45. El juguete.

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—Matt, por favor, me vengo—Milly gime en mi oido con los ojos cerrados.

Me muevo con insistencia dentro de ella hasta que se viene.

Gime bajito y luego suspira.

—¿Estas bien?—pregunto pero recibo una respuesta.

Esta muy quieta.

—¿Milly?.

Levanto mi cara de su cuello solo para darme cuenta de que esta dormida.

Joder.

Esto tiene que ser broma.

Suelto una pequeña risa al verla ahi, debajo de mi, sudada, sonrojada y dormida.

Nunca voy a entender esa habilidad que tiene para dormirse en menos de un segundo.

Lo peor es que no he logrado acabar.

La tomo en mis brazos y la llevo hasta la cama.

La acuesto sobre las sabanas y ella ni se entera, esta literalmente inconsciente, al menos respira.

Me tumbo a su lado aun duro.

—Haz dejado el trabajo a la mitad—llevo la mano a mi miembro y comienzo a moverla de atriba a abajo generando placer—Esta va por ti entonces.

Sigo masturbandome allí tumbado al lado de ella hasta acabar.

...

No puedo dormir.

He intentado, pero solo he estado dando vueltas en la cama.

Ojala pudiera dormir con tanta facilidad como Milly, la veo profundamente dormida y me da un poco de envidia.

Mi cuerpo aun funciona con el horario de Londres.

Ya casi va a amanecer.

Me levanto de la cama y me pongo ropa interior, busco mis cigarrillos y mi encendedor y salgo al balcón a fumar.

El aire afuera es caliente, aunque apenas va a salir el sol, y el cielo esta completamente despejado, nada parecido al cielo siempre nublado de Londres.

Sin querer siempre estoy comparando todo con Londres.

Le escribo a mamá para informarle que todo esta bien y que todo ha salido bien  mejor que lo planeado.

Me distraigo un poco mas con el paisaje, esta ciudad es hermosa, de alguna forma me recuerda a Milly, tan calida, tan vibrante, tan impredecible, es hermosa.

El sol ya ha salido, he increíblemente me encuentro disfrutando de él, enciendo otro cigarro.

—¿Se cayó de la cama señor?—escucho la voz de Milly tras de mi, me guro a verla.

Esta de pie en la puerta del balcon su cabello rubio esta algo despeinado y apenas cubre su cuerpo desnudo con las sabanas.

No puedo evitar sonreir al verla.

—Tengo Jet lag—respondo—No me acostumbro a este horario.

No he pegado un ojo, y ahora es que me esta entrando sueño.

—Mi pobre hombre—habla con una voz muy particular, como le hablaría alguien a un niño chiquito, lo cual me hace gracia, se acerca hasta dejar su cuerpo pegado al mío y me  besa—Hoy en la noche te voy a poner a dormir como un bebe—sonríe.

Yo niego.

—¿Así como anoche?—señalo con ironía—Tuve que cargarte hasta la cama y mi mano tuvo que terminar el trabajo por ti, porque te quedaste dormida.

La casa del Dragon (MATT POV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora