Roommate with a broken heart

Dia siguiente

El día siguiente me desperté y me metí a bañar para poder estar en la recepción a las 10:45 como indicó Sally. Me desvestí y traté de no hacer mucho ruido para no despertar a Steve. Analice mi figura y me sentí bien, había bajado mucho de peso en los últimos años aunque me gustaría ser más delgado.

Me salí de la regadera y me vestí. Salí del cuarto y Steve todavía estaba dormido ya eran 10:15 estaba pensado en despertarlo pero se podía enojar conmigo y ya no quería tener más problemas con Steve. No sabía qué hacer.

Agarre mi mochila con mis cosas y me tome mis pastillas. Tomo muchas pastillas lamentablemente. Todavía me quedaba tiempo para pensar a dónde quería ir a pasar el día, lo que sí sabía es que quería pintar a la gente de Nueva York. Tal vez iría a un restaurante o algo por el estilo.

Ya eran las 10:32 tenía que despertar a Steve para que se alistara.

-Steve...- Le susurre. -Steve despierta.- De pronto salto de la cama por suerte estaba cuidando mi distancia.

-¿Qué carajos te pasa?- Ya me di cuenta de que le gustan las groserías y no sabía usarlas.

-Tú teléfono está suene y suena y faltan 15 minutos para que nos vayamos del hotel. No era mi intención molestarte.- Steve no dijo nada solo sumergió su cabeza en la almohada y se vio obligado a pararse de la cama.

Salí de la habitación y me dirigí al elevador.

-Buenas tardes.- Le dije al señor de limpieza.

-Buenas tardes joven.- Se veía sorprendido de que lo haya saludado. El elevador llegó y ya me tenía que ir a la recepción.

-Gracias por ayudarnos a mantener el lugar limpio. Lindo día.- El señor seguía sorprendido.

Creo que es increíble como con solo un "Hola" o un "Gracias" podemos cambiar el día de una persona. El poder de las palabras es increíble de mil maneras si las sabemos utilizar correctamente. Yo a veces no lo hago y me llego a arrepentir de lo que digo o pienso, probablemente me arrepentiré de algo que les dijo o algo que les voy a decir.