Capítulo 10

291 46 7
                                    

Sofía

Cada paso que doy reitero que no debo estar aquí, que debo irme y olvidar lo que dije haría porqué no tiene caso contar algo pasado.

No tiene arreglo. No puede cambiarse ni mucho menos controlarlo.

En cambio, me meto a la boca del lobo esta noche. Por mis propios pies entro a la casa de Donovan, el cual dirige para que lo siga mientras sus hombres se aseguran que no escape.

No son rival para mí. Y ahí está la cuestión, puedo escapar y no lo hago
Algo me detiene corroborando mi lado masoquista que le gusta sufrir como una tonta.

Como si supieran que deben dejarnos solos se quedan en el umbral indicando que siga quedándose en ese sitio.

Cierran la puerta en cuanto estoy dentro. Mi corazón palpita dolorosamente. El aire escasea y mis piernas se convierten en plomo.

__ ¿Como lo supiste? - es directo. Ni siquiera me había percatado que estaba observando. - Aunque la pregunta real es ¿Cuando?

La saliva se siente como ácido en mi boca.

__ Dos noches antes. - las palabras salen solas.

__ La noche en casa de Braulio. - deduce por si Solo. - Eso fue lo que te llevó Bruno.

No digo nada.

__ Me sentía extraña desde días atrás y ahí lo supe. - admito. - Ahí está tu respuesta. Puedo irme ahora.

__ Tanto que decías amarme pero en cuanto la oportunidad se presentó, no dudaste en dar mi ubicación de esa noche. Nadie sabía de esa casa salvo tú y yo. - recalca - Y no conforme con dar mis coordenadas debías verlo. Tenías que estar presente cuando la policía llegó luego de Ronald. - reclama enfadado - No me enoja que hayas hecho lo que hiciste con el... Me enoja la forma. Me jode que tú falta de entrañas diera para tanto. Tu amor fue tan efímero como tú lealtad. Querías que te amara para ser la vencedora.

Siento las lágrimas bordear mis ojos. Rodea el escritorio para tomarme del cuello con esa herida que ambos abrimos. Lo maldito se le nota y aún cuando puedo repelerlo, ahora solo dejo que me sostenga.

__ Lo mat...

__ No. No te atrevas a decirlo. - enfado es lo único que puedo sentir - No tienes derecho a hacerlo. Tú me amaste, pero también te gustó el hecho de ser el único que me afectaba hasta el nivel de romper reglas. - lo empujo - Eso es lo que te mueve. Ser el único, el dominante. El vencedor. ¡El puto Dragón sobre todos!

Se limpia la nariz. Sus ojos denotan rabia.

__ Porque quisiste ser amado. Te gusta sentirte superior, dragón. - suelto enojada - ¡Como no! El dragón neoyorquino siendo amado cuando siempre fue odiado ¿no? - deja que siga en mi histérica situación - Fui tu rata de laboratorio. Tu prueba irrefutable que puedes sentir, y a la primera de cambio, soy la culpable de todo lo que ocurra.

__ ¿Y no fue así? - retrocedo cansada - Dime, ¿no fue así? Porque hasta donde recuerdo, fue de esa manera. - levanto la cara - Te gusta reclamar pero cuando te lanzan las verdades a la cara, huyes. Una cobarde es lo que eres.

__ No huyo.

__ Entonces, responde. - vuelvo a él. - Dime cómo maldita sea pasó todo. Dime tú versión de los hechos. Que sea creíble aunque lo dudo, no eres capaz de hacerlo.

__ No me vas a creer.

__ Porque son mentiras. Son falacias que inventas para justificar lo que hiciste. - enfrenta mi miedo - ¿Quien más podría estar interesado en matar un hi...

Contención Where stories live. Discover now