Calítulo 35

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Jungkook

- Ya era hora, ¿no? - nos recibe Yoongi.

Todos están sentados en una preciosa mesa redonda cubierta de deliciosos manjares. Mis tripas rugen en cuanto ven semejante cantidad de comida. Aparto la silla para que Tae se siente y yo lo hago junto a él.

- Feliz año, familia - dice Tae abrazando a Hana que ha corrido a sus brazos.

- ¡Feliz año, Jungkook! - me dice Yoko saltando a mi regazo.

- Feliz año, cariño - le digo acariciando su cabecita.

- Para algunos, la entrada al año nuevo está siendo más feliz que para otros - suelta Nam, que ya se estaba haciendo esperar.

- Nam, no empieces - le pide su prometido, pero todos se ríen.

Decido que lo mejor es acabar con este tormento cuanto antes así que cargando a Yoko, me pongo en pie.

- Familia, tengo algo que deciros - empiezo y me trago los nervios como puedo. - Creo que todos ya lo sabéis. Estoy enamorado de Taehyung. Llevo enamorado de él desde hace mucho tiempo, pero no tenía el valor de reconocerlo. Pero tras ver la felicidad de mi... hermano - trago duro cuando miro a Yoongi que me observa con admiración mientras agarra a Jimin por los hombros - al recuperar al amor de su vida, supe que yo tenía que hacer lo mismo. Así que seguí su consejo. Zanjé mis asuntos pendientes, hable con mi padre - miro a este y me relaja ver el orgullo que siente por mí en sus ojos - y vine hasta aquí dispuesto a todo, con tal de recuperar a Taehyung - le miro y está a punto de echarse a llorar, pero me regala la más bonita de las sonrisas.

- Jungkook - me interrumpe la criatura que tengo en brazos - ¿Tú quieres a papi? - parece confundido.

- Muchísimo - reconozco.

- Entonces... ¿ahora vamos a tener cuatro papás? - pregunta confundido.

El silencio arrasa la mesa. Ninguno de los presentes parece querer dar respuesta a la pregunta inocente de un pobre niño que no entiende nada de nada. Pero entonces, el padre de Tae empieza a reírse. Como un loco. Mi padre, que es su partner in crime, le sigue. Los demás los miramos entre aterrados y molestos. Incluso Yoko tiene una arruga en su pequeña frente.

- Ay por Dios, que me va a dar algo - dice mi padre, recuperando el aliento. - Dakho, viejo amigo, creo que deberíamos casarnos. Es lo último que le falta a esta familia.

- Aléjate de mí, bribón - contesta su compinche antes de empujarle por el pecho.

El padre de Tae estalla en una carcajada. Se ríe de tal manera que está rojo como un tomate. Mi padre, junto a él, se desternilla sobre su tripa, a punto de ahogarse.

- Abu... ¿Vas a casarte con el General Jeon? - le pregunta Yoko, alucinando pepinillos, en cuanto el hombre vuelve a respirar con normalidad.

- ¿Qué? ¡Jamás! - exclama el hombre que sigue riéndose. - Era una broma, mi amor. Pero sí, ahora vais a tener cuatro papás. Jungkook, tienes mi beneplácito. Estoy feliz de que finalmente hayas reclamado a mi hijo - y esta vez, habla completamente en serio.

- Gracias, señor - le devuelvo una reverencia.

- Gracias a ti, Jungkook. A Yoongi, y como no, a ti, querido Jin, por querer a mis tres hijos - mira a Jimin y este solloza. - Estoy feliz de que esta familia sea como es - y su mirada ahora se desvía levemente a sus nietos más mayores. - Está claro que no es nada convencional, pero el amor es completamente real y eso, es lo más importante en esta jodida vida. Así que, gracias a todos. No podría ser más feliz. Ahora tengo un consuegro al que quiero como a un hermano - dice agarrando a mi padre por los hombros. - seis... ¡Seis! Hijos maravillosos de los que estoy tremendamente orgulloso y cuatro nietos que son mi mayor alegría - levanta la taza de café que está bebiendo y los demás le imitamos. - ¡Por nosotros!

- ¡Por nosotros! - replicamos todos, brindando.

Cualquiera que nos estuviese viendo, podría ver a una familia celebrando el año nuevo entre risas, brindis y abrazos. Todos los presentes están felices. Diría que incluso, eufóricos. Lo siento dentro de mí, cálido como el fuego de una chimenea. Sonrío al mirar a mi alrededor. Los patriarcas nos miran con infinita ternura mientras bromean. Nam y Jin se alimentan mutuamente, perdidos dentro de su propio mundo. Yoongi y Jimin le explican a Hana, como pueden, esta nueva situación familiar. Los chicos mayores nos observan sin hablar. Yugy tiene el brazo en el respaldo de la silla de BamBam y este tiene el cuerpo ligeramente apoyado en el mayor. Algo ha pasado entre ellos esta noche, y eso me alegra, porque ambos lucen dos preciosas sonrisas. Me vuelvo a mirar al hombre que está sentado junto a mí. Tengo a su hijo pequeño entre mis brazos. Yoko está explicándome que me va a llevar a esquiar por las pistas más difíciles y que tengo que hacerle caso si no quiero caerme y hacerme daño. Le estrujo fuerte y le hago una pedorreta en el moflete que me sabe a pastel y chocolate. Tae nos mira con una ternura infinita. Acerco una mano a su rostro y se lo acaricio. Todo se siente malditamente correcto.

Después de terminar el magnífico desayuno, todos nos dirigimos a pistas para disfrutar de una jornada de esquí. Hace un día precioso. Tae les va contando a Yoongi y a Jimin nuestro encontronazo con Lisa. Decido quedarme atrás y esperar a Yugy y a BamBam.

- Chicos, ¿puedo hablar con vosotros un momento? - les digo colocándome entre ambos y abrazándoles por los hombros.

- Dispara - me dice Yugy, directo.

- ¿Estáis bien con esto? - les digo moviendo la cabeza en dirección a sus padres y Yoongi que van por delante nuestro.

Ambos se detienen y se miran entre sí. Espero pacientemente a que digan algo. BamBam sonríe tímidamente. Siempre he sabido que el hueso duro de roer es Yugy, así que su hermano y yo, nos quedamos esperando su veredicto.

- Demonios... ¡Sí! - exclama finalmente. - Nunca habíamos visto a nuestros padres tan felices como los están ahora, que habéis aparecido. Y no lo entiendo, porque mira que sois como un puto dolor de huevos - se mira las uñas con indiferencia.

- Yugy... - susurra BamBam mirándole con pena.

- Mira quien fue a hablar, que eres agotador - le pico el pecho con el dedo índice, pero mi voz es alegre. - Siempre con ese entrecejo arrugado, esa mueca fea en los labios y todo gruñón. Te vas a quedar sólo, chaval. A nadie le gustan los ogros.

- Pues Fiona se enamoró de Shrek - se defiende.

Me quedo callado, porque no me esperaba esa respuesta. En el fondo, ¡Yugy es un romántico! BamBam tiene los ojos muy abiertos y sus labios dibujan un perfecto círculo. Es muy muy transparente, y ese, es su verdadero encanto. Se pierden el uno en el otro, y es mi momento de tomarme una pequeña venganza.

- En cuanto volvamos a Seúl pediremos hora en alguna peluquería para que tiñan de rojo los cabellos de BamBam, Sr. Ogro de la ciénaga - les suelto antes de salir corriendo.

Los miro por encima del hombro para ver su reacción y me encanta ver como el rostro de BamBam se cubre de vergüenza. Yugy me vocifera algún improperio mientras le abraza y el chico se esconde en su cuello.

- ¿Qué has hecho ahora? - me pregunta Tae en cuanto llego a su lado.

- Nada - levanto las manos en señal de rendición.

- No te metas con mis niños, Jeon - me dice mirando hacia sus hijos mayores, que siguen abrazados, pero Yugy me está regalando una impertinente peineta.

- ¿Tus niños? - le pregunto agarrándole por la cintura, obligándole a que me mire. - Son nuestros niños, Kim - le digo antes de besar sus labios.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Where stories live. Discover now