Capitulo 4

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| Emiliano |

Me encuentro firmando unos papeles cuando la radio cambia de cancion, a una de una tal granja con pollito pio y gallina, es realmente fastidioso escucharla cantar por una semana creo que me volvere loco.

—Hola Emiliano —saluda Robert entrando a la oficina con cara de pocos amigos, sabía que no le gustaba el hecho de que tuviera a mi luna encerrada pero como yo soy el Alpha.

—Robert ¿Los guerreros como estan? ¿Ya leiste los contratos de la empresa? —interrogó tomando un bolígrafo para firmar algunos que son confidencial.

—Los guerreros estan bien y los contratos puedes firmarlos ¿Cuando pretendes soltarla? —curiosea con algo de molestia pero aún observándome con respecto.

—¿A quien? Porque Albert se quedara ahi hasta que lo decapite en dos dias —observó a mi laptop viendo los informes de la empresa, se que Renzo odia que Abril hable con Albert pero no se puede hacer nada.

—A la luna —responde sin más, con que a eso venía. Dejo el boligrafo molesto, el no deberia de mencionarlo, nadie sabe que tengo a mi mate en una celda o que la encontre, lo miro enojado causando que el bajara la cabeza.

—Cierra la boca Robert, te dije que no hablaras sobre ella —contradigo lo que dice apuntándolo con mi dedo índice, me lograba molestar.

—Pero Alpha ella es su mate y deberia estar aqui con usted, a su lado no en una celda pudriendose, usted solo deja que la alimente tres veces por semana, eso no es vida, ella es humana, podria darle un resfriado o deshidratarse, o morir por anemia —reconoce pero el hecho de que este hablando de ella como si importara me molesta, esa niñata solo me traerá problemas.

—¡No me importa! Si ella esta viva es porque si muere yo tambien y eso no pasara, ella es una debilidad —tomó de nuevo mi asiento dedicándome a llenar formularios viejos, el bufa sin verme a los ojos.

—Bien es una debilidad, nadie sabe de ella pero al menos deberia alimentarla bien y darle de beber si no quiere morir usted tambien —contesta dándose la vuelta dispuesto a irse, ruedo los ojos por las estupideces que dijo.

Se va dejandome solo, increible que tenga la valentia de retarme, me levanto furioso de mi asiento aflojando mi corbata en el camino.

—Olga ¿Donde estas? —digo a la nada mirando por los alrededores, le he dicho que se mantenga cerca.

—Señor —aparece cabizbaja mostrandome respecto pero la ignoro.

—Trae a la ruidosa arriba, quiero que cene conmigo hoy —demandó casi escupiendo las palabras, mundana más rara esa.

—¿Quiere que la vista con las prendas que compro para la señorita?

—¿Con cuales mas Olga? No es como si ya trajeron sus cosas aqui ¿Verdad? —aclaró lo obvio mientras ambos caminamos hacia las escaleras.

—Ya estan aqui señor —enuncia generando que la mirara con cara de póker, si están aquí ¿Por que hace preguntas tan estupidas? Madre mía.

—Entonces que se ponga las suyas y ya deja de hacer preguntas Olga —ella asiente cabizbaja dispuesta a irse no sin antes soltar.

—Si mi señor.

Ruedo los ojos caminando hacia las escaleras avanzando a el comedor, me siento en la cabecera, la cena ya estaba servida asi que comence a comer, si que estaba mejor que ayer la comida, debo despedir al chef, escucho a Olga acercarse despues de un largo rato.

—¿Sucede algo? —comentó al ver que no está la ruidosa por ningún lugar.

—La señorita Abril dice que su demanda sobre cenar se la meta por donde no le entra el sol y que le compre una Xbox —alega cabizbaja, se que la loca lo dijo con más enojo y más emoción pero bueno no está permitido insultarme de esa manera aún cuando no lo dijo ella.

Encadenada al AlphaWhere stories live. Discover now