Chapter Twenty Five: You came to me for a reason

260 25 5
                                    

Era extraño. Aunque no podía ver nada sabía que me encontraba en el bosque gracias al familiar olor de pino y tierra húmeda. Yo estaba empapada, podía sentir mi cabello pegado sobre mi rostro y mi ropa contra mi cuerpo sintiendo la tela pesada. No podía ver nada a mi alrededor ante la oscuridad y la cortina de lluvia que lo hacía imposible, aún así, intentaba adaptarme a la oscuridad y encontrar el camino pues solo deseaba huir...muy muy lejos. Corrí a oscuras y guiándome por el frenesí del miedo pero, estaba segura que estaba lejos de encontrar el camino en cambio me adentré con cada paso más hacia el bosque. Podía sentir que se aproximaba y aunque podría alcanzarme en cualquier segundo, no me detuve. Corrí como si no hubiera un mañana implorando en mi mente ayuda. Implorando ser salvada. Tenía tanto terror que lágrimas comenzaron a salir de mis ojos desde hace un buen rato solo que no me había dado cuenta porque no las distinguía de las gotas de lluvia que se mezclaban una con la otra.
De pronto, sentí un fuerte golpe sobre mi cuerpo aventándome tan fuerte que rodé sobre el lodo hasta golpear contra algo grueso y muy duro. Fue como si el aire se me saliera de mis pulmones en un golpe seco y fuerte, aunque fue más el temor que el miedo. Tenía los ojos cerrados e intentaba arrastrarme aunque lo único que pude hacer fue rodar boca abajo mientras hacía todo lo posible por moverme pero era imposible ante el terrible dolor en todo mi cuerpo, lo único que pude hacer fue abrir mis ojos y fue entonces lo vi.
Sus ojos como unas canicas oscuras y brillantes en las que podía ver mi rostro reflejado, su piel gris como la de un muerto en putrefacción y su boca grande mostrando sus afilados dientes como los de un animal a punto de devorar su comida. Era la criatura más horripilante que había visto en toda mi vida y esta encima de mi. Sus manos estaban a mis costados impidiéndome escapar, y aunque deseaba poder suplicar por mi vida lo único que podía emitir eran sollozos y gemidos ante el nudo que se había formado en mi garganta por el miedo.
Su rostro se acercó, enseguida, comenzó a olfatear mi rostro, bajando lentamente por mi cuello hasta detenerse su nariz en mi pecho como si disfrutara del delicioso postre que estaba por comer.

Abrí mis ojos de golpe y lo primero que vi fue el techo de mi habitación. Mi pecho subía y bajaba tan rápido que me mantuve aún recostada tratando de calmara a mi mente y hacerme entender que estaba acostada sobre mi cama y no sobre el lodo. Una vez tranquila, lentamente me incorporé y me senté volviendo a dar una rápida mirada a mi alrededor. Suspiré profundamente y recargué mi espalda sobre la cabecera de la cama.
Era la primera vez que podía dormir en meses y las malditas pesadillas me perturbaban el sueño. Revisé la hora y vi que faltan dos horas para las 7:00 am. Estaba claro que aunque intentara retomar el sueño sería imposible pues tendría el pendiente de quedarme dormida por lo que comencé a perder el tiempo escuchando música en mi walkman. Me levanté y encendí la lámpara que estaba a mi costado para que pudiera alumbrarme un poco mientras me hincaba en el piso. Me agache y estiré mi mano debajo de mi cama donde con cuidado de no hacer tanto ruido jale un pedazo de madera que yo había hecho años atrás para esconder cosas que consideraba importantes como cassettes, anillos, fotografías y sobre todo, mis ahorros de mis cuatro años de trabajo en el video club que resguardaba en mi antigua lonchera de E. T. Había recordado que no había ingresado el nuevo dinero del mes.
Cuando abrí la lonchera, sentí como mi alma se desprendió de mi cuerpo y la incertidumbre junto con el miedo me invadían.
—No, no, no, no, no. —musité sintiendo como si el corazón estuviera por salirse por mi boca.

Desde que recuerdo, siempre me pregunté como hubiera sido mi vida de haber tenido a uno de mis padres cumpliendo su rol. No imaginar tenerlos a ambos. Me conformaba con que fuera alguno de ellos; madre o padre pero siendo eso. Cualquiera de ellos haciendo lo posible por mi, esforzándose por salir adelante, preocupándose por que consiguiera mis metas y apoyándome en conseguir mis sueños; motivándome. Imaginaba a mi madre llegando cansada de su trabajo mientras yo preparaba la cocina después de llegar del videoclub para que ambas disfrutáramos la cena juntas mientras hablábamos de nuestros días. Ella me expresaría su pesado día y como algunas compañeras eran unas perras, yo la escucharía atenta para después contarle sobre mi día. Terminaríamos la cena y mientras ella se encargaba de los platos yo aprovecharía para hacer tarea en la mesa. Ella vería un rato televisión hasta quedarse dormida y después ser levantada por mi para que se fuera recostar a su cama. Yo me quedaría un rato más en el silencio para después irme a dormir sin ninguna mortificación más que el de mi ensayo de la siguiente semana. El fin de semana cuando ella no trabajara, haríamos la compras de la semana, prepararíamos comida y después disfrutaríamos de estar en la sala viendo alguna película o un show en la televisión.
Lo único que deseaba y que sabía que nunca existirá era el aproarnos mutuamente. Sentir que contaba con alguien dentro de mi hogar y que aunque hubiera momentos difíciles, saldríamos adelante a como de lugar. Yo me esforzaría por trabajar y poder tener ingresos para algún día poder mantearla. El sueño de cada hijo, ¿no? Devolver todos esos años de sacrificio y apoyo que nuestros padres nos han brindado. Hacerles sentir que lograron su propósito...
Pero la realidad es que si salía adelante, era por mi y solo por mi. Nunca sería tan estupida para cargar con ella sobre mi espalda pues lo único que había hecho por mí fue traerme a esta maldita vida de mierda. No entiendo cómo era posible que hubiera decidido tenerme. Me habría hecho un favor y me habría ahorrado un enorme sufrimiento si tan solo hubiera decidido abortar y si lo pensó, no me hace sentir mal, me sorprende que no lo hubiese hecho.
¡Dios!
No comprendo. ¿Por qué traernos a la vida si solo existiremos para conocer el dolor? ¿No es más justo y noble que nos ahorren tener esa triste vida en la que nos hacen sentir como basura? Porque es horrible tener que vivir cada día llenos de miedo, haciendo lo posible por salir adelante sin la ayuda de nadie mientras ves a otros niños en un hogar que los cuidan y están para ellos.
En serio no lo entiendo. Hice lo posible por ser fuerte. Por no necesitarla ni a ella ni nadie. Me sé defender de personas abusivas y hago lo posible por ser alguien en esta vida...pero ahorita, siento que ya no puedo. En serio no puedo.
Todo va cada vez peor. La única persona que me hacía sentir que en serio me quería y esperaba lo mejor de mi se fue. Tuve la suerte de fijarme en alguien que se preocupaba por mi y que deseaba brindarme su apoyo solo para después esfumarse, y aunque entiendo que mi vida no se reduce a la presencia de un chico, deseaba con toda mi alma poder continuar a su lado hasta donde la vida me lo permitiera. Sabía que era demasiado bueno para ser cierto pero me dije a mi misma que disfrutaría el momento hasta donde pudiéramos llegar. Tal vez fue por eso que aunque me deprimí por perder a la única persona que veía a mi lado, no me desmotive en continuar, en cambio fue lo opuesto ya que sin él, debía salir de este agujero de si o si. No estaba dispuesta a arruinar mi vida solo porque alguien me había abandonado ya que, el mínimo error y podía acabar como mi madre; alcohólica y con alguien abusivo.
Pero ahora... ¿Qué opción tenía? No existía nadie. Estaba perdida y completamente sola sin alguna otra alternativa en mente. Todos mis sueños y esperanzas que estaban en aquella caja metálica se habían ido. Estaba vacía.
No podía pensar en nada. No había plan. No había motivación. ¿Por qué no solo me rendía ya? De todas formas estaba exhausta como para poder iniciar pues volvería a pasar lo mismo una y otra y otra vez. Mi única opción era irme de casa pero si lo hacía sería sin nada, y si era realista, la vida en la calle sería tremendamente un infierno; sola, sin dinero, vulnerable, ¿qué me esperaba al ser una chica? Por Dios era ingenua si creía que lo lograría allá afuera.
Era mejor solo morir que a continuar sufriendo. El morir sería rápido si lo hacía bien. Pero incluso para morir debía de ser valiente.
Dolería, pero solo sería por poco tiempo, después cesaría.
Giré el pedazo de vidrio sobre mi mano jugueteando con el cristal una y otra y otra vez observándolo detenidamente como si buscara en el cristal al fin la respuesta a mi indecisión.
Mis ojos estaban hinchados y me ardían de tanto haber llorado. Había perdido la noción de me tiempo pero ante la baja temperatura que comenzaba a sentir mi cuerpo, debía de ser tarde pero no tenía ánimos de cerciorarme o intenciones de hacerlo.
Si me atrevo no habrá más preocupaciones, no tendré que pensar en el futuro incierto, en nada. Todo se esfumará y todo estará bien. Todo estará bien. Yo estaré bien...
Cuando menos lo esperé las lágrimas continuaban saliendo una tras otra en silencio, uno pensaría que tras llorar por más de cuatro horas me habría quedado sin lágrimas pero aún así continuaban saliendo sin cesar. Estaba tan cansada que ya no sabía que hacer.
Sostenía en mi mano la llave a mi escape y me costaba usarla. ¿Por qué?
—¡MALDICIÓN! —exclamé aventando con fuerza el cristal hacia un rincón, no supe en donde solo escuché como se estrellaba y se hacía añicos.

No estaba segura si era la mejor decisión en venir con él, pero no pensé en nadie más a donde acudir. Cuando lo vi acercarse mi ansiedad incrementó e hice un intento por irme pero mis pies no se movieron. Sin embargo, al escuchar las pisadas desde adentro fue ahí que comencé a retroceder lejos.
—¡Se que eres tú! ¡Puedo olerte! —vociferó antes de abrir la puerta dejándome paralizada y sintiéndome acorralada.
De pronto la puerta se abrió y su sonrisa cínica se desvaneció adoptando una expresión de sorpresa.
—No tienes que decir nada —me apresuré a decirle con la voz entrecortada al contener las ganas de soltarme a llorar frente a él— No vengo buscando tu ayuda —hice una pausa tratando de tragar el nudo que se formaba en mi garganta. Esto estaba siendo más difícil de lo que creí que sería por eso sostenía la cadena de plata je hacía alrededor de mi cuello— No eres él. Lo se. Lo sé —confesé y fue aquí que mi voz se quebró— Solo necesitaba verte. —asentí y sin decir más me di la vuelta y me alejé de la casa dejando a Chris aturdido y sin palabras.
Mientras caminaba y las lágrimas volvían a salir descontroladas, hacia lo posible por limpiarlas lo más rápido posible. Sabía que estaba sola pero para este punto ya estaba cansada de tanto llorar.
—¿Te presentas a mi casa para decirme que solo deseas verme y luego te vas sin más explicación? —me reprocha Chris en un tono juguetón pero de indignación mientras camina detrás de mi.
No me detengo en cambio continuó caminando. Tampoco soy capaz de responderle porque honestamente aunque se porque lo hice, no creo que comprenda el motivo. Tampoco me exige a que responda. No es que no quiera hacerlo pero en este momento me cuesta poder expresarme verbalmente. Para mi sorpresa continuó caminando a unos metros de mi sin tener la intención de igualar mi paso aunque sin chistar podría hacerlo si quisiera, solo continuó manteniendo la distancia.
—¿Con quien te peleaste? —me preguntó y aunque su tono era curioso no dejaba de sonar juguetón para evitar sonar tan serio.
—Con mi padrastro —respondí.
—¿Por qué? —cuestionó.
—Porque me robó —contesté sintiendo ira con tan solo pronunciar aquello.
—¿Dinero? No sabía que fueras avariciosa.
Negué con la cabeza y continúe limpiando las lágrimas.
—¿Quieres que lo mate? —me pregunto y fue hasta ese momento en el que me detuve en seco.
Lentamente lo miré sobre mi hombro. Él estaba sereno, no había diversión o sarcasmo en su expresión, lo cual me hizo considerar que hablaba en serio. La cuestión aquí era... ¿estaba dispuesta aceptar?
—¿Por eso fue que viniste a mi no? —preguntó aunque sonó más como una afirmación— Porque sabes que puedo hacerlo y en tu interior buscas que te convenza. Piénsalo. Tu y yo saldríamos ganando. Solo tienes que asentir e irte. Yo haré el resto. —dijo esto mientras comenzaba a acercarse lentamente a mi.
—¿Eso no me convierte en una mala persona?
—Eres la mala en la historia de alguien —contesto y se alejó de mi solo para recargar su hombro en un tronco— Piénsalo. ¿A él en que lo convierte? De todas formas todos estamos caminando en el infierno. Nadie en esta vida es genuinamente bueno. Todos hemos cometido traición, hemos abusado, hemos lastimado. Algunos más que otros. ¿Es justo desear librarnos de ellos? Por supuesto que es normal. En esta vida siempre serás tu o él.

Baje la mirada. Chris me estaba ofreciendo una salida a mis problemas. Sería una mártir e hipócrita si consideraba la idea de negarme pues estaría aceptando que continuara abusando de mi. Lo se. Deseaba que se fuera de mi vida como Garret. No sentía una pizca de arrepentimiento incluso cuando supe que había sido obra de Matt, en cambio cuando sucedió fue sin que yo supiera.
—Has lo que quieras —fue lo único que dije para después darme la vuelta y retomar mi camino no sin antes ver como una media sonrisa se dibuja en los labios de Chris.

CHANGES [Matt & Chris Sturniolo] Where stories live. Discover now