Capítulo 13

260 47 2
                                    

Sofía.

La luz molesta al solo abrir los párpados. Estoy bañada en sudor con hebras de cabello pegadas a la frente.  Las sienes pulsando como martillos golpeando una y otra vez. Las arcadas no son tan amables con mi estómago.

Resisto dándome cuenta que aún es de noche, no es de día tratandose solamente de una lámpara que me ilumina la cara en lo que él hombre de casi dos metros se encuentra sentado en la oscura esquina. Su mirada la puedo sentir acuchillando mi ser. Desenmascarando hasta mi alma con tan poco.

Aunque vea solo su figura, basta para que el escalofrío sea tan potente que no pueda mantener la mirada. Jamás podría competir con un nivel tan malditamente infernal como el que maneja. Es el odio hecho persona. Es muerte segura. Es... Perdición asegurada.

__ ¿Qué hora es? - me agarro la cabeza debido al dolor. Las arcadas regresan. El sudor cubre mi cuello y las manos las cierro con la sábana como el único sostén.

No emite un solo sonido. Solo continúa sentado con las piernas abiertas a la misma distancia, aunque siento que cada vez está más cerca.

Sé que se trata de la droga. El infeliz de Dylan lo volvió a hacer. No lo vi venir, nunca me atreví a suponer que me iba a drogar en nuestro aniversario.

El muy maldito me las va a pagar.

La cabeza da giros y giros. El aire escasea y se vuelve como viento fuerte en la Antártida de repente causando que la arcada no la pueda contener.

Corro como puedo a la primera puerta que encuentro. Logro destapar la taza de baño vaciando mi estómago de tantas veces que el vómito me gana. Sudor. Mareos. Todo parece como...

__ La mezcla de drogas provoca que tu temperatura suba, las defensas bajen y la vulnerable situación sea aprovechada. - acaricio mi cuello. Por más que intente permanecer en pie no puedo hacerlo, de no ser por su brazo habría caído.

__ Debo irme. - articulo aferrada al marco de la puerta.

__ ¿Quien eres? - pregunta. Niego. No puedo abrir mi boca para nada, no ahora. - No la Sofía que me reta. La real. La que tiene cicatrices en la espalda y muñecas. La que tiene una marca en sus pierna y pesadillas que la hacen hablar.

Me muerdo la lengua, no debo hacerlo.

__ ¿Quién es la Sofía que pide ayuda a su verdugo? - presiona dando estocadas a mi fortaleza. - Habla y explica porque tienes esto.

Se abre la camisa para mostrar la marca de X que se extiende en el pecho al igual que en mi costado. La vista se me nubla al verlo y saber cuánto dolió y sufrí al momento que abrieron mi piel con un cuchillo. Niego como método de defensa.

__ La que mató a mi hijo. - manifiesta de golpe.

__ No lo maté. ¡Sabine me lo quitó! - me suelto. Estabilizo mis pies y Donovan me hace retroceder con esos pasos de plomo para acercarse. - Aléjate.

__ Habla. Dilo. - alcanza mi brazo. Quema su solo toque. - ¿Porqué me enviaste su cuerpo? ¿Porqué tuviste que quemarlo? ¿Porqué ser la mierda de ser humano que no protege a su propio hijo?

__ ¿Qué? - me paralizo. Mi mente me lleva a ese momento. Sangre. Huele a sangre.

Un bulto en sus brazos. Todo duele mientras me esfuerzo para no perder el conocimiento.

Ese es tu hijo. Murió. Como todo lo que quieras tocar. Tú sangre es impura al estar unida a un Hunt. Debe ser desechada.

Suplico porque me dejen verlo. Un segundo, solo necesité un segundo para saber que aspecto tenía, me lo negaron.

Contención Where stories live. Discover now