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Luisen reflexionó sobre los acontecimientos de la noche anterior.


'Ahora que lo pienso, no estaba de buen humor desde el principio'.


No era propio de Carlton despedir sin más a los caballeros que le habían estado acosando. No había venido a ver a Luisen, y consiguió pasar desapercibido a pesar de su gran estatura. Verdaderamente, debe estar ocultando algo para salvarse.


'Entonces, el principal culpable debe ser...'


Luisen miró al Gran Señor del Este. El noble mayor estaba cenando algún plato a base de huevo y miró a Luisen como si dijera: '¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?


'Así es. Esta persona es alguien que puede hacer que Carlton actúe de forma extraña'.


"¿Qué le dijiste a mi grupo en mi ausencia?"


El Gran Señor del Este frunció ligeramente el ceño ante la pregunta directa de Luisen. "Por lo visto, anoche conociste a ese gamberro. ¿No te lo contó todo?".


"Si lo hubiera hecho, ¿te lo estaría preguntando ahora mismo?".


"Simplemente le dije que cuidara sus modales. Ya que los había aceptado como parte de mi grupo, creo que puedo pedirle eso".


"¿Es posible que dijera algo tan gentil?" Mientras Luisen se quedaba mirando, el Gran Señor del Este añadió a su declaración, como si nada pudiera evitarse: "También mencioné un extraño rumor que circuló con respecto a ustedes dos."


"Ah-¿Te refieres a nuestra fuga de amor?".


"¿Lo sabías?"


"Sí, he oído hablar de ello".


Morrison ya había informado al joven lord sobre la existencia del rumor. Luisen lo había descartado como un mero chisme infundado que podía circular por las calles, pero, si el Gran Señor de toda la región oriental del reino lo sabía, ¿hasta dónde había llegado ese rumor? "¿Y aún así perseguiste a ese hombre en mitad de la noche aun sabiendo que existía tal rumor?".


"Todos los importantes sabrán que ese rumor es falso". Luisen se quedó boquiabierto. Era obvio que la persona que había inventado ese rumor no conocía muy bien a Carlton. ¿Cómo podía un hombre ambicioso como el mercenario huir por amor? Carlton vivía con fiereza y estaba orgulloso de los logros de su vida. No era tan romántico como para tirar todo eso por la borda sólo por "amor".


"¿Por qué demonios tú y los hombres que te rodean sois siempre objeto de rumores?". El Gran Señor del Este refunfuñó.


"¿Qué más había?"


"¡Había lenguas que hablaban de ese traidor!".

Las  circunstancias de un señor caídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora