Lo Inquebrantable es Quebrantable

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Capítulo 25: Lo Inquebrantable es Quebrantable: ¿Hermanos Separados?

~Narra Aarón~

La mejor noche de mi vida, o mejor me corrijo, el mejor momento de toda mi vida ha tenido que acabar, ya que como todos dicen, todo lo bueno tiene su final. Además fue muy tierno todo el gesto en sí, la película, la comida, su protección y todo el amor que transmitió fue más que único.

Nunca me sentí tan querido...

En el momento en que despertamos, no queríamos despegarnos el uno del otro, deseábamos estar un largo rato en la cama abrazados, pues hacía algo de frío. Sin embargo, sentí un breve dolor en mis caderas, la verdad, habíamos perdido la cordura.

Lamentablemente tuvimos que levantarnos e iniciar con la rutina, nos dimos una larga ducha caliente para luego desayunar junto a mi hermano. Por un momento este pareció estar molesto, pues en ningún momento mostró su típica sonrisa, ¿Estará en sus días? No sabía lo que en verdad le ocurría, aunque días posteriores mostró ese extraño comportamiento.

Por un momento comencé a pensar con más claridad, desde el momento en que comencé a salir con Valen, su rostro mostró un ligero cambio, a la vez parecía estar menos contento como de costumbre, algo se había apagado dentro de él. En el plazo de los dos meses en los que he estado con mi primer amor, la conexión con mi hermanito se volvió mucho más escasa, aunque en ningún momento lo he ignorado.

La verdad, me hería, me dolía, me afectó en lo más profundo de mi corazón... La conexión se estaba perdiendo por completo. No nos comunicábamos, no jugábamos como solíamos hacer, ya no parecía haber más amor entre nosotros, y en verdad... En verdad me dolía...

Una cosa es tener tu primer amor, es algo temporal. Pero, el amor de tu única familia es único... Nadie en el universo podría reemplazar a Gael, él es único e irrepetible. Mi amor y cariño por él podría llegar hasta el infinito y más allá. Sin embargo, él ya no lograba distinguirlo... Si en verdad supiera cómo lo valoro, si en verdad lo supiera...

Recuerdo cuando inicio el secundario, a las tres de la mañana el toco mi puerta ansioso, nervioso, asustado y feliz. No paraba de hacer dibujos, suponiendo como sería su primer día, si lo aceptarían, si tendría amigos, si él sería alguien... Y yo, yo... Le daba palabras de aliento, lo abrazaba y le repetía "No debes porque temer" o inclusive, cuando yo cumplía años y tristemente, lo debía de pasar solo, el entraba con todos sus peluches, les colocábamos bufandas, gorros y gorras, gafas y cualquier objeto que encontrábamos, nos vestíamos con prendas extrañas y simulábamos estar en un concierto, la verdad era bastante divertido, poner rock, bailar toda la noche y escuchar a los vecinos quejándose, era mucho más que divertido. Eran momentos para no olvidar nunca y desear repetirlos una y otra vez...

Miro su rostro conteniendo las ganas por partir en llanto, tal vez yo habré madurado, pero no deseo crecer, deseo ser el niño de diez años que era yo e impedir que mi madre y Gael subieran a ese coche... Prefería mil veces a mi hermanito en versión rebelde y que hablara, a uno que creo desconocer...

Pero como dice el dicho, no valoras lo que tienes, hasta que lo pierdes.

Regrese a la realidad, al parecer entre en un profundo trance. Aclare que me encontraba mas que bien, cuando en realidad, era todo lo contrario...

El desayuno transcurrió rápidamente y ya era hora de que mi amado regresara a su hogar, nos despedimos con un largo y profundo beso para luego romper en un profundo llanto en la puerta de mi hogar...

Continuará.

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