𝑋𝐿𝐼𝑋 𝐿𝑒𝑔𝑎𝑑𝑜 𝑒𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 𝑍𝑜̈𝑒/𝐴𝑐𝑘𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛

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El silencio que nos consume con la inminente muerte, la sátira pacífica envolvente del caos y el dolor que perecen ante la blanquecina manta que nos cubre con amor, abrí mis ojos y me encontré en un extraño ambiente de un prado amplio rodeado de miles de flores, a una mínima distancia estaba una figura envuelta en un vestido rosa pálido con un sombrero crema hermoso, su larga cabellera miel, sus enorme ojos del mismo color, su mirada enteramente feliz y junto a ella dos hombres, uno que mi memoria me permitía reconocer levemente con seguridad, otro que se parecía a alguien cercano en mi vida y finalmente... ella, era tan pero tan similar, su cabello largo ondulado azabache con sus ojos profundos grises azulados y piel nívea, entonces hablé enfrascada en su imagen.

~¿Kuchel?...

La mujer me sonrió con ternura, entendí entonces lo que significaba, el otro hombre sin duda...

~¿Papá?.

Me volvió a sonreír de forma inmensamente amorosa, si esto era así significaba que...

~El padre de Erwin y... ¿Mamá?.

La sonrisa radiante de la mujer que afirmaba ser mamá era una locura, era como verme en un espejo, por puro impulso corrí emocionada a abrazarla, no sabía con exactitud todo lo que sucedía pero me sentía tranquila, luego de ello hablamos cosas triviales entre todos , sonreían mucho y me abrazaban, decían repetidamente cuánto había crecido, lo mucho que había logrado y lo orgullosos que se sentían de mí todos y fue cuando Kuchel habló de forma cariñosa con un ademán nostálgico como prediciendo mi actitud.

~Estamos tan orgullosos, estoy tan feliz de que tú y Levi se hayan encontrado.

Fue allí cuando un dolor en mi corazón me hizo entender esto, ellos no estaban vivos y yo... ¿Debería estar aquí?, me levanté angustiada diciéndoles en forma de disculpa.

~Debo ver a Levi.

Mi madre se incorporó con cariño y me abrazó para hablar sinceramente con una calma desbordante.

~Lo sabemos, solo es un sueño y nuestra última oportunidad de estar contigo, se nos ha brindado esta oportunidad pero Levi está muy solo y ha pasado unos días pésimos, no olvides lo mucho que te amamos, lo mucho que amamos a Levi y Erwin, lo feliz que nos hace verlos sonreír, lamento que hayan tenido que heredar esto pero desde ahora en adelante podrán ser fieles a sus propias vidas, a su propia felicidad... mi amada Hanji... me pregunto qué pasará con Masquerade de aquí en adelante.

Me congelé ante el hecho, tenía un pequeño tiempo más, entendía que tengo la facultad de volver así que los abracé, no llevaría ningún mensaje solo ese amor incondicional y antes de marcharme vi a lo lejos tras un árbol inmenso la figura de Grisha que sonreía con orgullo, cruzamos miradas y le respondí a su gesto con el mismo cariño, se sorprendió mientras mi mamá hacía lo mismo y gritaba.

~Te dije que no fueses un miedoso y vinieses, después de todo Hanji es mi hija... por cierto Hans cuida bien de nuestra pequeña, apuesto a que será como Kuchel.

La carcajada de mamá que sin duda heredé me envió de nuevo a la realidad, el recuerdo de un abrazo cálido, de las sonrisas deseantes de felicidad y finalmente mis ojos se abrieron con pesadez, no sabía donde estaba pero tenía el recuerdo vívido de su amor, sonreí llena de dicha mientras empezaba a observar con detenimiento a mi alrededor, mis ojos chocaron a mi derecha con mi mano resguardada por una vía con suero, estaba conectada a las máquinas de registro cardíaco y junto a mi mano enfrascada con cables y cintas estaba Levi dormitando, a simple vista noté sus ojeras terribles e irónicamente la suciedad en su cabello, reí bajito incorporándome torpe y lentamente, todo me costaba y al más mínimo movimiento Levi se removió asustado para alzar su mirada encontrándonos finalmente.

𝑀𝑎𝑠𝑞𝑢𝑒𝑟𝑎𝑑𝑒 ~𝐿𝑒𝑣𝑖𝐻𝑎𝑛~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora