Capítulo veintiséis

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—¿En el ascensor? ¡¡Pero qué clase de película porno es esta!! —gritó Rose casi levantándose del asiento.

—Pero... ¿es ella la que empieza? —preguntó Elena—. Me quedo muerta.

—Sin miedo a nada —afirmó Rose—. De perdidos al río.

—Está dispuesta a que la puedan pillar con tal de... hacerte cositas —añadió Elena.

Suspiré.

—Ha sido... tan excitante... —confesé—. No imagináis cómo he salido de ese ascensor, chicas.

—Con las piernas pegadas —soltó Rose—. Y no con pegamento.

—Tía, qué asco —se quejó Elena.

—¿Qué pasa? ¿He dicho yo alguna mentira? —arqueó las cejas—. Si estoy cachonda hasta yo de imaginarlo.

—Bueno que... empiezo a pensar que la cena de esta noche, será algo más que una simple cena —dije.

—¡Ah! ¿Y te das cuenta ahora? —se quejó Rose—. Te lo llevamos diciendo días.

—Ha dejado muy claro lo que quiere de ti haciendo eso en el ascensor, ¿no crees? —Elena asintió con la cabeza y miró a Rose.

—Muy muy claro. Y si no lo quieres ver es que eres tonta.

—Yo de ti, me iría cenada de casa —dijo Elena—. No creo que te vaya a servir nada en plato.

Rose y Elena soltaron una carcajada.

¿Cómo no me iba a dar de cenar? Algo tendría que haber. No iba a entrar por la puerta y nos íbamos a poner a besarnos directamente como dos animales en celo. ¿O sí?

—La cuestión es que hoy es tu gran noche —dijo Rose—. Y ella te recibe con las piernas bien abiertas.

—¡¡Rose!! —grité.

—¡¿Qué pasa?!

Elena se echó a reír con ganas.

Cuando me tiré a Addison en el baño de aquel lugar nunca pensé toda la historia que habría detrás. Todo el morbo acumulado, la obligación de hablarle de usted, que estuviera casada y mucho menos, que fuera dueña de una de las empresas más importantes. Cuando me besé con ella no podía imaginar nada de lo que iba a pasar. Cuando me pedía que moviera mi mano más rápido no estaba en mi mente que mi futura jefa me lo estaba pidiendo. Si lo hubiera sabido, ¿hubiera continuado con aquello? ¿hubiéramos parado? Algo me conectaba con Addison. Y no solo en el terreno profesional. Algo nos conectó desde que ella apoyó los codos a mi lado en la barra.

—Pregunta importante —dijo Rose—. A very important question...

—¿Qué te vas a poner? —Elena se adelantó.

Esbocé una sonrisa. Era un debate interesante pues; no tenía ni idea. No es que me gustase mucho elegir modelitos, se me daba un poco mal combinar las cosas. Y mi armario era variado así que más motivo para estresarme.

—¿Qué estilo vas a elegir? —preguntó Elena dispuesta a ayudarme a seleccionar lo mejor de lo mejor—. ¿Elegante? ¿De diario? ¿De gala? ¿Sexy?

—No lo sé. Es una cena en su casa... tampoco me voy a vestir como si fuera a recoger un premio.

—¡¿Y por qué no?! —dijo Rose ofendida.

—Yo elegiría algo sencillo pero atrevido. —Opinó Elena.

—¿Tú crees?

—Sí. Un look sencillo y explosivo. De esos que nada más verte lo primero que piense sea: «¡vaya!».

Addison LaneWhere stories live. Discover now