Capitulo 8

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Melanie...

Juro que la vergüenza se evaporó cuando el chico tinta me reveló la razón por qué no debería hacerle caso a Rick. Me quedé sin aliento y sentí como si me hubieran lanzado al vacío.

Permanezco en silencio hasta que su voz, que parece preocupada me saca de mi trance.

Tengo lagrimas en los ojos y hay un presión en mi corazón. Hubo un por ciento de mi credibilidad que pensaba que el karma no era posible. Que todo era paranoia mía con lo de mi papá y todo el rollo.

—¿Infiltrada?—abro la puerta y levanto la cabeza. Sus ojos me analizan con una  expresión distinta. Había un ápice de compresión en sus facciones.

—¿Y cómo es que te enteraste?—me siento extraña, no lo esperaba por parte de él.

Tampoco que me detestara, sabía que no le gustaba pero no tenía idea que le cayera mal.

Por eso se me hace tan...raro.

—Solo lo dije para advertirte.

—¿Tu eres parte de esto?— se había dado la vuelta para ir a su habitación y se detuvo a medio andar.

—Jamás apuesto mujeres—dice firme—.No lo necesito.

Suena engreído pero parece sincero y la verdad es que le creo. No hay titubeo o evasivas.

Mamá me dijo que cuando una persona habla con la verdad te mira fijo a los ojos y eso es lo que Lance está haciendo.

—Eh...

—No te esfuerces en darme las gracias—me corta antes que pueda abrir la boca, tan frío y chocante—.No hace me hacen falta.

—Que grosero eres.

—Y tu una malagradecida—me apunta.

—¡Iba a dártelas!

—¿Cuando? —levanta los brazos —.¿En año nuevo?

—Pero si ni me dejaste...

—¿Y según tu cuánto tiempo debe tardar una persona para pedir disculpas?

—¿Al niño le duele que no se las dé?

—Eres insoportable.

—Te duele—me sigo burlando.

—Ya quisieras.

—Admite que te duele que no den las gracias— me lanza una mirada venenosa —. Si te duele.

—No.

—Si.

—No, no me duele—se acerca peligrosamente pero no retrocedo. 

Mis primos y mi hermano me enseñaron a nunca dar un paso hacia atrás cuando enfrentas a los enemigos...así te lleven varios metros de altura.

—Si fueras importante, quizás. Pero no lo eres.

—¿Y qué eran esos reclamos?—asomo una sonrisa.

—Eres...—pongo una mano en oreja—.Insoportable.

Carcajeo.

—Y tú un dolido—le sigo dando en la herida y eso provoca que se enoje más y que de otro paso.

Su perfume llega a mis fosas nasales y así es como me doy cuenta que nos hemos acercado más de lo debido.

Mmm, huele bien.

Muy bien.

¿Qué tipo de colonia usará?

—¿Qué tipo de colonia usas? — su ceño se frunce—.Hueles delicioso.

Y Llegaste Tú| Terminada| CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora