Capítulo 29

336 43 12
                                    

Narrador omnisciente

Noches frías, vientos fuertes, un clima que avisa sobre los sucesos que se avecinan, nadie los espera pero los planes siguen y objetivos claros ya hay.

Decisiones fueron tomadas, unos las ignoran, otros las presienten, mientras que los objetivos no están ni cerca pensarlo.

Ronald toma las píldoras que prometieron le quitarían el dolor repulsivo en su cabeza. Sabine trata de calmarlo, mientras la sangre corre por la hendidura de la pared.

El Dragón comienza a poner blancos, los cuales caen y en toda la ciudad, una noche lluviosa logra que algunos sepan que su fin llegó.

Brandon Crackstone no espera que los truenos no son lo único que dejan oír su retumbar. Con su vaso de licor sobre sus labios ignora como el hombre de mirada fría y llena de furia desmedida, arremete contra los vigilantes, que no tienen ni la oportunidad de ver quién es la persona que les rebana el cuello.

La sangre corre por las líneas que el mármol forma y los pasos llenos de ese líquido carmesí forman un camino.

Tocaron a su mujer y para un hombre con el odio que recorre sus venas, eso solo es un detonante. Lo maldito lo tuvo desde su cuna, lo desarrolló con el entrenamiento de su padre, pero lo reflejó cuando la primera víctima por su mano cayó.

En esta ocasión nadie espera que se haya levantado con mayor fuerza. Por eso, el hombre que abre la puerta para ver quién golpeó la madera, no espera el filo que le encajan en la mandíbula. No le da tiempo de nada, solo ver unos ojos oscuros como última imagen al caer de rodillas ante Donovan Hunt, el cual lo lanza al suelo pasando sobre él, para recibir al que intenta avisar del ataque, pero lo único que logra es que su estómago sea abierto por la misma mano que, bañada de sangre, no se puede ver ni su piel.

Hay seres letales, pero otros que arrasan con esa palabra, pues hasta los más fuertes saben que lo mejor es huir. Tal es el caso del sujeto que frena en seco al ver la masacre frente a sus pies, pero su intención de correr queda a medias cuando un balazo le rompe el cráneo, dejándolo en el suelo como a todos los que Donovan encuentra.

Sofía recuerda lo que pasó en uno de los clubes del hombre a quien buscan, por ello no piensa dejarlo escapar. Es interceptada por el primer circulo de hombres armados y en lugar de esconderse obliga a los cinco sujetos a resguardarse, cuando su escopeta es detonada.

Todo queda en silencio de un momento a otro, la escopeta cae. Saben que se quedó sin municiones, por ellos los tres que aún están en pie, entienden que tienen una ventaja grande sobre ella.

Preparan sus armas, revisan sus cargadores y salen sin pensar que serían recibidos por la mujer que evade las balas con facilidad, ya que no es suficiente el tener municiones, sino ser rápidos al usarlas.

Cosa que queda demostrada cuando Sofía empuja a uno de ellos, quien no tiene tiempo de verla cuando ya tiene su misma arma en la barbilla al tiempo que tiran del gatillo. Dándose la vuelta para ver de cara a quien creyó que tendría oportunidad.

Le dispara, logrando que solo sea una buena manera de darle impulso a la mujer que con dos pasos sobre la pared se posiciona atrás de él, yendo por su cuello, el cual cruje al ser roto con la habilidad que adquirió.

Braulio no se equivocó cuando le advirtió a todos que la letalidad siempre era acompañada por la belleza y eso es exactamente lo que Sofía representa.

Caos, maldiciones provocadas por quienes antes quisieron frenarla.

Le hace se señas a la cámara y el hombre atrás del ordenador asiente, entendiendo.

Contención Where stories live. Discover now