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Capitulo 30:

—No. Lo que dices no es verdad.

—¿Me amas? ¿Aún me amas como antes?—el menor negó con la cabeza, corriendo la mirada hacia cualquier lado para evitar verle—Jake, tenemos 20 años... Tenemos solo 20 años y estamos pasando por esto, ¿qué quedara para el futuro?

—Van a pasar cosas buenas, lo sé. Mi corazón lo siente.

—¡Esto me está lastimando, Jake!—exclamo al borde del llanto. Un nudo se había formado en su garganta, pero no quería llorar de nuevo. Sabía que estaba cerca de eso, quería evitar llegar a ese punto. Quería evitarlo por Jake.

—¡También me duele! Pero... Pero puedo aguantar por ti, por nosotros. Quiero que sigamos juntos, por favor.

—Jake...

—Prometí no dejarte...—sus palabras salían en un susurro—pero también prometiste no alejarme.

SungHoon cerro los ojos y apretó su agarre en aquel peluche. Podía sentirlos, sentía ese sentimiento que ya había llegado a él. También sabía que no se iría en un buen tiempo. Eso era lo que temía; temía estar así de nuevo, él realmente odiaba estar así. Odiaba sentirse de aquella forma y no poder controlarlo.

—SungHoon, mírame—el menor que estaba absorbe en sus pensamientos, solo negó—¡Por favor, SungHoon!

—Por... Por favor... Déjame solo...

—No. Este... Este no eres tú y...—por fin Jake entendió lo que pasaba. Se maldijo mentalmente por no haberse dado cuenta antes—tu medicación... No te ví tomar tu medicación.

—Nunca estás aquí. Es imposible que me hayas podido ver tomarlas.

—No soy idiota, SungHoon. He visto los botes en el mueble del baño, y están en el mismo lugar desde hace meses.

SungHoon abrió los ojos pero no le miro, es más, bajo su mirada al suelo y no dijo nada más haciendo que la teoría de Jake fuese comprobada.

—SungHoon, debes tomarlas. El terapeuta ha dicho que...

—¡Me importa un demonio lo que él diga!—paso una mano por su rostro frustrado—cuando las tomo... Yo... Es como si estuviese dopado, Jake. Me siento cansado, sin energía, no... No reaccionó a nada. Soy un maldito zombie cuando tomo las malditas pastillas. Soporte eso por ocho años, no voy a volver a tomarlas ahora que lo he decidido por fin.

—Hoonie... Yo no sabía que te hacían sentir de esa forma.

—Ahora lo sabes.

—Amor... estás pasando por un episodio, ¿cierto?—el menor no negó ni confirmó nada, pero Jake sabía la repuesta—me tendrías que haber dicho.

—No quiero ser una molestia para ti o para nadie.

—Eres mi novio, SungHoon.

—Eso no cambia nada. Es que tú no entiendes lo frustrante que es esto para mí...—susurro aún cabizbajo, deseando por todo en el mundo no volver a quebrar en llanto—me frustra no poder controlarme. Me molesta tanto depender de los demás para cuidarme. Quiero ser normal, quiero poder sentir o hacer lo que hace alguien normal. Quiero salir, beber y divertirme; quiero una familia, un padre, una madre a mis hermanos... Quiero poder evitar todo esto y disfrutar el aquí y el ahora con quien amo. Pero nada de esto es posible porque no soy normal.

SungHoon creía que no era normal, pero por otro lado el mayor no creía que eso fuese así. Además, ¿existía algo normal? Claro que no. No existía lo normal, solo existía lo que la gente clasificaba como normal, y la verdad era que toda la gente podía clasificar lo normal de distintas formas. Para Jake, SungHoon era normal, era normal a su forma y eso estaba bien. No creía que Hoon estuviste mal o fuese una carga solo por ser anormal como el mismo Hoon decía.

BonhomieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora