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'Eso fue cosa de ellos'.


No es de extrañar que todo se fuera al infierno tan rápido. Tanto él como el Reino.


Antes de su regresión, Luisen vivía una miserable vida nómada, vagando por el reino. Lo había perdido todo y simplemente vivía la vida, incapaz de suicidarse... Sin embargo, Luisen no era el único. La tragedia había caído sobre todos -todos eran iguales- en el reino. La fe y la confianza, pilares de la sociedad civilizada, se habían convertido en un lujo; la dignidad humana había caído por los suelos. La gente se vendía por pequeños sacos apenas llenos de harina.


Después de ver aquel caos de primera mano, el joven lord nunca podría perdonarlos.


Luisen apretó el puño sin darse cuenta; incluso sin esa fuerza extra, sus pálidas manos se volvieron aún más blancas. Carlton olvidó su propia vergüenza y miró al joven señor, preocupado.


"¿Qué vais a hacer ahora? Estamos pensando en dar una vuelta más por el sur, en busca de pistas que quizá hayamos pasado por alto. Si queréis, viajemos juntos. Os escoltaré hasta el ducado", dijo Morrison.


"No. Viajaré al palacio real como estaba previsto".


"El viaje será más duro que ahora. Esa región se ha vuelto peligrosa tras la guerra civil".


Luisen, sin embargo, estaba decidido. "Iré al palacio real y me reuniré con el príncipe. Recuperaré mi propiedad y mi ejército y ejerceré mi legítimo derecho como señor".


Sólo eso debería consolidar su posición como uno de los Grandes Señores y Duque. Luisen era plenamente consciente de que su nobleza y su condición de nacido era una de sus mayores fortalezas.


Los adoradores de demonios; la gente detrás de Ruger. Obviamente apuntaban al joven señor y esperaban su caída.


""


Por eso Luisen pensó que debía esforzarse por consolidar aún más su poder. Todavía no tenía ni idea de cuáles eran sus objetivos, ni de cómo su caída jugaba un papel en sus motivaciones, pero estaba seguro de que su vuelta al poder era la forma más eficaz de interferir en sus planes.


"Si estás tan decidido... entonces de acuerdo. Yo también seguiré al Duque", ofreció Morrison.


"¿Lo harás? ¿Por qué?"


"Nada es coincidencia en este mundo. No creo que sea casualidad que el Duque, disfrazado de peregrino, siga relacionándose con esos hombres. Si sigo al Duque, seguro que me enfrento a su principal cuerpo operativo".


"Mmm...."


"Seguirás haciéndote pasar por peregrino, ¿correcto? Seré de ayuda en ese sentido".


Eso tenía sentido. Además de restaurar su identidad secreta, Morrison podría añadir más poder a su grupo. Además, el hombre podía percibir complots que ellos podrían haber descartado sin saberlo.

Las  circunstancias de un señor caídoWhere stories live. Discover now