Desde que Margarita tenia uso de razón ha estado enamorada del sensual y muy atractivo entrenador de los especialista.
Saul Silva.
El nombre del hombre que esta tatuado en su corazón.
Y ahora que ya era momento de empezar a estudiar en alfea, seria...
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La prueba tardaría un día en dar los resultados, así que Margarita tendría que esperar a mañana para saber la respuesta, le pidió a Flora que no divulgara el secreto y también que le guardara los resultados y los dejara en su cuarto cuando estuvieran listos, pues quería descubrir la verdad en un lugar privado y donde se sintiera a salvo.
Cuando salió del invernadero, se encontró a Riven esperándola afuera, al verla, apago de inmediato el cigarro y con su mano trataba de disipar el humo, se veía pálido y nervioso, eso, causo que un manto cálido rodeara a Margarita pues, la actitud de Riven ante la situación era acogedora.
—¿Qué pasó? ¿tendremos un bebé? —pregunta incluyéndose en la ecuación sin notarlo, pues, Margarita era como su hermana pequeña, era su mejor amiga y si ella estaba embarazada, entonces él también.
—Mañana tendré los resultados, tranquilo
—¿No deberías tomar alguna mierda medicinal o algo parecido? Digo, solo en caso de que sea positivo—cuestiona y Margarita sonríe
—Tranquilo, tomo esa mierda medicinal desde siempre, ya que ayuda a las mujeres a cuidar el cabello y las uñas, así que eso esta resuelto, lo que me preocupa es que hemos estado fumando y bebiendo
—Mierda, es cierto—maldice y saca la caja de cigarrillos para después aventarla lo más lejos que podía a través de la barrera—Si tu no fumas yo tampoco—y ahora saca la petaca de alcohol y hace lo mismo que con los cigarros—y si no tomas, entonces yo tampoco... ¿Por qué lloras? ¿hice algo malo? —pregunta Riven angustiado viendo a Margarita derramar lágrimas—Carajo, lo siento, si quieres recupero la petaca—hace el ademan de salir por ella, pero Margarita lo toma del brazo y lo abraza con fuerza
—Eres un idiota—murmura contra su pecho y Riven le corresponde el abrazo
—Mierda, Silva me observa desde la distancia, mañana estaré en coma en la enfermería por la paliza de entrenamiento a la que me someterá—murmura viendo la mirada de león hambriento del especialista sobre él, Margarita sonríe contra su pecho
—Si te obliga a pelear contra él, dale una buena paliza de mi parte—le pide divertida separándose mientras se quitaba las lágrimas del rostro y Riven sonríe
