🩸PASIÓN DE SANGRE 🧛‍♀️

24-Dolor

Narra Ariadna

Me arrastro por el suelo hasta llegar a mi escritorio, me afirmo de la silla para poder pararme, sus estacas nos están haciendo demasiado daño ya que contienen magia negra, me saco mi cinturón poniéndolo en mi boca, muerdo fuerte y entonces me quito estaca por estaca de todo mi cuerpo, lloro del dolor que me producen.
Saco el aire hasta que ya no queda ninguna, así como estoy de débil en cualquier momento me desmayo, me meto a mi caja fuerte, en esta guardo un poco de sangre humana, me la bebo toda para reponer fuerzas.

-Debemos arrancar.- llega Paloma mal herida.

-No vamos a detenernos.

-Claro que si.- se levanta su blusa dejándome ver una gran herida al lado de su ombligo.- La magia se me incrustó en los huesos.

-Mierda, vamos.

Le doy un poco de sangre, reúno a los chicos que quedan vivos y nos vamos a un refugio que tenemos preparado.

Las brujas se encargan de atendernos y curar nuestras heridas, me voy a descansar un poco a mi habitación, me quito toda la ropa para darme un baño de espuma, mis pensamientos se van hacia ella, pongo mi mano en mi collar para hacer conexión con el collar de ella pero no obtengo resultado, intento localizarla con mi poder vampírico, veo visiones de ella con un bolso, de pronto no diviso más que negro.

Me seco el cuerpo y me visto a gran velocidad, tomo mi chaqueta, le indico a Luciano de que me voy a Bruselas.

Tomo el primer avión que sale a Bélgica, los pelos se me ponen de punta al pensar en que Dimitri la puede tener bajo su poder, un dolor en mi pecho me invade, llego hasta la cabina y obligo al piloto que se vaya lo más rápido posible.

****

Llego en un taxi hasta la casa en la que está mi abejita, abro la puerta con la esperanza de verla con su tierna mirada de ángel.
Hago un recorrido completo y lo único que encuentro es una carta sobre la cama, me gano en el sofá algo temblorosa, la abro.

" Si estás leyendo esto es porque ya me fui a otro país lejos de los vampiros y brujas, me costará vivir pensando en que estás criaturas viven, lo único hermoso de este secreto eres tú mi colmillito, fuiste el mejor acostón de mi vida, esos besos que me diste fueron de otro nivel, ver tu sonrisa por la mañana, hacerte gemir, fue una sensación única. Me voy para que no te hagan sufrir, leí lo que les pasa a los tenebris cuando incumplen una de la reglas y tu casi las incumpliste todas por mi culpa, no estoy dispuesta a que pases por esas atrocidades, el dolor que tu sientas lo sentiré yo porque me di cuenta que estoy enamorada de ti, te incrustaste en mi corazón para siempre, toda mi vida estarás en mi mente, no quiero que me busques, sé feliz bonita y si me llegan a encontrar algún día no permitas que me conviertan en una vampira, jamas quiero eso para mi.
                  Te amo mi colmillito
Se despide para siempre tu abejita".

Mis ojos se ponen lagrimosos, ella se enamoró de este demonio, estoy alucinando con su carta, no soy capaz de creerlo.
Me recuesto sin parar de llorar, su olor en la almohada invade mis narices, me la imagino a mi lado abrazándome de cucharita como tanto me gusta a mi.

Abro mis ojos y veo a dos guardias de Dimitri parados frente a mi, intento pelear pero me clavan estacas de plata con magia en el pecho.

Me soplan algo al rostro y todo se va a negro.

****

Siento que mi cara es golpeada, observo hacia todos lados, me tienen totalmente inmovilizada, se detienen al ver de que estoy consciente.

-Hola bonita.- se sienta frente a mi sonriendo.

-Eres un cobarde.

-Soy un líder que quiere lo mejor para su pueblo y lo mejor que podemos hacer ahora es matarte.

-Sabes que no vas a poder hacerlo, nada me puede matar, en cambio a ti, una simple daga puede hacer que desaparezcas de este mundo.

-Estás segura de que no puedes morir?, por ahí se rumorea que la gran Ariadna Vlachos ya no es inmortal.

Mi piel se pone de gallina al escuchar eso, sólo dos personas saben la verdad y estoy muy segura de que ninguna de ellas me traicionaria.

-Mientes solo para creer que tienes poder, mejor luchemos uno contra uno.

-No sería justo, sabes que no soy un tenebris legítimo.

-Entonces que quieres, estoy arta de esta maldita guerra.

-Quiero todo el poder y dinero que posees, quiero que seas una vampira desterrada.

-Nunca te daré mi poder porque me lo gané yo sola, por si no lo recuerdas fui yo quien te hizo un maldito tenebris, quieres que el clan sepa eso?.

-Calla.- me da una bofetada.- Ese secreto te lo vas a llevar a la tumba.

-Claro que no, les voy a contar a todos de que fui yo quien te creó, que gracias  a mi aún respiras, así vas a perder todo lo que tienes, te van a enterrar vivo bajo cien metros de profundidad o quizás se apiaden de ti y te maten.

-Pudrete zorra, chicos llevenla hasta las tumbas, vamos a encerrarla.

-Creo que no va a ser necerio.- habla una voz muy conocida detrás de mi.

-Mi querido Elián.- extiende sus brazos en tono de alegría.- Dime que me traes buenas noticias.

-Mejor que eso, mi hermanita si se puede matar, aquí está la persona a quien ama.- veo como le entrega en sus brazos a Zoe, está sedada.

Mi corazón se acelera, maldito hijo de puta, intento moverme cayendo con la silla a la estoy amarrada al piso, lloro al verla ahí tan débil.

-Ay mi querida Ariadna, después de todo si vas a morir, quién iba a pensar que tu propia sangre iba a ser quien me diera la sangre de la persona que amas para matarte, en fin, esta noche serás condenada a muerte bajo la luz de la luna, por mientras vas a sentir todo el dolor que puede haber sobre ti con una estaca de madera, en la noche será la de plata y lo voy a disfrutar demasiado.

Saca un poco de la sangre de Zoe, baña una estaca de madera y la clava en mi corazón, de inmediato mis huesos se quiebran, siento el dolor recorrer mis venas, todo lo que vivimos juntas se incrusta en mi mente, casi puedo llegar a sentir lo que ella sufre, nuestros corazones se unen en uno sintiendo todas las emociones de la otra.

A pesar de que está inconsciente en los brazos de Dimitri, lagrimas ruedan de sus ojo cerrados.

Ahora si que la historia de Ariadna Vlachos está por terminar.

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Maldito Elián!