Capítulo 21

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Donovan.

El pecho me arde, la piel me quema y la sangre la siento en torrentes que me comienzan a ahogar con cada paso que doy.

Me trago la rabia, la impotencia y el odio a mí mismo por haberla dejado. Le dije que no haría nada, pero al sentir que una tonelada de ladrillos cayeron sobre mí al saberla perdida, me tiene contra las cuerdas.

Necesito dividirme y buscar una solución. Una maldita solución que me dé el control de ambos, porque Kilian también me tiene con el pulso disparado al entrar a la casa donde ignoro a quien esté presente para irme directamente a mi sala de armas.

__ ¡¿Como carajos dieron con su ubicación?! ¡Se supone que estaba fuera de radar! ¡Es la orden que di! - le reclamo a Sam, el cual me sigue pareciendo igual de confundido que yo. De uno de los cajones saco las armas que puedo cargar, pero más los que no se le terminarán las balas porque el filo es lo que los define.

__ Hubo alguna fuga, señor. Sabíamos que algo como esto podía pasar, aún no le sacamos ese chip de rastreo, solo se le quitó la señal, pero al no sacarlo este sigue funcionando. - me explica lo que sé. Me lleno los bolsillos de cargadores y un encendedor, tengo que ir por él, por los dos, pero Kilian no puede defenderse y si esa puta ceremonia inicia todo lo que quise evitar sucederá.

Me trago el asco. El odio por el mundo al ponerme en una encrucijada porque Sofía tampoco es inmortal y la tienen en sus manos.

__ Lori no contesta.

__ La mataron. - digo con el sin sabor en mi paladar al saber que no detuvo a quienes fueron por lo mío.

__ No, su dispositivo aún envía señales. Ese dejará de funcionar si no se registran latidos en esa habitación así que aún hay. - menciona con la MacBook en la mano. - Enviaré a un equipo por ella.

__ ¡Mi auto!

__ Está en la entrada, señor.

__ Quiero mi auto, no un deportivo. - le hago ver tomando la mochila que me pongo en el hombro. Sofía tenía razón, se lo llevaron y al único lugar que pueden llevarlo por ahora es al templo asqueroso ese.

__ ¿Donovan, podemos hablar? - llega Danna, con su típica súplica que estoy menos que nunca dispuesto a oir. - Por favor, no me gustó como terminaron las cosas...

__ ¡Sam, rápido!

__ En un momento, señor.

__ ¿A donde vas? ¿Puedo ir contigo y hablar en el camino?

__ ¡Quítate del puto camino y deja de estorbar! - farfullo, tengo prisa, cada segundo cuenta y ella no hace más que meterse donde nadie la ha llamado.

__ Si me dejas hablar...quiero disculparme por...

Sam llama a alguien, para que al salir, el rugido de la maquinaria que emprende camino hasta detenerse frente a mí me haga apresurar a todos.

__ Señorita necesitamos que se retire, por favor. - la quita mi lugarteniente, el cual la hace a un lado.

Si lo que quieren es ver de lo que soy capaz por cuidar de los míos, verán que no es bueno provocar a lo que no se le podrá hacer frente.

Las puertas cubiertas por cuatro planchas de blindaje son abiertas, la altura es la suficiente para que ningún auto que se me ponga frente lo detenga y por ello es mi arma personal. Los que me siguen, forman un convoy, el cual sin decir nada sabe por quien vamos.

Conduzco colocando la serie de ese dispositivo que lleva en el estómago, el cual sí o sí debe ser extraído para que esto deje de suceder. Sé lo riesgoso que es, pero no queda más alternativa. O hago que lo operen para sacarlo o en verdad va a morir.

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