Destrozame el alma, acaba con mis ilusiones, rompe todos los muros y pulveriza mi corazón pero no me dejes porque sin ti me siento fría, vacía, sin energías, llegaste a entrar a mi corazón de forma violenta sin ningún tacto o empatía pero poco a poc...
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| Abril |
Leo había traído unos postres para cada uno, no sabía cómo era posible que pudiera con tantas bolsas, observó como le da de su postre a Abner y luego le da un beso en la frente.
—¿Quieres hijos? —preguntó sin poder detenerme, era tan dulce la escena como Abner lo mira como si fuera una maravilla y la cálida mirada en Leo, derrite mi corazón, ambos me miran al escucharme—. Es que se ven tan adorables que no pude evitar preguntar.
Sonrie al escucharme, había un brillo en sus ojos—. Si quiero tener hijos princesa, cuantos más mejor —confiesa sonriéndole a Abner—. Cuidar a Abner me da algo de practica y no te preocupes, tú pregúntame lo que quieras.
—No quisiera incomodarte, yo hago muchas preguntas a veces.
—No me incomodas cariño, pregunta lo que quieras.
—Bueno —sacó un cuaderno de mi mochila haciéndolo reír—. ¿De que te ríes?
—¿Realmente lo escribiste?
—Me gusta conocer a las personas bien —aclaró abriendo el cuaderno en la primera hoja
—Me haces sentir especial, nadie ha escrito un cuaderno solo por mi —lo miro con curiosidad—. Aunque hacen retratos de mi por ser el mayor y sucesor de papa, y escriben todo lo que digo, aunque no porque les guste.
—A mi nadie me ha hecho un retrato, debe sentirse bien.
—Yo te dibujo hasta en las estrellas si quieres cariño —sonríe de lado mirándome con ese brillo en los ojos—. Ademas cuando nos casemos, te dibujarán a ti también.
—¿Casarnos? —me asombro al escucharme a mi misma—. Ni hemos tenido citas.
—Yo tengo fe —esta vez soy yo quien río—. No te rías de mi cariño, hieres mis sentimientos —se toca el pecho fijando su mirada en mi—. Mejor pregúntame.
—¿Cual es la mayor mentira que te contaron en tu niñez?
Sus ojos se entristece al escucharme—. Que mamá y papá siempre me protegerían —revela despegando su mirada de mi para mirar a Abner, comienza a acariciar su cabello—. Ni con todo el poder ni el dinero del mundo lograron protegernos cuando nacimos, crecimos sin ellos y nos creyeron asesinos —tiemblo al escucharlo.
—¿Y lo son? —me golpeó mentalmente al escucharlo
—No cariño, nos secuestraron y nos amenazaban para que hiciéramos lo que quisieran, también secuestraron a Evelio, Elizabeth y Sara —revela dirigiendo su mirada a los nombrados—. Cuando mamá estaba dando a luz a Evelio, se lo llevaron y le dispararon a mamá, casi la matan.
