LA PELÍCULA: LA AMENAZA DEL OGRO

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Pov Anissa

—¡Mamoru, espérame!

Mamoru hizo caso omiso a mis chillidos de réplica. Siguió corriendo cada vez más rápido, dejándome atrás al no poder seguir su ritmo.
Aún no me había recuperado de mi accidente, hacía relativamente poco que había dejado las muletas que me ayudaban a caminar y no parecerme a Bambi chueco. Quería iniciar mi nueva etapa del periodo escolar con buen pie. ¿Lo pillas? Porque recién volvía a caminar. En fin, si no me animo así, no lo hará nadie.
Por eso no podía seguirle el ritmo al emocionado de mi hermano, y simplemente trataba de no perderle de vista.

Lo vi pararse enfrente de la entrada principal, observando como sus ojos brillaban de la ilusión. Sonrió a lo grande, sin ocultar su emoción y chilló:
—¡Al fin estamos aquí Anie! ¡En el instituto Raimon!

Llegué con él jadeando, sin estar acostumbrada a tanto ejercicio físico de golpe, mientras sacudía un poco mis cabellos al estar cubiertos por los pétalos de cerezo que caían de los árboles al otro lado de la calle.
—Mamoru, yo no puedo correr tan rápido como tu. —le recordé.

Al verme tan agotada mi mellizo pareció recordarlo. Simplemente se rascó la nuca, algo nervioso por ello.
—Lo siento, Anissa. Es que estoy muy emocionado. Este es el instituto al que asistió el abuelo. ¡Vamos, debemos buscar el equipo de fútbol para apuntarnos!

A veces uno esperaba a que la ceremonia de apertura hubiera concluido para apuntarse a los clubes. Algunos esperaban algunas semanas hasta decidirse a que club querían estar, o si no querían entrar a alguno. Pero para quienes lo tenían claro, podían ir al profesor encargado de los clubes y entregarles una carta de admisión para entrar en el club antes de iniciar el periodo escolar.
Y ese era nuestro caso. Mamoru y yo llevábamos años queriendo acceder al club de fútbol de la secundaria Raimon.

—¡Vamos! —sonreí esta vez yo, contagiada por su entusiasmo.

Ambos nos miramos, y con un asentimiento de cabeza cruzamos juntos la entrada principal. Sin saber que aquel, sería el primer paso hacia nuestra mayor gloria.
(N/A:Este sería muy buen momento para una canción de introducción, pero eso no se puede hacer. Con lo mucho que me gustan las canciones de Inazuma Eleven)

No tardamos mucho en descubrir quien era el profesor encargado del club de fútbol. Tan solo fuimos a la sala de profesores y allí una profesora nos señaló al encargado: El señor Fuyukai. Era un hombre que tenía cara de amargado y pena, de cabellos castaños rizados, gafas y traje azul.
Ni siquiera nos presentamos adecuadamente, presos por una energía poco común en las personas.

—¡Queremos entrar en el club de fútbol! —chillamos al unísono.

Aquel hombre nos miró. No se molestó en pedir nuestro nombres, ni siquiera en regañarnos por nuestra falta de educación. Solo nos miró de arriba abajo y soltó un:
—Ya, respecto a esto. No tenemos club de fútbol, desapareció hace algunos años.

............
........
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...
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—¿¡QUÉ!? —chillamos Mamoru y yo al mismo tiempo, demasiado sorprendidos sobre la noticia.

El resto de profesores se asustaron al oírnos chillar de aquel modo, una profesora incluso dejó caer la taza, que ponía un diseño que ponía "Me gusta el café como me gusta el sexo mañanero", y su café mañanero se desparramó por todas partes.

—Pero...pero...pero...—balbuceé, incapaz de creérmelo.

Miré a Mamoru, casi desesperada. Esto no podía ser verdad.

—El club de fútbol se desmanteló hace ya unos años, yo era quien se encargaba de ello. Si queréis podéis uniros a otros clubes de deportes.

—¡No! Queremos unirnos al club de fútbol. —aseguró Mamoru

•°Inazuma Eleven°•[Paolo Bianchi/Fidio Aldena x Oc]Where stories live. Discover now