Un Algo que Dice ser Humano

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Capítulo 52: Un Algo que Dice ser Humano


Gael- Alessandro...

El verdadero impacto recién comenzaba, la presencia del padre de ambos acabó descolocando a los hermanos, quienes aún continuaban en un poderoso estado de shock. Todos los presentes pasaron a un segundo plano desde la perspectiva Lucero, nada más existían ellos tres en el mundo, mientras que el reloj se había congelado desde la aparición del adulto.

Nunca había sudado en frío como ese día, un inexplicable nudo se instauró en la garganta y estómago del menor, tan retorcido que amenazaba con provocar náuseas.

La mirada de Alessandro siempre fue de intimidar, tanto que sin vocalizar imponía autoridad. Su sola presencia instauró incertidumbre, una tan abrumadora que provocó el más sentido temor en el más joven de sus hijos. Gael... Quien de su incontrolada ira, se vio rebajado a los escombros del terror, siendo incapaz de mirar los ojos de su padre.

Nuevamente la mirada de Alessandro se desvío, observando de reojo a su primogénito.

Ninguno hablaba, nada más se dejaban abrasar en el fuego de la tensión.

- Estoy, muy... Decepcionado. Y es poco decir...- Hablo serio, potente, con una peligrosa contención.

- Ale...- Expresó Aarón.

- No hables- Optó por hacer caso a su orden- No sé porque no me extraña que tu estés aquí- Dirigió su mirada al más grande, pues aún en su serio mirar un leve destello de melancolía lo envolvía- Se habrá ido, pero una parte de ella aún quedó...- Observó el proyector, viendo directamente el nombre de Aarón- Aún está... Aquí...

En mitad del silencio, una imaginaría campanilla resonó en su mente, tan dulce que lo devolvió a su shock. Lo había entendido...

En ese simple comentario Aarón comprendió el por qué la danza constituía parte de su vida, comprendió su afán, su amor y su dedicación por la misma. Tal vez se trataba de una cuestión genética, un elemento heredado o una simple coincidencia del destino, no importaba cómo fue que su corazón, entre los miles de caminos hacia infinitas posibilidades aún más llamativas, extraordinarias y sorprendentes, eligió el camino artístico que bailar le otorgaba. Además, el solo saber que aquella pasión provenía desde antes de su nacimiento con su madre, lo inspiraba, motivaba, cada movimiento sería dedicado a Belén.

Todo el tiempo, su padre habló de ella, con esa melancolía característica que en añares no había oído. Ver esa sonrisa de niño, atrapado en el cuerpo de su adultez, Alessandro nada más se limitaba a revivir y recordar. Descubrir que el legado del amor de su vida aún continuaba existiendo, era la suficiente bendición que por tanto tiempo necesito.

- Aarón- Llamó- Tu te irás...- Al oír tal expresión, nuevamente sufrió indignación- Tú te irás para ser grande, para cumplir lo que quieres, para vivir... Y nunca mires atrás.

- ¿Mirar atrás?- Pregunto incrédulo.

- ¿Por qué piensas que vine hoy?- La mudez fue la respuesta a su desconocimiento- Quise llenar un vacío que por mucho tiempo nada llenó... Hoy... Fue como volver a ese día... Porque estábamos los 4 en el mismo lugar. Teníamos un objetivo en común, un objetivo que olvidé... Y hoy, te veo como nunca te vi. Grande, exitoso, libre... Al ver todo esto, recordé mí objetivo...- Su mirada cambió de objetivo, observando a Gael- Ser libre de ti- Sentenció.

- ¿Qué...?

- Aarón se liberó y lo vi. Tu liberaste el monstruo que siempre fuiste, monstruo que olvidé que eras y ahí recordé porque te alejariamos. Malcriado, irrespetuoso, un niño descontrolado y con serías tendencias perversas. ¿O es que ya no te acuerdas Gael?, ¿Cuántas máscotas murieron por tu causa?, ¿Cuántos jardines te rechazaron?, ¿Acaso también olvidaste lo que le hiciste a tu prima Jazmín en plaza Mitre?

La Meta de 27Where stories live. Discover now