Desde que Margarita tenia uso de razón ha estado enamorada del sensual y muy atractivo entrenador de los especialista.
Saul Silva.
El nombre del hombre que esta tatuado en su corazón.
Y ahora que ya era momento de empezar a estudiar en alfea, seria...
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El grito que salió de la garganta de Margarita Harvey retumbo con fuerza a su alrededor, la tierra debajo de ella se partió al igual que su corazón en ese mismo instante, su cuerpo colapso de rodillas entre la tierra quemada, el pequeño terremoto llegó hasta la barrea de Alfea, pero el sismo se sintió en toda Solaría.
Las manos de la chica temblaban al verlas pintadas con el color carmesí de la sangre, sentía el calor de aquel liquido vital entre sus piernas, manchando su pantalón, manchando la tierra, se paso la mano por el rostro, quitando con fuerza las lagrimas que se acumulaban, manchándose las mejillas, sintiendo el olor del hierro que se fundía con el calor de las llamas que se extinguen a sus costados, hecho la cabeza hacia atrás, los brazos le cayeron inertes a cada lado de su cuerpo y de su garganta salió una risa tan tenebrosa, tan rota y oscura que Bloom despertó de su trance y la observo con miedo.
Miedo al sentir tal energía tan densa empezando a acumularse en el centro de Margarita, en donde siempre había magia calmada y calurosa, ahora había una magia helada, oscura y asfixiante, cuando ella bajó la cabeza, Bloom dio un pasó atrás al ver el color de sus orbes.
Un color carmín, nada parecido al rojo de los brujos de sangre, no, este color rojo era más parecido al de la sangre, oscuro, pero con toques esmeraldas que le daban el brillo de caótica locura, esa mirada insana, psicótica y la sonrisa que tenía no ayudaba en mejorar su imagen
—Margarita...cálmate—pide Bloom alzando las manos, pero, Margarita con un simple movimiento de cabeza la estrello contra el grueso árbol detrás de ella, alzó sus manos, oscuras por la sangre en ella, pero resplandecientes por el brillo rojizo de su magia, enredaderas empezaron a rodear el cuerpo de Bloom
—Todo es tu culpa—murmura con una voz de ultratumba mientras acerca una de las enredaderas al cuello de la pelirroja—¡Tu culpa! —le grita cerca del rostro con las lagrimas bajando de sus mejillas y con la sonrisa temblándole en las comisuras—¿Sabes que dos dragones no puedes coexistir en un mismo territorio? —le cuestiona apretando el agarre de su cuello, Bloom comenzaba a patalear, intentado invocar su magia, pero está se encontraba débil por la explosión de antes
—Margarita—murmura pidiendo clemencia
—Siempre queriendo saberlo todo, nunca teniendo paciencia, jamás escuchando a las personas y haciendo siempre lo que quieres, sin importarte a quien sacrificas en el camino...debí haber hecho esto desde el momento en el que empezaste a darme problemas—le estaba cortando el suministro de aire, Bloom empezaba a ver borroso
