Capítulo 33

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Sofía

Estoy agotada con las piernas adoloridas y algunas heridas en un costado las cuales en cada paso duelen pero me molesta más saber que tengo a Ronald, Sabina y toda tu gente siguiendo mis pasos a medida que avanzamos adentro de la vegetación.

El terreno es resbaloso, las piedras se ruedan con solo poner el pie por lo que hay que tener cuidado a la hora de bajar. La zona que recuerdo transité junto con Braulio tiene las mismas condiciones y sé que si piso mal rodaré. Me trajo aquí cuando apenas tenía 11 años, no recuerdo ni por qué creyó que tenía que saber todo a esa edad, pero sí sonrío cuando recuerdo a ese hombre avanzando poco, al estar caminando con una niña que caía cada metro y cómo no, si la mochila que cargábamos cada un pesaba un montón.

Terminaba agotada, minutos después siendo, siendo Braulio quien llevaba ambas mochilas, mientras yo luchaba por mantenerme en pie o no rodar.

__ ¿Y ahora qué? - pregunta Sabina como si aún no creyera que este terreno lo he recorrido antes.

No me importa que desconfíen, total lo que dije estando en donde acampamos no es mentira. Necesito salir del terreno porque, por lo visto es peligroso, lanza bombardeos y no entiendo con quién es la lucha, pero se nota que está en pleno apogeo una guerra en la cual no me voy a meter, porque suficiente tengo con la mía, la cual a cuestas tengo que llevarla.

__ Camina y deja de estar preguntando cuánto se te venga a la cabeza - contesto harta de estarla viendo.

Me jode sus ojos sobre mí todo el tiempo, quisiera haberme deshecho de ella. Pero al final de todo agradezco que no me hayan dejado hacerlo, aún no tengo lo que busca y mientras no lo haga no quiero que ella muera o más bien no debo matarla.

Coloco el pie en la piedra agrietada que hay para bajar en la primera parte, me agarro de la roca viendo en cuál zona es menos riesgosa. Solo que hay riesgo hasta para respirar.

En cuánto pongo el pie el ruido de algo rompiéndose me alerta y pongo el pie en la siguiente rápidamente antes que llegue a desplome de verdad.

Camino más rápido, no dejando mi pie ni dos segundos en el mismo puesto. Solo ver hacia abajo me pone a pensar si debería tomar una de las granadas que tiene el sujeto adelante mío y mandarnos a todos al infierno. Pero que la potencia no llegue a alcanzar a Ronald me jode. Si voy a suicidarme, al menos quiero llevármelos a ellos conmigo.

Algo cruje, volteo y me lanzo sobre el hombre frente a mí cuando una serie de rocas comienzan a desprenderse y tal nos alcanza a todos.

Mis manos se aferran a lo que encuentro, la piel se me abre y no tengo ni un poco de estabilidad, sintiendo las rocas golpearme la espalda y escuchando gritos de quienes no pueden ayudarse con nada.

Sabine queda cerca de mí, en la parte de arriba con una cuerda, la cual sostiene Ronald y de la que cuelga.

Tomo un respiro. Mis dedos se niegan a soltarse y ella mira hacia abajo cuando el marido tira de la cuerda para subirla.

Yo comienzo a ascender con cuidado. La piel rasgada de mis brazos arden con el sudor y la tierra que se desmorona. Veo a más hombres subir al igual que yo, en lo que mi vida depende de solo mis manos cansadas.

Descanso unos segundos y continúo, en lo que los ojos de Ronald y Sabine están sobre mí. No les doy importancia y llego al borde donde dos manos me son ofrecidas a la vez.

El grandote que acaba de subir y Ronald. Me voy por el primero, quien tira de su brazo para dejarme sobre la roca de nuevo. Agradezco y asiente para volver a ver al frente una vez más en lo que yo tengo alrededor de veinte raspaduras que cuento.

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⏰ Last updated: Jan 30 ⏰

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