Capítulo 8

66 7 1
                                    

Taehyung

Hacia el mediodía, llegamos a Martinica. Atracamos en CIRFA Martinique - Bureau Marine nationale. Empiezo a darme cuenta de la gran envergadura de esta misión, cuando los departamentos de la marina de varios países nos acogen con los brazos abiertos.

Me siento honrado y orgulloso de que mi hermano confíe tanto en mí, pero a veces tengo miedo de no estar a la altura. Comprendo que tengo que olvidarme de Jungkook y de lo que pasó. Esto es muchísimo más importante.

En cuanto ponemos un pie en tierra firme, Nam nos dice que tenemos que ir a comprarnos ropa adecuada para hacernos pasar por una pareja adinerada. Nos lleva a un sastre que nos confeccionará unos cuantos trajes. Le pregunto al amable sastre cuánto los tendrá listos y me comenta que unos cuatro días.

- Nam, ¿no podríamos que haber hecho esto en Nueva York? - le digo porque no entiendo que tengamos que perder tanto tiempo aquí.

- No, hermano pijo - me pica. - Este look caribeño chic es lo que quiero para vuestra renovación de votos en Barbados - se acerca a mí - pero tengo una sorpresa para ti en el submarino - me dice bajito al oído.

- ¿Renovación de votos? - le miro extrañado.

- Voy ideando salidas y entradas del escenario - dice de manera enigmática. - Una reboda podría alargar vuestra estancia si fuese necesario, ¿lo entiendes? Pero la excusa de haceros los trajes de boda en el sastre más famoso de las pequeñas Antillas, os daría una vía de escape rápida y una reentré, sin necesidad de dar demasiadas explicaciones - dice golpeándose la sien con el dedo índice, como queriendo darme a entender lo inteligente que es.

Me encojo de hombros, porque si el lo dice, será verdad. Mi hermano es superdotado. No es muy normal llegar a Capitán, siendo menor de 30. Además, haría lo que fuese por mí, y lo sé.

Después de tomarnos las medidas, nos reunimos los nueve. Nam nos invita a comer en un pequeño restaurante criollo, en Fort-De-France. La ciudad es simplemente maravillosa. Compagina rascacielos con pequeñas casas de colores, al más puro estilo de Nueva Orleans. Sus gentes son alegres, con un precioso acento francés sureño. La comida deliciosa, sabrosa y ligeramente picante. La música suena por doquier. Y el clima caribeño es magnífico. Aunque estemos a finales de noviembre, estamos a 26 grados y brilla el sol. Me encanta poder ir en chancletas y con las piernas al aire. Por la tarde, Nam nos da tiempo libre.

Creo que el Capitán Namjoon está dejándonos disfrutar un poco antes de llevarnos al matadero.

Jimin y yo nos alquilamos un pequeño Jeep y nos vamos a la playa de Le Diamant. Nos compramos un par de bañadores y un par de toallas y nos bañamos en sus cristalinas aguas, con la enorme roca que da nombre a la playa, de fondo. Reímos y nos sacamos montones de fotos.

Tomándonos un par de piñas coladas mientras me confiesa que está enamoradísimo de Yoongi. Dice que nunca ha sido tan feliz como el año que estuvieron juntos y que le extraña todos los días de su vida.

Me da una pena terrible. Jimin es un hombre divertido, amable y sensible. Alguien merecedor de ser feliz. De ser amado. Puedo sentir en Yoongi que le ama con desesperación. El día que regresamos con Mark y Jackson, los celos sobresalían por toda su aura. Pero también tiene miedo de lo que siente y eso le impide volver con Jimin. Intento que se olvide de su pena, así que cambio de tema y me lo llevo a pasear, disfrutando de este paraíso.

De vuelta al submarino, Nam nos lleva Jungkook y a mí a su camarote. Abre un armario y saca un montón de bolsas de las tiendas más lujosas del mundo. Louis Vuitton, Celine, Dior, Balenciaga, Marni, Loewe, Balmain... Empiezo a dar saltitos. Toda mi infancia fui pobre. Todo lo que tenía era de tercera mano. Viejo y roído. Sucio y maloliente. Nunca me importó, pero cuando los Kim me adoptaron, me dieron un hogar, una habitación para mi solo, me compraron todo nuevo, ropa, calzado... pero sobre todo, me dieron algo con lo que soñé toda mi vida, una familia.

Mi padre, que es un consentidor nato, me colma de caprichos siempre que puede. De ahí mi gusto por las cosas lujosas. Saco mi móvil del bolsillo y le llamo.

- ¡Hola papá! - le saludo con cariño.

- Hola pequeño, ¿estás bien? - me saluda con todo su amor.

- Sí papá, no te preocupes. Nam aún no me ha matado - le saco la lengua a mi hermano.

- Si tu hermano te pone en peligro, le dejare sin postre por el resto de su vida - bromea y yo me río.

- Te llamaba para darte las gracias por todos estos regalos - canturreo.

- De nada, ángel mío. Tú te mereces eso y más. También hay varias cosas para Jungkook. Saluda al pequeño Jeon de mi parte - me pide.

- Mi padre te manda recuerdos - le digo sin mucho entusiasmo. - Te da las gracias, papá - me adelanto.

- Mándame fotos de cómo te queda todo, ¿vale? - me pide. - Te quiero, hijo mío. Y a tu hermano.

- Hecho, papá. Te queremos mucho - me despido.

Sin perder un minuto, abro las bolsas, entusiasmado. Mi padre nos ha comprado dos maletas de Louis Vuitton, mochilas, carteras y fundas para el pasaporte a juego. También hay sudaderas, cazadoras, camisetas, zapatillas, ropa interior, perfumes... una locura.

Veo como Nam que se quita su Rolex y se lo da a Jungkook. Nuestro padre nos regaló dos relojes exactamente iguales la navidad pasada.

- Creo que será un detalle muy convincente que llevéis los dos el mismo reloj, además de esto - me da una cajita.

Dentro hay dos alianzas de oro blanco. Lisas y sencillas. Las saco para ver las inscripciones. En una pone Taehyung y en la otra Jungkook. En ambas, la fecha 20 de Octubre de 2020.

- ¿No vamos a tener nombres ficticios? - le miro sorprendido.

- Jungkook y Taehyung Wang - nos da unos pasaportes que saca de una caja fuerte. - He pensado que mantener vuestros nombres es lo mejor para evitar errores tontos y porque todo sonará más convincente.

Le doy la alianza con mi nombre a Jungkook mientas me pongo la otra, sin darle mayor importancia.

- Mañana os presentaré la misión de verdad. Os explicaré todo lo que espero de vosotros y la información que necesitamos que consigáis - sentencia. - Podéis llevaros todo esto - hace gestos circulares con las manos sobre toda la ropa que hay tirada sobre su cama.

Veo como Jungkook agarra una sudadera con capucha, morada con una flor amarilla, de la firma Marni. Se la arranco de las manos mientras meto en mi maleta el resto de mis cosas. Siento los ojos de Jungkook clavados en mí.

- Es para Jimin - me encojo de hombros. - Creo que va a encantarle.

- Sí, yo también lo creo - dice recogiendo sus prendas.

Me quedo embelesado, mirando esa sonrisa preciosa que tiene cuando lo hace de manera natural. Casi se me escapa un suspiro. Decido salir corriendo de allí antes de hacer una tontería.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Where stories live. Discover now