UNA PARTE DE LA FIESTA

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Bueno, sigo con mi misión de mejorar esta historia para poder llevarla a Amazon, y de añadir contenido nuevo, como esta fiesta de bienvenida de la empresa, a la que por cierto, le estoy buscando un nombre. Si alguien se anima a proponer alguno... ¿Cómo podría llamarse la empresa de Addison?

Pues esta escena es nueva, y solo es un boceto, no está bien escrita, ni terminada, y ni siquiera sé si se va a quedar así. Pero es una idea. La escena transcurre durante la fiesta de la empresa. 

Como he leído que me echábais de menos, pues os la dejo por aquí para que me deis vuestra opinión. Yo mientras tanto, sigo perfeccionando cosas.

Os leo.

Un saludo. Y gracias.

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—Hola.

La de las Gucci se giró y me miró frunciendo el ceño.

—¿Qué tal? —preguntó, siendo amable.

—¿Sabes quien soy? —Me sentí patética nada más hacer la pregunta. Nos habíamos visto esa mañana, sí, pero ¿por qué me iba a reconocer?

Me miró unos segundos, hizo una mueca de duda y negó con la cabeza.

—Nos hemos conocido esta mañana —informé—. En el parque. Ibas con Leonardo.

—¡Oh! —La pija asintió con la cabeza—. Eres la chica a la que ha lamido mi perro.

Sonreí de lado y asentí con la cabeza.

Esa misma.

—¡Qué casualidad! —exclamó—. No sabía que trabajabas en esta empresa.

—Claro. No podías saberlo. El mundo es un pañuelo.

—Soy Ginna —me tendió la mano y se la estreché con ganas.

—Abigail. Abby.

—Bonito nombre. ¿Llevas mucho tiempo trabajando aquí?

—Qué va. Soy nueva.

Ginna bebió de su cóctel.

—Soy una de esas a la que Addison le tiene tanto miedo —bromeé, ella soltó una carcajada—. No sé por qué. ¿Qué se piensa que vamos a hacer? ¿Liarnos entre nosotros en el baño?

Me quedé agustísimo al decir eso.

—Addison es muy peculiar —explicó—. Quiere que todo salga bien.

—¿Cuánto tiempo hace que la conoces? —quise saber.

—Toda la vida.

—Y sé sincera..., ¿tú esperabas que fuera a entrar en moto y vestida así?

Ginna abrió los ojos como platos y negó en rotundo.

—Para nada.

—Dile de mi parte que los nuevos somos inofensivos —esbocé una sonrisa.

—Yo sé que lo sois —dijo dándole vueltas al cóctel—. Confío en vosotros.

Quise hacerle miles de preguntas. Como por ejemplo; por qué no había venido su marido, si Addison había sido siempre así, si era lo suficientemente amiga como para contarle que se escapaba por las noches a sitios de mala muerte a ligar con jovencitas, que si le había contado algo sobre su noche de pasión y si le había confesado la terrible química que teníamos, pero me limité a hablarle del perro tan bonito que tenían y de lo guapo y rubio que era su hijo. Addison apareció al fondo hablando con otra mujer, nuestras miradas se encontraron y me llené de orgullo al ver su cara de desconcierto al descubrirme hablando con su mejor amiga. No dudó ni tres segundos en hacerle un gesto con la mano a modo de disculpa a la mujer con la que hablaba y ausentarse para venir hasta nosotras. El cuerpo se me descompuso al ver que estaba en camino.

Addison LaneWhere stories live. Discover now