Chapter three: ¿What's wrong with those names?

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Entrecierro los ojos tratando de ver de quien se trata y cuando al fin lo logro, la sorpresa y pena me invaden. El extraño se levanta de su asiento dejándome verlo mejor y aunque aún sigo lo suficientemente asustada, la vergüenza mezclada con enojo me hacen gritarle.
—¿Por qué me has espantado así? —le reclamo.
El chico de cabello castaño suelta una débil risa por lo bajo que ante el inminente silencio que nos invade, se oye por cualquier rincón.
—No era mi intención. Pero como preguntaste, yo respondí. —contestó.
—Si, bueno, por un segundo creí que era la muerte —exclamé aún sintiendo el miedo dentro de mi pecho.
Él tan solo sonrió de lado con cierta ironía como si acabara de dar en el clavo.
—Al pasó al que ibas ya estaba memorizando todo tu texto —se burla y veo como comienza a caminar por la mitad del corredor.
Mi corazón comienza a latir y esta vez no de miedo. Trato de sostener su mirada pero me es difícil hacerlo. No me sentía en mis terrenos como el día de ayer donde yo simplemente era una trabajadora dándole recomendaciones de películas. Aquí simplemente era yo sin ninguna protección. No sé por qué pero a diferencia de la noche anterior, él forastero lucia más imponente. No como el chico tímido y serio sino como alguien que caminaba con una gran confianza como si siempre hubiera estado aquí.
Tragué grueso e hice mi mayor esfuerzo por no perder la compostura.
—No soy buena reteniendo información —dije con honestidad.
—Deduzco que vienes a practicar...aquí —elevó sus cejas tras dar una rápida mirada a sus costados.
Asentí apretando la hoja entre mis manos en busca de encontrar tranquilidad.
—¿Tú qué haces aquí? —fue lo primero que se me vino a la mente. No como acusación sino por intriga, aunque mi tono de voz sonó más como la primera opción.
Arqueó una ceja con expresión de repeche.
—¿Yo? Explorando el lugar. Pero tú. ¿Qué hace una chica en un lugar lejos de la gente? ¿No temes qué algo malo te pase?
—Como te dije ayer. Es un lugar tranquilo.
—¿Pero no temes que algún extraño llegue y pueda hacerte algo? Este es el lugar perfecto para cometer un crimen y nadie lo sabría —dice con cierta burla.
—Las personas que conocen aquí temen venir. Creen que es un lugar maldito. —respondo.
—Braudel; tierra santa y maldita —asiente y junto mis cejas pues no tenía idea que un recién llegado conociera la historia de aquí. Al ver mi confusión agrega—: leí sobre el lugar.
Lo sigo con la mirada y veo como toma asiento en la primera fila, quedando a unos pocos metros de mi. Apoya sus brazos sobre sus muslos.
—¿Y tú eres escéptica? —me pregunta curioso.
—Solo creo qué hay peores lugares que aquí —respondo.
Él me me mira con algo de extrañeza pues es comprensible que no entienda a que me refiero y prefiero que así se quede.
—Solo digo que al principio si me daba miedo aquí, e incluso aún guarda una energía algo fuerte y tétrica, no lo negaré. Pero al venir aquí y practicar con todas estas...estatuas, el miedo de este lugar lo he remplazado por otro.
—¿A qué? —preguntó intrigado.
—Hablar en público —digo y rasco mi labio.
—Ya veo. ¿No te sientes mal que ninguno te de ánimos? —mira a las estatuas.
Rio por lo bajo.
—Nora me da ánimos en realidad —señalo a la estatua que está a su lado.
Abre sus ojos con sorpresa y diversión.
—¿Tienen nombre?
Asiento con gracia.
—Así es más sencillo —explico y el tan solo ríe.
—Si fuera la primera vez que nos conociéramos retrocedería lentamente hasta darme la media vuelta huyendo —bromea y me cubro la mitad de mi rostro con la hoja que sostengo— Pero me has recomendado una película que me ha encantado.
—¿En serio? —le pregunto con fascinación.
De pronto él se levanta y comienza a subir las escaleras caminando de un lado a otro.
—De hecho fui a la tienda para devolver la película pero tú no estabas. Pensaba devolverla y que me recomendaras otra. —me hace saber.
—¡Por supuesto! Tengo muchos títulos.
—Perfecto. Tuviste razón; me engancho desde los primeros minutos. Si me cuestione si lo había hecho o no.
—Yo tarde para animarme a verla. No estaba segura de lo que me encontraría pero me sorprendió de una increíble manera. Amo esa película,
—¿Te gustan mucho las películas verdad?
—Disfruto verlas. —me encojo de hombros— Hay una película que está en cartelera, no tardan en quitarla pero aún se está proyectando aquí en el cine.
—¿Cual es?
—Se llama Seven con Brad Pitt y Morgan Freeman quien interpretó a Red. Creo que te gustará.
El chico me mira y esboza una media sonrisa.
—Confiaré. Sirve y conozco el cine.
Lo sigo con la mirada mientras él continúa explorando el lugar con sus ojos curiosos.
—Soy Theo por cierto —me presenté.
Vuelve su atención a mi con una débil sonrisa juguetona.
—Lo se.
Junto mis cejas confundía pues no recuerdo si ya le había dicho mi nombre o no.
—La señora te llamó por tu nombre ayer. Además de que lo tenías en tu placa —ríe.
—Claro —desvío la mirada de vergüenza al olvidarlo.
—Soy Matthew pero puedes llamarme Matt.
Que lindo nombre. Y no solo él era lindo físicamente sino que en serio era lindo. Era divertido sin intentarlo y al mismo tiempo tranquilo.
—¿Recién te mudaste Matt?
—Algo así. Podría decirse que mi familia nació aquí —dice esto último con su atención en el techo.
—¿Oh, en serio? Increíble —es lo único que decido decir pues aunque tenga varias preguntas que deseo que me dé respuesta, me abstengo y opto por no verme tan entrometida.
Apenas es la primera vez que conversamos, no quiero estropear las cosas y que se sienta incómodo o peor, que piense que soy molesta.
—¿Está bien si me quedo un rato? A menos que te incomode, en ese caso puedo...
—No. Esta bien. Puedes quedarte, es un lugar libre —me apresuré a decirle.
—En ese caso —sonrió mostrando sus dientes y después bajó para tomar asiento a lado de Nora atento a mi.
Apreté mis labios pues el tener su mirada tan fija en mí complicaba que volviera a desenvolverme como tiempo atrás.
Su sonrisa no desaparecía y parecía que lo hacía a propósito para ponerme nerviosa. Creo que le divertía.
Rasque mi nunca.
—¿Podrías cambiarte de asiento? —le pregunté con mucha pena.
Este río divertido pues había logrado su cometido.
—Muy bien. Con Nora no me quieres. ¿Entonces a quien le hago compañía? —preguntó juguetón.
Reí y señale a dos bancas de la primera fila.
—Dos atrás, al lado de Nic y Chris —le seguí el juego y entonces su sonrisa se esfumó.
—¿Qué has dicho? —cuestionó en un tono algo golpeado dejándome confundida por su cambio de actitud tan repentino.
Lucia extrañamente molesto y aturdido. No entendí por qué en realidad.
—¿Nic y Chris? —pregunté insegura pues no entendía que le pasaba o qué había dicho para ponerlo...¿molesto?
—¿Por qué esos nombres en específico? —me cuestionó dejándome más confundida.
—¿Porque fueron los primeros que se me vinieron a la mente? No me quebré la cabeza pensando ponerle algún nombre extravagante a las estatuas. —explico.
Sus facciones se relajan y tras suspirar vuelve a mirarme con una expresión cansada pero no enojada.
—¿Cualquier otro lugar que no sea al lado de ellos? —me pidió dejándome aún más desconcertada. No cuestione tan solo accedí.
—Entonces en la banca de al lado. Con Ronnie. A menos que la discrimines por tener ese nombre —digo con sarcasmo.
—Con Ronnie está bien. —aceptó.
¿Qué tienen de malos esos nombres?

CHANGES [Matt & Chris Sturniolo] Where stories live. Discover now