Precavido pero Agradecido

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Capítulo 13: Precavido pero Agradecido

La noche se había presentado en la zona costera, la marea crecía sin césar pues las olas rompían con gran fuerza en la marea. El frío era notable a esas horas de la noche, pues más cerca del agua, más baja era la temperatura.

Cerca de la principal avenida Peralta Ramos, todos los integrantes de aquélla propiedad se encontraban descansando para así las energías se recuperarán para el próximo día, sin embargo mediadas las cuatro de la mañana uno de ellos despertó con cierta intención de marcharse.

Aarón, quién había sido el invitado por aquélla noche despertó algo nervioso, ya que si generaba algún ruido sospechoso, despertaría a la mayoría de los integrantes de los Acosta.

Se había percatado de que una mano apretaba en su cadera evitando la mayoría de sus movimientos, no era nada más ni nada menos que Valentín...

Casi sin respirar fue retirando aquélla mano de su cuerpo para así concretar su pequeño objetivo. Lentamente y paciente logró liberarse de aquel agarré, cerró sus ojos y bajó de aquella cama sin generar ni un ruido.

Comenzó a prepararse con aquéllas prendas prestadas, ya que al olvidar sus pertenencias en La Peatonal le dificultaba el ingreso hacía su hogar, pues al no tener llaves, ropa, un móvil y dinero... Eran cosas en las que no debía ni pensar, solo deseaba llegar a su cuarto y relajarse.

Una vez terminó de colocarse aquéllas prendas, optó por descender por la ventana que daba hacía el jardín de la propiedad.

- Adiós... Y gracias... Susurro un pequeño pero tierno agradecimiento desde la ventana, generando una pequeña sonrisa en su rostro.

Una vez descendió hacía el jardín, comenzó a trepar un muro que separaba aquél territorio de la gran avenida, pues aquélla avenida daba a un gran paisaje para todos los Marplatenses, el mar...

Una vez logró escapar comenzó a correr por la avenida, ya que a esas horas de la madrugada no transcurrían grandes cantidades de vehículos, lo único transcurría eran aquéllas frías ráfagas de viento que provenían de la playa, generando algún que otro escalofrío por la columna del adolescente.

A pesar del cansancio no se rendiría, aunque el trayecto no era tan extenso, el simple deseo de concluir el trote le extendía el camino a uno mucho más largó... Sin duda alguna, ese día sería el más largó...

Continuará.

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