Capítulo 23

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Taehyung

4 años después

La casa de mi padre está abarrotada de gente. Y es que nos es para menos. Mi hermano se ha comprometido con el doctor Jin y aquí estamos para celebrarlo. Además de sus familiares y amigos, la casa está llena de militares. Todo el mundo está contento, ya que mi hermano se gana el amor y el respeto de todo el mundo, con su extraordinaria forma de ser. Pero a mí, como siempre, me pasa factura el estar con tantísima gente a mi alrededor y tengo un terrible dolor de cabeza.

Aunque sea 29 de diciembre, dentro de la casa hace un calor sofocante y decido salir a la terraza en busca de algo de fresco, pero antes de hacerlo, agarro una de las mantas que tiene mi padre en un sofá y abrigo a mi hijo, al que llevo en brazos. Está dormido. Sonrío al ver su preciosa carita.

El aire frío de la noche azota mi cara y lo agradezco. Fuera hay gente, pero no tanta, así que mi cerebro también se relaja. Avanzo hacia la barandilla y es entonces cuando reparo en una silueta que me es muy familiar. Me tenso porque no espera encontrármelo hoy aquí. Me giro de manera silenciosa para no ser descubierto, pero nunca he sido un tipo con suerte.

- ¿Taehyung? - me llama.

Me giro despacio porque, aunque no sea adivino, puedo anticipar todo lo que viene después de este fortuito encuentro. Pero ya no hay salida. Así que decido poner la mejor de mis caras y cruzo los dedos.

- Teniente Min, no le había visto - miento y ambos los sabemos. - ¿Qué tal está? - le tiendo la mano derecha.

- Bien... - Min me la estrecha, pero su mirada inspecciona curiosa a la criatura que llevo en brazos, que, por cierto, parece que acaba de despertarse.

- Hola cielo - beso la cabecita de mi niño.

- Papi, ¿quién es él? - pregunta señalando a Yoongi.

- Te presento al Teniente Min. Es amigo del tío Nam - le explico.

- ¡A sus órdenes, Teniente! - dice serio, mi angelito.

Mi pequeño, que va a ser militar al igual que su padre, su tío y su abuelo, se cuadra mostrando respeto a un superior. Yo niego poniendo los ojos en blanco mientras Min me mira divertido.

- Descanse cadete. ¿Cuántos años tienes?

- ¡Estos, Teniente! - dice levantando tres deditos.

- Estamos de fiesta porque tu tío va a casarse, así que puedes llamarme Yoongi. Y tú, ¿cómo te llamas? - le pregunta con ternura.

- Yoonkook, señor - sonríe mi niño.

Puedo sentir el asombro de Yoongi. Por saber que soy padre y por enterarse que mi hijo lleva su nombre. En otras circunstancias me habría reído, pero se avecina tormenta. De refilón, veo a otros dos de mis hijos escabullirse de la fiesta.

Malnacidos. ¡Vais a fumar a escondidas!

- ¡Yugyeom, BamBam! - le llamo.

Me miran como dos cervatillos asustados por los focos de un coche. Vienen refunfuñando. Sonrío porque, aunque son un verdadero dolor de culo, me hacen inmensamente feliz.

Me veo tan reflejado en ellos.

Ambos tienen 17 años. Hace un par de años, cuando fuimos al orfanato para adoptar un bebé, sentí a Bambam sin ni siquiera verle. Estaba muy triste. Él era un niño mayor que nadie querría jamás y estaba a punto de perder toda esperanza. Quería tirar la toalla. Lo busqué entre todos los niños que allí había y lo encontré. Sentado en el suelo, con la cabeza entre las piernas. Oscuro y amargado. Sin una gota de felicidad en su cuerpo. Sentí dolor y rabia. No iba a dejar que pasara ni un solo día más en aquella jaula así que decidí adoptarlo. Yugi venía en el pack, ya que se negaron a separarse. Pude ver que Yugi era su tabla de salvación. La única razón por la que Bambam no se había quitado aún la vida, era aquel chico larguirucho, con el cejo fruncido. Y de igual forma, Bambam era el salvavidas de Yugyeom. Me los llevé a ambos.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Where stories live. Discover now