Capítulo 30

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Inumaki miró hacia todas partes y percibió a una escondida detrás de una de las ventanas, mirándolos con cautela y atención, pero decidió ignorarlo, puesto que no se veía peligroso o agresivo, no parecía una maldición que fuera a atacar a alguien. Estaba buscando una maldición mucho mayor y más agresiva. Gojo miró a la maldición tranquila un par de segundos más, pero decidió dejarle el trabajo a Inumaki, él solo bajó un telón para mantenerlos ocultos y luego se detuvo.

-Te esperaré aquí Inumaki kun. – dijo Gojo mirando a su alrededor y el chico no dijo nada y solio corrió de la escuela hacia adentro. Él soltó un suspiro pensando en que debía ser rápido, no había llevado ninguna especie de jarabe para la garganta, así que saldría bastante agotado de ese lugar. Él no se distrajo con pequeñas maldiciones que lo miraban por las ventanas y puertas, pero revisó cada cuarto del primer piso y luego subió al segundo.

Él soltó un suspiro agotado de correr todo el primer piso y luego se dio cuenta que la primera maldición lo miraba desde la parte baja de la escalera, así que volteó a verla en silencio mientras ella no tenía muchas intensiones de esconderse.

-Subir es peligroso. – dijo la maldición, Toge frunció el ceño. No alcanzó a cuestionarse por mucho tiempo, puesto que escuchó un grito muy desgarrador desde un cuarto y comenzó a correr hacia allá, pero prontamente fue apresado por una crisálida de la anterior maldición. – Eso pudo haber terminado mal.

Toge se retorció y se movió para todas partes, se intentó defender, pero la maldición había tapado su boca, no sabía qué hacer en este preciso caso. El profesor Gojo tenía razón, era casi exceso de valentía entrar allí solo; no lo había pensado, lo mejor habría sido dar aviso, y ahora por su imprudencia no sabía si podría salvar a Saori. El profesor seguro esperaría que él saliera o hiciera alguna señal para entrar. No alcanzaría a salvarla, si es que lograba salir de allí, le tomaría tiempo.

-Iré a por el otro... - dijo la maldición tras colgarlo en su crisálida y comenzando a girar lentamente sobre su eje, en donde pudo notar que había varias personas más colgadas allí, vivas. Fue entonces cuando vio a Saori junto a él, ella sonrió con los ojos por poder verlo, pero estaba muriendo de miedo, si lo habían capturado ¿quién los iba a sacar de allí?

Toge, con las manos apegadas al cuerpo comenzó a buscar algún objeto punzante, pero no lo llevaba consigo. Saori también, al verlo, comenzó a moverse, pero no tenía bolsillos en donde guardar cosas.

¿Cómo que para qué quieres uñas? Vas a modelar de Femme Fatale, y toda mujer fatal tiene unas uñas que podrían cortar el cuello de alguien, Saori chan.

Saori abrió los ojos y abrió las manos intentando enterrar sus uñas en la crisálida a su alrededor, cosa que funcionó, sorprendiendo a los demás con el sonido de la crisálida desgarrándose. Ella calló de la crisálida y dio un hondo suspiro antes de comenzar a toser, sin embargo, se levantó de inmediato y sacó a Toge de la crisálida de inmediato. Él tomó un pedazo de vidrio del suelo y comenzó a liberar a las personas a su alrededor, pero ellas no estaban del todo seguirás de querer salir de allí, así que se miraban entre todas; ya habían visto lo que pasó con la última persona que decidió intentar fugarse.

El terror se hizo presente cuando vieron a la maldición de las crisálidas asomarse por la entrada del aula.

-Por qué... - dijo la criatura entristecida, todos temblaron a su alrededor. – Íbamos a jugar... tendré que conseguir un nuevo equipo...

-Saori... - dijo Inumaki poniéndose delante de ella en cuanto la criatura se hizo enorme y comenzó a acercarse a ellos con rapidez. – Explota.

La criatura convulsionó un par de segundos y luego dejó todo el lugar repleto de un líquido morado, Saori miró a su novio con el atiendo completamente arruinado y el pelo sucio, luego intentó limpiarse, avergonzada de su aspecto, causándole gracia a su novio. Todos salieron del aula y caminaron con velocidad hacia la escalera para dirigirse a la entrada de la escuela, allí estaba esperándolos el profesor, quien parecía mirarlos alegremente a través de los ventanales.

Pero Toge se detuvo al escuchar un grito en una de las aulas nuevamente. Lo había olvidado, al encontrar a Saori había olvidado el grito que había escuchado antes, pensó en todo momento en salvarla a ella, pero al parecer había alguien que la estaba pasando peor. Saori se dio cuenta de que él iba a regresar y la indicó a la gente que se apresurara para ella poder seguir a su novio en completo silencio, tal y cual él lo estaba haciendo. Inumaki se acercó al aula y vio a través de la ventana como una chica estaba con uniforme colgada en el pizarrón y una enorme maldición al final de la casa le lanzaba dardos que tenía enterrado en las piernas, brazos y abdomen. Bajo ella había muchos cadáveres de chicas desparramados en el piso.

La maldición aspiró por la nariz y dirigió su mirada a Saori, dejando completamente de lado a Inumaki. Saori se dio cuenta y comenzó a correr, Toge ni siquiera se había percatado de que ella lo estaba siguiendo, pero en cuanto la maldición salió tras ella él se cruzó en su camino.

-Retuércete. – dijo el chico forzando su garganta, sin embargo, a la maldición solo se le retorció el brazo y aprovechó la distracción para tomar a Saori en brazos y saltar por la ventana hacia el patio en donde estaba el profesor Gojo, quien, al ver a su alumno sangrando por la boca y adolorido solo destruyó a la maldición con un movimiento de manos y los miró caer frente a él. Toda la gente estaba ya detrás del peliblanco y Toge, tras dejar a su novia en el piso, volvió a buscar a la chica que estaba arriba y la bajó.

Fue el profesor quién continuo con el protocolo y mandó a los chicos a la academia de magia nuevamente para que descansaran y se recuperaran de todo lo que acaba de pasar. Ambos se miraron cuando bajaron del auto frente a la escuela, sucios y ensangrentados.

-Lamento arruinar nuestra cita. – dijo ella y Toge solo negó con la cabeza y apoyó su frente en el hombro de su novia, soltando un suspiro, aliviado de que estuviera bien a pesar de sus descuidos, estaba frustrado y cada segundo desde el momento en que dejó de verla a su lado le pareció un infierno; él sabía lo que las maldiciones podían hacer y ver a esas chicas fallecidas y maltratadas hasta la muerte en el piso de aquel aula le hizo sentir un gran pesar en su corazón y su estómago ¿y si esa maldición fuera la que la hubiese atrapado a ella? ¿Y si la hubiera encontrado muerta? ¿Qué pasaría si al encontrarla tuviera el cuerpo lleno de dardos o peor? – Toge ¿te encuentras bien?

-Algas (me descuidé demasiado). – dijo el chico soltando un suspiro y parándose derecho para luego caminar en círculos. – Atún, atún.

-Toge, no digas eso, estoy bien, y salvaste a más personas de las que puedo contar con mis dedos. – dijo ella mirándolo mientras caminaba, él se veía frustrado. Saori le tomó la mano y lo acompañó hacia su cuarto, él miraba el piso todo el tiempo. – Además, vi realmente tu ritual en acción y fue increíble, estaba asustada, pero fue genial.

-Tsuna mayo (si no hubieras estado allí no lo hubiera logrado) – dijo el chico entonces levantando la mirada hacia la chica y ella miró entonces sus uñas, que ya estaban un poco arruinadas para la sesión de fotos, tendría que volver a hacerlas. – Algas (y se arruinaron por mi culpa).

-Tu también viste mis habilidades en acción. – dijo ella moviendo su mano como una garra de gato, haciendo que el chico soltara entonces una risa mientras negaba con la cabeza, ella rio también y le besó la mejilla, luego se limpió la boca con su muñeca, que había quedado con aquel líquido morado de la maldición. – Deberíamos ducharnos antes de los besos, tienes un sabor muy particular hoy.

-Atún. – dijo el chico intentando besarla y ella escapó de él mientras él continuaba intentándolo. – Algas (ven aquí).

-Sabes raro, no quiero.

-Sabes raro, no quiero

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Inumaki Saori Chan [Inumaki Toge]Where stories live. Discover now