VII: Sunshine

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Eijiro Kirishima es como un rayo de sol en su vida, lo sabe con perfección.
Antes de él, el día era nublado, gris y triste, nunca dejaba que nadie entrara para iluminarlo, pues según él estaba perfectamente así, sólo y triste.

Pero Eijiro de alguna forma había logrado meterse de lleno en su vida, cómo si se tratara de un pequeño y brillante rayo de sol que se coló entre sus cortinas. Sólo sabía que todo se iluminó el día en el que Eijiro llegó a su vida. Ahora era mucho más feliz al tener a un sol como Eijiro a su lado, había hecho más amigos gracias a él y ahora tenía la vida más divertida y entretenida de todas. No había nada más que pudiera pedir, Eijiro le había puesto algo de luz a su triste vida, y está muy agradecido por eso, aunque claro, no lo dirá nunca en voz alta o frente a él. Prefiere que su gratitud tan sólo sea un secreto que jamás saldrá a la luz, o al menos por el momento, lo mantendrá bajo custodia por siempre, pues admitir que Eijiro le hace más feliz que nadie sería tan ñoño y vergonzoso.

Eijiro le encanta. ¿Cómo no le va a encantar? Si es como el mismo sol en persona, la personificación de cómo imagina desde siempre al sol si este fuera un humano. Sus ojos brillantes y rojos son como dos soles que jamás se cansará de ver, podría mirarlos por toda la eternidad y más sin siquiera quemarse, y siempre encontraría algún detalle nuevo en sus iris rojizas. Su piel canela fue besada por el sol, de eso no tiene ningún tipo de duda, el sol, brillante y hermoso, decidió el día en el que nació que él sería como su forma humana, cómo si el sol tuviera vida propia y fuera de carne y hueso, no sólo una simple estrella enorme que ilumina todo a su paso, aunque técnicamente, así es Eijiro, iluminando todo a su paso, incluso a él mismo.

¿Acaso él es la luna? Quizá no lo sea, tal vez en realidad tan sólo sea una estrella más, pero definitivamente, no es la más brillante de ellas. Podría ser la lluvia y las nubes, o al menos estaba convencido de que eso era hasta que Eijiro decidió aparecer de repente en su vida, cambiándolo todo a su paso. Quizá en realidad Katsuki es un planeta, que da vueltas constantemente alrededor del sol, sí, definitivamente es un planeta que no puede vivir por mucho tiempo sin su sol.

¿Pero cómo el mismísimo sol se fijaría en un simple planeta de los muchísimos que hay? Jamás lo haría, y es normal. Él seguirá siendo aquel chico, su mejor amigo, aquel que lo admire en silencio, y pase horas comparándolo con el sol, escribiendo poemas y cartas de amor sólo sobre él y lo brillante que parece ser, aquel que siempre le estará agradecido por haber llenado de luz su vida, y sobre todo, aquel que siempre será un simple planeta, siguiéndolo a dónde quiera que vaya, porque al fin y al cabo, es su sol, y sin él no puede vivir en paz.



Krbk month 2023 [Bakushima]Where stories live. Discover now