EXTRA: KAGEYAMA REIJI

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Pov Anissa

El silencio era lo que nos unía en aquellos momentos. Un silencio incómodo, pero que nadie quería interrumpir, demasiado sumergidos en nuestros pensamientos y rememorando los acontecimientos que nos habían llevado a reunirnos hoy aquí.

Me encontraba en la playa, en una reunión con Mamoru, Kidou, Fidio, Nakata, su amigo que se llamaba Luca y aquella niña pequeña, Rushe.

Nos habíamos reunido en el mismo panteón en el que Natsumi nos había dado a Mamoru y a mi la noticia de que el abuelo estaba vivo. Solo que esta vez la reunión no era para celebrar la vida de alguien, sino para conmemorar su muerte.

Y es que Kageyama Reiji, Mister K o como quieras llamarle, había fallecido ayer en un accidente automovilístico de camino a la cárcel.

La noticia sobre su fallecimiento había sido retransmitida a todos los medios internacionales ayer por la noche, no paraban de hablar sobre ello. Era como un milagro que Rushe no se hubiera enterado ya sobre lo ocurrido con aquel hombre al que ella tanto admiraba, si se enteraba de todo lo que Kageyama había hecho realmente su mundo de ensueño iba a desmoronarse.

Time Skip
Ayer por la noche.

Abrí la puerta de entrada del albergue. En mis labios había una enorme sonrisa, y estaba segura que iba a ir a dormirme aún con esa sonrisa pegada a mi cara de tonta.

Durante todo el camino de vuelta al albergue había estado sonriendo, pero no podía evitarlo. Al fin y al cabo, ahora mismo estaba en una relación romántica con Fidio.

Después de nuestra confesión en lo alto del estadio Cóndor, habíamos corrido hasta llegar al puerto para coger un ferri y volver a la isla central. En todo el trayecto estuve apoyando mi cabeza en su hombro, tomados de las manos. Aún sentía las cosquillas que sus caricias suaves me habían provocado.

La parada de bus quedaba bastante cerca del puerto. Así que al bajarnos ya casi tuvimos que despedirnos. Los buses que se dirigían a nuestras respectivas áreas estaban a punto de partir, así que solo tuvimos unos pocos minutos para estar juntos antes de volver a separarnos. Cabe decir que le llené el rostro de besos.

Pero cuando el viaje terminó y entré en el albergue mi burbuja de felicidad explotó.
Aki me escuchó cuando llegué, asomando su cabeza por el umbral de la sala de reuniones. Tenía el entrecejo fruncido.

—Anissa...

—¿Que ocurre? —pregunté intranquila, me esperaba otro recibimiento.

—Será mejor entres y lo veas por tu misma.

Entré en la sala. Todos tenían las caras casi pegadas en el televisor. Me acerqué y rápidamente pude ver como aquello tan interesante era el noticiero nocturno.
—Queremos informarles que esta tarde, después del partido entre Inazuma Japón e Italia, el entrenador del Orpheo, el equipo nacional de Italia, ha fallecido en un accidente camino a la cárcel tras su arresto al finalizar el encuentro. Mister K, quien en realidad se hacía llamar Kageyama Reiji, había cometido diversos delitos...

No escuché mucho más.
No podía ser verdad...

Nadie estaba de ánimo, la cena pasó en silencio. Kidou fue el primero que subió a descansar, dejando la cena apenas intacta. Y pronto todos siguieron su ejemplo y nos fuimos a descansar.

Una vez en mi habitación, me dejé caer en mi cama. Miré mi teléfono en la mesilla, lo tomé y marqué su número.

Estuvo unos segundos en contestar, al tercer tono de llamada me respondió.
—¿Sí? ¿Anissa?

—¡F-Fidio! —no supe porque me puse nerviosa, tal vez porque habíamos estado juntos hacía dos horas dándonos arrumacos. No quisiera que pensase que era una novia demasiado pegada y cariñosa. Aunque si lo era. —Te llamaba por lo de Kageyama, no se si te has enterado...

Le escuché suspirar con pesadez.
—Si, me acabo de enterar. Las noticias no paran de hablar de ello. Es difícil de creer...

Los dos nos quedamos en silencio. Parecía que seguíamos sin terminar de creernos que de verdad habría ocurrido algo así.

Fin del timeskip

Sentí la brisa marina golpear mi rostro, casi sin prestar atención a mi alrededor. Solamente tenía la mano de Fidio entrelazada con la mía sintiendo como apretaba un poco más el agarre.

Nadie hablaba, a excepción de la pequeña Rushe que veía emocionada el regalo que estaba situado en la mesilla en el centro del panteón.

—¿Un regalo del señor?¿Para mi?—preguntó la rubia.

En el centro de la mesita del panteón había una pequeña caja envuelta en papel de estrellas. Los ojos ilusionados y vivos de Rushe miraban aquel regalo de manera inquieta, a la vez que curiosa, demostrando que tenía unas ganas inmensas de rasgar el papel y descubrir lo que había en su interior.

Todos seguían demasiado callados, por lo que decidí tomar la iniciativa para entretener a Rushe y que no sospechase nada. Aún no era el momento para que se enterase que Kageyama estaba muerto.

Solté la mano de Fidio, acercándome a Rushe y agachándome a su lado.
—¿Porque no lo abres?—le pregunte sonriente, dándole coraje a que lo hiciera.

—Fue un regalo de su parte para celebrar el éxito de la cirugía— informó Nakata, medio despertando de sus pensamientos.

—¿Enserio? Que ilusión, que pena que tenga trabajo y no pueda venir a celebrarlo con nosotros.

—¿Qué te parece si después escribimos una carta para él? —volví a animarla.

—¡Si! —chilló Rushe emocionada, empezando a decir todo lo que quería escribirle a Kageyama mientras rasgaba con cuidado el papel de regalo.

El regalo era una cajita de música/joyero. Rushe no paraba de abrir y cerrar la caja, disfrutando de su regalo.

Mire a mi derecha, donde se encontraban Kidou y Fidio igual de callados que todos.

La noticia había impactado a todos. Especialmente a Kidou, Sakuma y Fudou. Los tres habían sido entrenados por Kageyama, pero el más afectado de todos era Kidou. Él había sido el que más impacto había tenido Kageyama en su vida, le conocía desde que era apenas un niño, él le enseñó todo sobre el fútbol.
Y Fidio fue el último jugador entrenado por Kageyama, él fue el único que logró sacarlo de su oscuridad.

—¡Oh, una carta del señor!— exclamó Rushe desdoblando un papel que venía escondido en el interior de la caja de música.

Todos miramos fijamente a Rushe, queriendo saber cuales eran, seguramente, las últimas palabras de Kageyama Reiji.

Lizzie,quería que lo vieras con tus nuevos ojos, y lo sintieras con todos tus sentidos, me refiero a la magníficiencia del fútbol. Eso que odie toda mi vida y a la vez ame. No olvides que el fútbol es maravilloso

----------------------fin del extra------------------

.....y se murió.
Nah, ese hombre es como una cucaracha. No sé muere ni con una bomba nuclear.

Pero bueno, F.

Espero que les haya gustado y nos leemos en el próximo capítulo

¡¡Matta-nee!!

•°Inazuma Eleven°•[Paolo Bianchi/Fidio Aldena x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora