Desde que Margarita tenia uso de razón ha estado enamorada del sensual y muy atractivo entrenador de los especialista.
Saul Silva.
El nombre del hombre que esta tatuado en su corazón.
Y ahora que ya era momento de empezar a estudiar en alfea, seria...
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Cuando Bloom y Stella entraron al despecho de la ahora difunta Rosalind y antes de Dowling, las cuatros adolescentes estaban muy nerviosas por el juicio que se iba a llevar a cabo y también por el veredicto, deseaban que no fuera algo tan extremo como la muerte, en ese instante, Margarita estaba más callada que una tumba, sabía que no era del agrado de la reina, mucho menos por las maneras tan irrespetuosas en las que le hablaba.
Solo esperaba que no recordara aquel breve incidente cuando el semestre pasado fue a ver los avances de Stella y se generó una acalorada discusión entre las tres, deseaba que la Reina Luna fuera más profesional y que no se dejara llevar por rencores o remordimientos pasados, aunque, al ver su mirada de glaciar, temió un momento por su vida y su futuro.
—Todo saldrá bien—promete Stella intentando darles ánimos a Bloom y a Margarita
—Confío en ti—dice su mejor amiga tomando sus manos entre las suyas—Si alguien puede domar a la fiera de tu madre, esa persona eres tú, siempre has podido sacarnos de problemas y no dudaré ahora—ambas amigas se sonríen, confiando en la otra y dándole a Stella la confianza que requería para creer en si misma y en su capacidad de salvarla de esta
Al entrar, la reina Luna tomó su lugar frente a ambas acusadas, escuchando los argumentos de Stella para ejercer como abogada de las culpables y una vez que se autorizo este privilegio, la reina Luna empezó con la lectura de los cargos.
—Anoche, Bloom confesó haber asesinado a Rosalind frente a Saul Silva, pero antes de que me cuente lo que no sé, hay un nuevo cargo que se añade al juicio—las tres chicas se miran entre si, pero la reina Luna observaba a la pequeña Harvey—Bloom también ha sido acusada de asesinar a manera de daño colateral el hijo no nato de Margarita Harvey, un crimen tan atroz que ni siquiera hay un nombre para registrarlo
—¿Qué? Madre, eso...
—Margarita Harvey—la reina Luna se levanta del escritorio y se acerca a la chica—ponte de pie—le pide y ella obedece impresionada por el giro de la situación—no hay palabras para describir lo que es perder un hijo ni nada que pueda decirte para hacerte sentir mejor, si te convoque aquí hoy fue para darte mi más sentido pésame y las runas fueron para evitar que tomaras venganza contra la acusada, lamento tanto que esto te pasara—dice con voz suave y hasta maternal mientras abraza a Margarita quien se queda de piedra en su lugar y observa a Stella muy confundida
