Capítulo 25

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Donovan

__ Queremos verla. Si no nos recuerda la ayudaremos. - ruega Elisa siguiendo mis pasos. - Donovan, es mi amiga. Necesito abrazarla, ver que está bien con...

__ Está viva. No por ustedes. La dejaron sola. - saben lo rencoroso que soy. Nunca olvido lo que hicieron diciéndose sus amigos.

No tengo perdón para nadie, ni para mí.

Sigo mi camino con Sofía atrás de mí.

__ Lo hicimos porque ella dijo que saldría rápido. No sabía que le harían eso. - solloza. - No lo sabía. ¿Porqué no lo comprendes? Estaba aterrada. ¡Me violaron!

__ Y te di el gusto de matarlos uno a uno. Te brindé la ayuda que necesitaste. Quemaste ese lugar con ellos aún vivos. - le recuerdo. - He cazado a los que te maltrataron a tí porqué lo recuerdas, cosa que con Sofía no puedo hacer. No tiene un solo recuerdo y no tengo un puto nombre el cual buscar más que los ya existentes.

__ ¿Me estás culpando?

__ Nunca dije que tú tenías la culpa. Pero no puedo hacer más por tí.

__ Sí puedes. Puedes dejarme verla Sofía necesita recuperarse. Yo necesito verla. - deslizo la corredera de la primera Beretta que encuentro.

__ Exacto. Sofía necesita recuperarse rápido y no van a ayudar con eso solo por verla, es mejor que no se metan. - le hago ver.

__ Eres un hijo de puta, Donovan.

__ No estamos para halagos, Elisa. Cumple con tu papel en esta organización y deja de joderme las pelotas que bastante tuve con ver una discusión estúpida entre tú amiga y la hija de Raúl Franco.

__ ¿Sigue molestando? - puedo sentir su enojo - La iré a ver.

__ Haz lo que se te dé la gana. Pero haz tu trabajo por ahora. - lleno el cargador con los cartuchos que encuentro.

Ponerme a pelear con ella no me dará frutos, sino más en que pensar y suficiente tengo con ver cómo todo parece con tanta paz, que solo espero una torrencial tempestad avecinandose.

El ambiente se siente de tal forma que es mejor tener cuidado con la penumbra que se percibe. Algo me zumba en los oídos, un instinto de que debo estar a la defensiva todo el tiempo.

Por ello paso las siguientes horas organizando el transporte de las armas que estaban en esa bodega, para una que se encuentra a unos minutos de mi casa. Algo me dice que esa también debe reabastecerse.

Aprieto el botón de liberación del cargador para cambiarlo en la siguiente que agarro. Debe ser preparadas, sin fallas. De su transporte se encarga Elisa, de su seguimiento el primo, quien me muestra el ordenador para ver a mi próximo objetivo moverse en su casa. Tener a alguien experto en ese tipo de tecnología me ayuda para hackear su sistema de seguridad.

No soy de confiar en todo el que jure lealtad. De ser así seguiría la línea de tiempo de mi padre. Donde la ingenuidad reina y tantos se me suban a las barbas como un idiota al que puede pisotear.

Él no encontrar al infeliz de Ronald martillea mi cabeza. Me jode que siga viviendo y no poder llegar a él. Quien sea que lo esté protegiendo, sabe cómo desaparecer a alguien sin dejar rastros.

Pero no le durará toda la vida. Nadie puede pasar desapercibido toda la vida, mucho menos con la mitad de la cara desfigurada. De seguro las quemaduras son atroces.

__ ¿Porqué se le da caza solo a Ronald? Hay más objetivos. - me pregunta Bruno. - Otros que pueden llevarnos a él.

__ Nadie dijo que era mi único objetivo. Tengo uno en este momento que ni tu con "tu gran enfoque" pensarías.

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