Capítulo 3.

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Capítulo 3| ¿Ocupado, señor Herrán?

Antonella Cavalcante:

—¿Antonella?

Reconocí esa voz de inmediato y lo haría toda mi vida. Corrí hacia la puerta y al ver la cara conocida de mi mejor amiga, solté un gran chillido y me lancé a sus brazos. Eleanor Castro, la dueña de gran parte de mi corazón, estaba de vuelta.

—Cuanto te he extrañado— besé sus mejillas ruidosamente, haciéndola reír. Podría decir que Eleanor era una de las personas más importantes y especiales para mi. La amaba tanto. Me había visto en mis peores momentos y demostró que nuestra amistad iba más allá. Éramos como hermanas.

—Yo también te he extrañado, Nelly. Muchísimo–Arrastró la maleta detrás de ella y cerró la puerta— Me he encontrado con tu padre abajo, vaya caramelo, no lo recordaba así— ronroneó y yo al escucharla, puse los ojos en blanco.

—¡Asco, Ellie, no digas esas cosas!— le digo con una clara mueca de disgusto, lanzándome nuevamente a la cama— Es mi padre y es como tú padre.

Le resta importancia y se lanza a su lado de la cama.

—Estaba bebiendo whiskey con uno de sus amigos, yo ya lo había visto antes pero nunca puedo recordar su nombre...— dejó las palabras en el aire para ponerse a pensar. Pero yo ya suponía de quien se trataba— Lionel.

—Lionel— repetí con pesadez. Ella lo notó y yo me puse tensa, arrepintiéndome de haber sonado de aquella forma.

A Eleanor no se le escapaba nada. Nunca.

—¿Algo que no me hayas dicho? ¿o que me quieras decir? ¿por que te molestas de pronto?— curioseó, enarcando sus cejas hacia mi— ¡Antonella Juliette!

—Lo he vuelto a hacer— Solté, alto y claro.

Ella, nuevamente, se quedó suspendida en el aire, pensado en todas las cosas que pude haber hecho desde que llegué hace tres días, pero que lo tenían involucrado a él. Abrió los ojos tan grande que pensé que se le saldrían.

—¡Antonella Juliette Leonora Cavalcante!— exclamó y puse una mueca al escucharla decir mi nombre completo— ¡Dijiste que nunca más lo harías!

—¡Lo sé, pero, ¿que quieres que haga?!— Me escondo la cara en una almohada.

Me mira como si la estuviese tratando de estúpida.

—Oh, no lo sé Antonella, ¡¿controlarte?! es el mejor amigo de tú padre.

—No me lo digas como si no lo supiera.

—¡Pues al parecer no es así! ¡¿Estas loca?! ¡Después de todo lo que te hizo!

Vuelvo a tensarme.

—Se que quieres matarme...

—¡Claro que quiero matarte!

—Deja de gritar, por favor, podrían escucharnos— me quejé, justo al momento en el que la puerta volvió a ser tocada— Joder.

—Por favor, que no sea quien creo que es— pidió ella, casi suplicó.

—Creo que los dioses nos abandonaron hace mucho tiempo, Eleanor.

Me dirigí a abrir la puerta con calma y serenidad y en efecto, allí estaba él, con una cerveza en la mano y una vestimenta veraniega.

—¿Puedo pasar?— se apoya en el marco de la puerta.

—¿Que te hace pensar que quiero que lo hagas?— espeté. La verdad era que seguía enojada con él.

El Mejor Amigo De Mi Padre. ©Where stories live. Discover now