Capítulo 32

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Donovan

Debo bancarme las oraciones de los idiotas que le piden a los custodios por un minuto de paz, como si eso les funciona o les haya funcionado alguna vez.

Camino por el pasillo, viendo la parte inferior que los reclusos van siendo dejados en sus celdas por los guardias que me reparan.

Los murmullos se pueden oír, que haya dejado a Raken en el suelo reiteró porqué fui el mejor en mandar a idiotas al infierno cuando estuve encerrado antes. Eso deja claro que donde sea que esté mi nombre siempre tendrá un realce y no importa como, saben que no me ando con juegos o dándole vueltas a una pelea que pudo terminar peor, solo que no me interesa el gusano.

__ Sé lo que haces, dragón. - me dice Joselo. - Te aconsejo no hacer esa clase de disturbios de nuevo, te lo dije antes y recuerda que al director no le caes bien.

__ Ni a tí tampoco.

__ No, muchacho. Solo que una parte de mí creyó que te reintegrarías a la sociedad, como un hombre de bien que consigue una buena mujer para formar...

__ Eso solo existe en tus ideas, Joselo. En el mundo no todos viven las mismas situaciones. - le digo llegando al patio, donde Jake está jugando con un tablero de ajedrez o lo que sea, en las cuales usa piedras como piezas. - Tu trabajas veinticuatro horas aquí, quince días al mes para ganarte una cantidad que yo gasto en un traje.

__ Lo mío es honradamente. - me río de su estupidez.

__ Lo mío también. ¿De verdad crees que yo tengo negocios ilícitos ahora? - le pregunto y no dice nada. - Todo es legal. Lo que no es legal, es lo que hago para dejarlos como legal.

__ ¿Porque me dices eso?

__ Solo quédate abajo. - no me gusta el cigarrillo al punto de crear un vicio, pero en este momento la ansiedad de salir me hace tomar uno de nuevo

__ ¿Eso que significa? - me pregunta.

__ Lo sabrás. - me siento frente a Jake, quien desliza una botella con agua para que tome. Tiene golpes nuevos y sé de donde provienen, es fácil deducirlo.

Me distraigo un instante intentando entender cuáles son las dichosas piezas, pero al final lo dejo. No sirvo para jugadas que no sean las mías.

El director no me quita la mirada de encima y le muestro que me valen mil hectáreas de mierda al lanzar el humo al aire, devolviendo el gesto que hace.

Algo está planeando el infeliz. De seguro ya Ronald le encargó algo en mi contra porque el infeliz sabe que solo aquí me puede contener.

Ni estando en esa asquerosa cueva logró hacerlo, pero aquí si pudo encerrarme y entre tratos se volvió más de un año.

No pasaré ese tiempo encerrado de nuevo. Detesto lo que está pasando. Detesto a la infeliz que se fue de nuevo. Detesto a la hija de perra que tiene como madre y le tengo un odio mucho mayor a Ronald.

Cuando le ponga las manos encima estar con la cara quemada y ser sensible a la luz será el menor de sus problemas.

Le voy a arrancar la puta piel y hacer que la desquiciada de Sabine se la coma.

__ Mensaje de Raken. - dice uno de los reclusos que se pasean de un lado a otro con el otro imbécil que me envía papelitos como si fuera escuela.

__ Que me lo diga a la cara y se deje de cosas. - opto por mantenerme sereno, aunque en este instante lo último que deseo es estar quieto. Lo único que me detiene es que Kilian está fuera de sus manos.

El crío no es inmortal, pero es mi hijo y como tal debe verse, porque mi sangre de mediocre tiene lo que yo de pacífico.

__ Raken quiere verlo. - me dice el mismo sujeto.

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