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En una fracción de segundo, Ruger se había detenido junto al caballo de Luisen. Como noble sirviente, era un excelente jinete. "Estaré a su lado, asistiendo a mi duque. El camino será llano; estarás bien".

"Está bien, voy a poner mi confianza en ti...."


El grupo comenzó a partir.


'Sigámoslos en silencio. ¿Qué podría salir mal?' Luisen respiró hondo y espoleó a su caballo.


En ese momento, Luisen no se dio cuenta de lo difícil que era pegarse al caballo como un cadáver, ¡de lo difícil que era cumplir la 'fácil' hazaña de seguir al grupo!


****


Se quedaron en medio de un pueblo.


Sólo Luisen y Ruger permanecían en el camino. Carlton y el resto del grupo hacía tiempo que se habían desvanecido en el horizonte.


Luisen había sido dejado atrás antes de que él y su ayudante pudieran siquiera salir adecuadamente de su territorio.


"Haaaah....." Luisen dejó escapar un largo suspiro.


Ruger miró a Luisen como si no pudiera más. Luisen también sólo pudo suspirar más, ya que no tenía una solución fácil.


¿Era realmente tan malo montando....?


Al principio había estado bien.


El grupo partió lentamente. Luisen era bastante inestable, pero pudo seguirlos. Pero, ¿quizás todos estaban tan emocionados por salir del castillo después de tanto tiempo de estar inmóviles? ¿O tal vez el problema era que no había obstáculos delante de ellos en este camino abierto?


Carlton y sus hombres empezaron poco a poco a aumentar la velocidad; tras un minuto de recobrar el sentido, sus caballos empezaron a galopar.


La pobre montura de Luisen era incapaz de seguir el ritmo de estos hábiles guerreros. El duque formaba parte de la comitiva de vanguardia al principio del viaje, pero a medida que pasaba el tiempo, fue empujado gradualmente hacia atrás hasta que ya no pudo tocar las colas de los caballos que le precedían.


Tenían que seguir al resto de alguna manera. Luisen no dudaba de que Carlton encontraría alguna forma de echarle la culpa... pero el problema más grave era que estaba avergonzado.


El corazón de Luisen tenía prisa, pero su cuerpo no podía seguirle. La frustración hervía en su interior. Luisen había dirigido su temperamento a su caballo, tratando de instarlo a moverse con palabras educadas pero bruscas, y el caballo molesto se negaba a moverse.


"Por favor. Caballo. ¿Por qué haces esto? ¿No podemos irnos rápidamente? ¿Hmm?" Luisen sacudió las riendas y clavó los talones en los costados. Hizo de todo, pero su caballo sólo resopló su negativa.

Las  circunstancias de un señor caídoWhere stories live. Discover now