Juntos

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Nos quedamos un buen rato los dos sentados en la silla. Yo no despegaba mis ojos del dibujo y Steve muy amable no dejaba de sostener el hielo en mi brazo. Por un momento se canso y descanso su cabeza sobre mi espalda.

Se me hacía tan lindo que estuviera acostado sobra mi. Llego un momento en el que empecé a escuchar pequeños ronquidos, pero no lo quise despertar. Se que el estaba incómodo pero yo estaba muy feliz como estaba.

Estaba tan enfocado en Steve que el dibujo me estaba quedando un poco mal, por suerte solo eran los detalles, ya había acabado la mayoría. Estaba tan enfocado pensando en eso hasta que el timbre de la habitación se escuchó, me asusté por un momento pensando que podían ser los amigos de Steve pero recordé que pedimos servicio a habitación.

-Mhmm...- Escuche como Steve decía y me dio mucho ternura.

-Yo voy a abrir la puerta.- Le susurre y me dirijo a tender. No estaba equivocado, era la comida así que le recibí y le dije gracias a la señora.

Cerré la puerta y puse la comida en nuestra mesa de café. Steve estaba entre despierto y dormido, mas dormido en realidad.

-¿Quieres comer o dormir?- Dije susurrando para no alterarlo demasiado.

-Comer contigo está bien... y dormir también.

-¿Cual de los los quieres hacer ahorita?

-Comer, contigo.

-... ¿te enojarías si te digo que no tengo hambre?

-Pues... estoy muy dormido no me importa. Pero si quiero que comas, estás muy flaco.

-Claro que no.- Dije soltando unas risas. -Tu tienes un hermoso cuerpo.

-Es todo tuyo.

No voy a mentir diciendo que no me sentía incómodo. No éramos novios, hace unos días nos odiábamos, más bien me odiaba y ahora se comporta conmigo que si quisiera ser mi novio. Esto es horrible.

Steve agarro la comida de la mesa de noche y se sentó en la cama comiendo los molletes que había pedido. Se veía tierno. Prendió la tele pero yo me regresé a la mesa en la que estaba dibujando.

Después de terminar el dibujo a puro lápiz decidí sacar mis colores para poder darle luces azules, rosas, verdes y amarillas. Empecé a sombrear el dibujo con mucha delicadeza y paciencia, no quería arruinarlo con luces sin sentido.

Perdí la noción del tiempo. Ya no sabia que hora era, no sabía lo que estaba haciendo Steve, solo estaba perdido en mi obra. Escuchaba cómo los sonidos de la tele cambiaban, cómo cortaba la comida y ponía los vasos en la mesa de noche, como se servía agua, como se levantó para ir al baño.

-¿Estás bien?- Lo escuche con mucho eco.

-Si...

De un momento a otro pase de estar en la silla a estar cargado entre los brazos de Steve. Me estaba llevando a la cama para estar con el. Lentamente me dejó en ella y se acostó a mi lado.

-Me duele mi hombro.- Solté un pequeño quejido.

-¿Quieres hielo?

Me paré de la cama de golpe y empecé a buscar mi celular por todo el cuarto.

-¿¡Que pasa!?- Me pregunto Steve muy asustado. Se paró de golpe igual que yo, estaba preocupado.

-No recuerdo si le marque a mi papá o no.- Agarre mi teléfono lo más rápido posible y le marque a su numero. Espere un rato a que me contestara.

-¿Hola? Hola pa.

-Hola...- Esa voz.

Roommate with a broken heart Where stories live. Discover now