Harry Potter y la Congregación de los Áspides

Capítulo 29

Callejón Diagon – 22 de diciembre

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Este era el otro lado del tiempo de Navidad, no el piadoso y silencioso sino el apresurado y lleno de gente. Cientos de magos y brujas corrían desenfrenados por el callejón Diagon, buscando, mirando y observando. Varios niños y jóvenes intentaron convencer a los transeúntes de que se desprendieran de algo de dinero, cantando villancicos y atormentando a uno u otro instrumento. Los adultos pisoteaban la nieve, sus botas de invierno dejaban un desastre de nieve, hielo y barro.

En medio de este volcán caminaba un pequeño pero muy alegre grupo, siendo su alegría y des-tensión como un ojo en la vorágine de actividades. Parte de la razón detrás de su serenidad era el impacto del ponche de huevo que Emma Granger les había ofrecido antes de irse de casa. Con una gran sonrisa, Hermione Granger caminaba en el medio, de los brazos unidos con su madre y su futura suegra. Augusta Longbottom seguía al trío con una sonrisa pensativa y contenta en los labios y el siempre vigilante Auror Tonks a su lado, mientras Luna Lovegood bailaba en la nieve, nunca lejos de su amiga Mione, comportándose como un terrier juguetón con demasiada energía. quedarse quieto por más de unos pocos segundos. Naturalmente, llevaba su habitual collar de corcho de cerveza de mantequilla y pendientes de rábano, solo que estos pendientes habían sido un regalo de cumpleaños de Daphne y Harry,

Las seis 'chicas' habían decidido pasar un día juntas, buscando algún regalo de última hora pero sobre todo para simplemente estar juntas, salir de la Mansión por unas horas y disfrutar del Callejón Diagon en Navidad. Neville se quedó en la mansión con Remus durante el día. Querían hablar de algo, cuya naturaleza exacta no estaba clara ni siquiera para Hermione. Estaba feliz de que Neville hubiera comenzado a intensificar su amistad con Remus, un hombre al que adoraba absolutamente. Le había prometido contarle en detalle sobre el progreso de la Biblioteca Lily-Evans y Hermione se sentía mareada cada vez que pensaba en ello. Mirando hacia Tonks, pensó en el motivo de su presencia en Longbottom Manor. Supuso que la asignación de Tonks para proteger a la familia Longbottom era la más importante. Tonks y Remus seguían bailando uno alrededor del otro,

Solo Emma Granger sabía que había sido al revés. Remus le había preguntado hace un mes cómo pensaban los Granger pasar estas semanas, con la esperanza de tener la oportunidad de hablar con su estudiante favorito. Desde que conoció a Hermione hace dos años y especialmente después de que ella mantuvo su pequeño secreto peludo sin decirle ni siquiera durante meses, Remus la respetaba mucho. La amaba casi tanto como a Harry y, a veces, se sentía aún más cerca, con el temperamento y el intelecto de Hermione más parecidos a los suyos. La reunión con los hombres lobo, las ideas que ella presentó y el cuidado sincero que mostró por los de su especie solo habían cerrado el trato para él. Siguiendo el consejo de Emma, ​​Remus le había dicho a Tonks sobre sus planes de Navidad con anticipación. Su reacción a su súplica de conseguir el 'trabajo de guardia de la mansión' había sido... entusiasta.

"¿Y tus padres?" Augusta solo le preguntó a la joven a su lado.

"Pasarán unos días con unos amigos en Praga. Una de sus compañeras de clase se casó con un político local y hace años que no se ven. Y papá siempre quiso conocer la Ciudad del Golem. El Barrio Judío de Praga. también es famoso".

"Sí, escuché sobre eso y, naturalmente, leí la historia sobre el Golem y su creador, el rabino Judah Loew. Es una historia muy... que invita a la reflexión sobre el intelecto y la arrogancia. Como muchos otros, este rabino aparentemente era un hombre que pensaba demasiado". gran parte de sus propias habilidades y decisiones", respondió Augusta, en realidad hablando más de otro hombre muy inteligente, talentoso y altivo que el rabino Loew. Tonks asintió, una sonrisa que mostraba que entendía el significado oculto.