XX: Moonlight

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Todo en su salida con Bakugou se había arruinado por completo. La noche en un principio parecía hermosa, la luz de la luna brillaba como nunca y hacía del cielo de la noche algo completamente hermoso, esa noche era perfecta y él no iba a desaprovechar una oportunidad como esa. Decirle a Katsuki lo que sentía tras tanto tiempo era su meta para esa noche. Pero todo poco a poco se fue arruinando.

El restaurante en el que quería llevar a Katsuki a cenar —un caro y famoso restaurante en el centro de la ciudad que sabía que Katsuki tenía muchísimas ganas de ir.— estaba hasta arriba de gente, todas las mesas estaban ocupadas y la mesera ni siquiera tenía apuntada su reserva. Terminaron en un restaurante malo y barato, cenando la peor comida que ha probado nunca. Pudo ver la expresión de decepción en Katsuki, y él realmente también estaba decepcionado, tanto que apenas hablaron durante la cena. No sabía si Bakugou estaba enojado con él por haber arruinado su noche, pero tampoco se veía con ánimos de preguntarle.

Recordó su meta de la noche tras un rato, confesar a Katsuki que lleva años enamorado de él desde el primer año de la U.A cuándo lo conoció, hacía muchos años.

—Katsuki, quisiera decirte algo...

—Dime.

Eijiro respiró hondo, llenándose a sí mismo de valor, pero antes de poder continuar, alguien abrazó a Katsuki por los hombros, exclamando un alegre "¡Katsuki!" que para el pelirrojo se sintió como un golpe directo al estómago. La chica, rubia, de ojos café claros, y  de esbelta figura comenzó una alegre charla con Katsuki. ¿Acaso esa era su novia? ¿tenían algo? ¿Por qué nunca le había dicho nada sobre ella? aunque realmente no lo culpaba, estos últimos meses han estado algo distanciados. La chica se presentó ante él cómo Kemy, ¿la novia de Katsuki? no se atrevía a preguntar, ahora toda la valentía que había acumulado se había desvanecido en un abrir y cerrar de ojos. Se dedicó simplemente a beber su vino mientras escucha a ambos "amigos" hablar animados.

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La medianoche ya había llegado. Y ahora Katsuki lo estaba conduciendo a su casa, tras la peor salida del mundo. Se sentía tan avergonzado, tan triste. Miró de nuevo la luz de la luna, que se filtraba por la ventanilla del carro, seguía siendo igual de hermosa, la noche seguía siendo impecable y más brillante que nunca, pero él se sentía más triste que nunca, tanto que ignoró por completo lo lindo de la noche. Estaba borracho, al borde del llanto en el asiento de atrás del carro de Katsuki, tras tener una horrible salida con él y haber fracasado en su plan de confesarle lo que siente por él.

—¿Estás bien?—Pregunta Bakugou sin quitar la mirada de la carretera.

—Sí, tranquilo, estoy bien...

—¿Que te parece Kemy?

—Es una chica muy linda, y parece amable...

Vió cómo Katsuki asiente con la cabeza. Pensó en preguntar qué clase de relación tenían, pero ¿de qué iba a servirle eso? Katsuki jamás se fijará en él, por mucho que lo intente, por mucho que se esfuerce. Quizá debería alejarse, abandonar todo, y preguntarse durante años si tal vez, él lo sabía. Puede que sea el alcohol, pero ese pensamiento casi de inmediato se fue de su cabeza. Sólo había una forma de saber si era correspondido o no.

—Ya hemos llegado, Eijiro, nos vemos otro día.—Dijo Katsuki, frenando el carro.

El pelirrojo abrió la puerta y caminó hacia dónde Katsuki estaba sentado. Le dió unos golpecitos a su ventanilla, indicándole que la baje, pues tenía algo que decir, urgentemente. Una vez este bajó la ventanilla, Eijiro todo lo que hizo fue abalanzarse hacia él, con el alcohol controlando sus pensamientos cómo si ahora él tan sólo se tratara de una marioneta, lo besó.

—¡Te amo!—Le exclamó cerca de su rostro. Y ni siquiera esperó una respuesta, pues sabía cuál era la más probable de todas.

Se fue, huyó, pues no tenía ánimos en saber cómo Katsuki pensaba rechazarlo. Se fue feliz ante su acción, pese a que sabía que una vez los efectos del alcohol desaparecieran, se iba a arrepentir por muchísimo tiempo. Una vez entró en su casa, miró por la ventana, viendo con sorpresa como Katsuki se acercaba cada vez más a su casa, vió cómo este bajó la ventanilla de nuevo.

—¡Eijiro!—Lo escuchó gritar.—¡Yo también te amo!

Definitivamente, esa noche era hermosa. Y su corazón jamás había latido tan rápido cómo en ese momento.











Krbk month 2023 [Bakushima]Where stories live. Discover now