Chapter Thirty Nine: The Pawn

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Nunca antes había pisado Nueva York, de hecho, nunca antes había salido de mi pueblo y conocido otros lugares que no fuera mi hogar

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Nunca antes había pisado Nueva York, de hecho, nunca antes había salido de mi pueblo y conocido otros lugares que no fuera mi hogar. Todo aquí era tan rápido, ruidoso y con mucha vida. Era algo abrumador y no fue hasta este momento que comprendí que odiaba las multitudes y el ajetreo. Chris me observaba con una sonrisa divertida viendo como me deslumbraba por cada detalle que mis ojos observaban conforme pasábamos las calles, ¿así es como los perritos se sienten cuando sacan su cabeza del coche?
Fue la primera vez que las preocupaciones desaparecieron y pude escapar aunque sea un momento de los problemas que me rodeaban.
—¿Te gusta? —me preguntó Chris.
Me incorporé en el asiento de copiloto y lo miré con una expresión de emoción.
—Un poco. —admití y volví a mirar hacia los alrededores— pero no para vivir ¿Sabes? Es muy...
—¿Estresante?
—Si. ¿A ti te gusta? Vivir aquí.
—Solo cuando estoy aburrido. Cuando éramos los tres, íbamos de un lado a otro conociendo lugares, adaptándonos a la modernidad y descubriendo cada rincón. A Nick en cambio le gusta aquí, él y yo solíamos divertirnos en el Estudio 54; mucha libertad, diversión y perdición. Matt en cambio le gustaba más la tranquilidad. Y no, no viviría aquí, mi idea de lo que deseaba de un hogar era estar en un lugar como él que crecí —me hace saber y percibo nostalgia en su expresión al expresarlo.
—¿Cómo? —lo alenté a que prosiguiera.
Una débil sonrisa se formó en sus labios.
—En el bosque, un lugar en donde pudiera ser libre, buscar madera y llevarla a la chimenea, salir a pescar con Nick y Matt —comenta y sus ojos comienzan a iluminarse— pasear por los alrededores con alguien y cenar con mis seres queridos. Tampoco busco ser un ermitaño, pero si alguien que disfruta de la naturaleza donde a veces deseo alejarme del ajetreo.
No dije nada, deseaba alentarlo a que aún no era tarde para buscar tener esa vida, pero la realidad era que en su mundo era complicado establecerse en un espacio y no porque no lo desearan, sino porque su vida no era como tal de ellos. Me entristecía saber que sus anhelos solo eran un dulce recuerdo de lo que fueron y pudieron llegar hacer... Y aún después de lo que pasó con ambos, seguía mencionando a Matt con cariño, me imagino yo para no olvidar su posición y el respeto que le debía. Supongo que se sentía culpable por haberme besado y yo también pues, lo último que quería era que él se sintiera conflictuado emocional y moralmente. Al final terminaría odiándose por sus acciones y eso conllevaría a que a mi también me odiara.
Yo por otra parte, me sentía extraña pues, quiero a Matt y al mismo tiempo siento resentimiento y no sé de dónde viene eso. No lo entiendo. Algo en mi siente una incertidumbre tras aquellas memorias que se vinieron de golpe y aunque no pude verlas todas, los sentimientos que he sentido a partir de ahí me hacen cuestionarme ¿qué demonios me pasa? ¿Que pasó? ¿Que sucedió? Y aunque deseo con todas mis fuerzas encontrar las respuestas a mis dudas, cada vez que lo pienso se me comprime el corazón y me invade un horrible miedo. 

—¿Estas bien? —me pregunta de pronto Chris, rompiendo mi burbuja de pensamientos.
Lo miro de inmediato y noto que luce preocupado.
Creo que prefería cuando me aborrecía. Me hace sentir mal que sea lindo conmigo.
Trago grueso y aparto la mirada hacia al frente para en seguida asentir en silencio.
Noto como se desvía del carril y se estaciona en una acera lejos de los carros. El sonido del motor se detiene y entonces siento como se acomoda, para esto lo vuelvo a mirar y veo que me observa con atención como si esperara a que dijera algo.
—¿Por qué te detuviste? —le pregunté.
—No lo se, tú dime. —respondió.
Alcé mis cejas y lo observé con detenimiento.
—Lo siento, Chris. —me disculpé. Este juntó sus cejas si comprender a que me refería— No quiero que pienses que soy una maldita perra —confesé.
—¿De que hablas?
—Quiero a Matt y lo que hice... —bajé la cabeza con vergüenza y comencé a negar.
—Yo soy el que debería sentir pena. Yo te besé —protestó.
—Pero te correspondí y eso no está bien —lo interrumpí— No quiero entrometerme. No puedo. No quiero ser esa clase de persona.
—¿Sientes algo...por mi? —me preguntó y elevé el rostro.
—Honestamente tengo miedo a responderme esa pregunta.
—¿Es por mi o...por qué sólo llenas un vacío? —me preguntó y aunque su voz se escuchaba determinada, su expresión reflejaba temor.
Eso me hizo juntar mis cejas.
—El maldito problema Chris es que es por ti. Siempre te dejé en claro que nunca te vi como Matt. ¿Lo entiendes? Eres alguien diferente y...y...eso me abruma porque sería más sencillo para mí decir que si, es porque te veo como Matt pero no. ¡Carajo! —renegué y restregué mis manos sobre mi rostro en frustración— Nunca conocí a alguien como tú, Chris. Matt es único a su manera, ¿sabes? Pero siento que te conocí a ti más a profundidad, suena mal decirlo pero, conocí lo peor y luego lo bueno, y con Matt —pause y me quedé pensando por unos momentos pues me di cuenta que de algo— conocí lo bueno y no sé si lo malo después.
Solté un suspiro de resignación.
—Me siento mal saber lo que sientes porque me hace sentir bien escucharte decir eso. ¿Entiendes que estamos en la misma posición? Tal vez sea bueno porque ambos sabemos que existe un límite en nuestra relación. Ni tú ni yo queremos lastimarnos al traicionar nuestros principios, eso me gusta de ti. Pero en cuanto Matt vuelva yo me alejare, lo prometo. Jamás me entrometería en su relación, no podría hacerle eso a él. Merece ser feliz.
—¿Y tú? —pregunté curiosa.
Esbozó una débil sonrisa.
—Yo estaré bien. Al principio pensé que serías un problema, incluso deseé tu muerte —admite, pero en seguida agrega—: Pero eso ha cambiado. Incluso Nick sabía de mis sentimientos, lo negué porque sabía que tenía razón. No podía admitirlo frente a él, pero contigo...por alguna razón no pude ocultarlo.
Sin decir nada me quito el cinturón de seguridad y me acerco a él rodeándolo en un abrazo el cual no tardó en corresponder.
Ambos nos entendíamos de una manera en la que no podíamos describir. Tanto él como yo podíamos compartir un enorme peso el cual sostendríamos el uno del otro pues, no temíamos a ser imperfectos o juzgados.
—Quiero estar para ti cuando necesites cualquier cosa, Chris —le hice saber—. En mi vida serás importante siempre.
—¿Siempre? —me pregunto.
—Hasta el último día de mi existencia —aclaré y escuché un bufido.
Ambos nos alejamos lentamente.
Chris me observó y ladeo la cabeza.
—¿Ya que hemos hablado y aclarado nuestra posición, podemos continuar el recorrido? —me preguntó.
Asentí con una media sonrisa. En seguida volvió a encender el coche y se puso andar.
—Se me hace tan extraño verte tras ese volante —comenté.
Chris juntó sus cejas haciendo una expresión de ofensa.
—¿Por qué? —cuestionó. 
—No. No. Es solo que, vienen de otra época en la que usaban caballos y la tecnología era inexistente. No lo sé. ¿Un vampiro conduciendo? Es extraño.
—Es más extraño no saber conducir. —protestó— Matt era el único que nos llevaba de un lado a otro cuando los coches comenzaron a llegar. Fue el único que se animó, incluso antes de tomar el volante, él era quien cabalgaba, mientras que Nick y yo preferíamos esperar o hacer otras cosas. Después nos obligó a aprender, y bueno, henos aquí.
—A cabalgar. —repetí y me quedé pensando unos segundos— Cuando no se inventaba la bombilla ni el papel higiénico —solté y miré de reojo a Chris quien en seguida me estrujó las mejillas con una de sus manos mientras que con la otra movía el volante.
—Que graciosa. —soltó con una sonrisa— Aunque lo creas o no, me ha costado aceptar la modernidad con el paso de los años. Cada vez que algo nuevo era introducido en la sociedad —cuenta y comienza a negar— no lo entendía. Nick y Matt solían ser más abiertos pero al mismo tiempo con recelo. Observábamos a los ilustres, la lucha de ideas, la opresión contra el pueblo, la aceptación, la marginación...todo. ¿Matt no te contó que conocimos a Franklin, Voltare, e incluso Lincoln?
—Si lo hizo no lo recuerdo. Pero ¿cómo fue? ¿Cómo eran?
Chris se encoge de hombros.
—Unos pomposos. Nick tenía una extraña fascinación por Lincoln —comenta como dato curioso y dibuja una sonrisa divertida al tal vez recordar un suceso.
Eso me hace sacar una sonrisa.
—Los tres solíamos tener largar conversaciones debatiendo sobre los ilustres y sus propuestas; los beneficios, los contra y todas las situaciones que podrían repercutir en el futuro. —se encoge de hombros como si estuviera hablando sobre algún tópico random y natural— Era muy divertido en realidad y siempre teníamos de que hablar en los momentos muertos.
—¿Qué fue lo que les sucedió? ¿Por qué tuvieron que apartarse uno del otro? —pregunté curiosa.
Chris negó con una sonrisa melancólica.
—Quiero pensar que fue porque necesitábamos tiempo lejos, pero creo que en realidad Matt necesitaba crear distancia aunque yo le hiciera creer que yo también. —admite. Se rasca la ceja y ladea la cabeza con una expresión algo incómoda.
—Nunca quisiste alejarte de ninguno ¿verdad?
Niega.
—Pero ellos querían. —inhala y suelta un suspiro largo— Solo quiero que las cosas sean como antes, bueno, no como antes pero, que deseen estar conmigo.
—Todo esto que haces es porque quieres hacerle saber que siempre estarás ahí. Aún cuando no se hablen, tú correrás solo para saber que uno de ellos estén bien.
—Me tienes mucha fe —dice soltando una risilla.
—Estas aquí.
—Tu también.

CHANGES [Matt & Chris Sturniolo] Where stories live. Discover now