otro lado que no sea el frente. Mis pies tocan el mármol, todos están pendientes de ello. Mi colonia se dispersa por el aire y atrae más miradas, me he asegurado que las feromonas sean efectivas para este momento.

Me siento en la mesa del centro manteniendo la imagen de chica descuidada hasta que la carta llega a mí. El mesero se planta a mi lado vertiendo el líquido cristalino en una copa que luego muevo probando que se encuentre en la temperatura correcta.

Asiento sutilmente y este la llena del todo para luego retirarse, me deja sola en lo que preparan mi pedido pasado noventa y siete segundos para que unos pies se planten frente a la mesa. Subo con lentitud hasta toparme con ese rostro conocido para mí, que sonríe pícaramente dejando en claro que no se ira sin una respuesta afirmativa a lo que desea proponer.

__ ¿Necesita algo? - pregunto con descuido tomando de mi copa - No requiero compañía, gracias.

Mueve las comisuras de sus labios preguntando con la mano si puede sentarse a lo que ladeo la cabeza.

__ Creo que tiene problemas auditivos porque claramente dije que no quiero compañías, señor

__ Nestor Kirschner - se presenta - Y quiero poder invitarle una copa, señorita...

__ Sofía

__ Un gusto, Sofía - se sienta y para mi es el primer paso para que alguien me guste. Tal vez no sea un sacrificio, después de todo.

Corro la silla hacia atrás poniéndome en pie alcanzando el bolso del que saco billetes que coloco sobre la mesa

__ Recordé que tengo algo importante que hacer - me excuso

__ ¿Estás huyendo de mi? - pregunta directamente sumándose otro punto - Esas justificaciones son las que suelen dar las mujeres cuando el tipo no les agrada y quieren zafarse de él. Un poco curioso - añade estudiandome

__ ¿Curioso? ¿Porqué le resulta curioso? - le presto atención y este se arregla la corbata a modo de un poco de nervios que disimula muy bien

__ Porque no me mira como si fuera la quinta maravilla del mundo, o un cajero automático - lanza su primera jugada.

__ No entiendo porque debería verlo como tal cosa si no lo conozco en absoluto - enmiendo - Ahora, con su permiso. Me retiro

Una sonrisa se le escapa mirando por encima del hombro a sus amigos que están desde la mesa en donde se encontraba, pero antes de que vuelva a hablar me giro dejándolo ahí sin más.

Saco el móvil mirando la hora. 7:48 de la noche del viernes. Justo el día que más odio con la hora que más me gustó hace años. Saco la cajetilla de mentas que comienzo a masticar tranquilamente esperando el taxi que pedí

El frío se cuela por mi vestido y las piernas se me erizan al sentir las gotas de lluvia que me caen en los hombros y brazos. Mala hora para elegir no cargar un abrigo.

De seguro tendré un resfriado. Empiezo a contar los segundos llegando a mi cuenta regresiva favorita.

Diez, suelto una bocanada de aire cruzando mis brazos para verme más vulnerable

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